La fiesta, que comenzó en el Estadio Azteca con el 4-1 del partido entre México y El Salvador, que le dio al primero el pase a Sudáfrica 2010, se desbordó en las calles, zócalos, parques, bares y clubes nocturnos de las principales ciudades del país. En el Distrito Federal, la francachela se prolongó hasta entrada la madrugada, con miles de hinchas que en torno al Ángel de la Independencia se desgarraron la garganta coreando a la Selección Mexicana.
resaca a cuestas y el ambiente exacerbado de nacionalismo, los mexicanos fueron mudos testigos de la policiaca toma de las instalaciones de la compañía Luz y Fuerza del Centro (LFC) en sus cinco entidades de operación, que precedió a su extinción por decreto presidencial. La decisión de oficializar la liquidación aquel 11 de octubre no fue producto de la coincidencia o el azar, sino una medida perfectamente calculada por el gabinete calderonista apostándole a que la euforia colectiva amortiguaría las reacciones.
Así, en las postrimerías del sabadazo futbolero, Felipe Calderón asestó el certero golpe a la paraestatal, sus 44 mil trabajadores y el sindicato más combativo y organizado del país, desmovilizando de facto la oposición a la privatización del sistema eléctrico mexicano, propósito que concibió desde sus años como secretario de Energía, que hoy consolida vía la Comisión Federal de Electricidad.
En transmisiones en cadena nacional, secretarios de Estado ejecutaban la ordenanza calderonista mientras que en la sobremesa del domingo y las charlas de café sólo había lugar para el espectacular primer gol de Cuauhtémoc Blanco, el que al minuto 84 tiró Juan Francisco Palencia, el que cinco minutos después anotó Carlos Vela, y hasta el autogol del defensa salvadoreño Marvin René González, que en los primeros 25 minutos del partido desmoralizó al equipo visitante. Cuarenta y cuatro mil nuevos desempleados por el “presidente del empleo”, pero los coros del “¡Nos vamos al Mundial, nos vamos al Mundial!”, que desde el coloso de Tlalpan hicieron eco en todo el país, aún regocijaban el imaginario colectivo.
Politólogos, sociólogos y analistas deportivos consultados por Contralínea hablan del “uso perverso” que Felipe Calderón dará a la participación de la Selección Mexicana en la XIX edición de la Copa Mundial de Futbol de Sudáfrica. De entrada, explican, la ingobernabilidad que impera en el país, la crisis económica y hasta el desempleo que, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, de nuevo repuntó en abril (sumando 2 millones 496 mil personas desempleadas en la Población Económicamente Activa), tendrán una tregua en la percepción de los mexicanos entre el 11 de junio y el 11 de julio de 2010, cuando en el continente negro se dispute la Copa, en partidos televisados las 24 horas.
Leer articulo completo AQUI.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario