Opinión de la megamercha del 3 de febrero
La emoción desbordada inició justo antes de que diera comienzo oficialmente la marcha, entre gritos, reacomodos y consensos empezó la novena manifestación con la firme exigencia de los ahí reunidos desde hace ya casi ocho meses, la salida de Ulises Ruiz Ortiz, y en seguida
la liberación de los presos políticos, así como el alto a la represión y el estado de facto.
Al inicio de dicha reunión se notaba poca participación, sin embargo al ir avanzando la gente fue uniéndose poco a poco. Una mujer personificando la justicia, de la forma en la que día a día es violentada, vestiduras rasgadas, ensangrentada, ultrajada, detrás de ella el pensamiento que unifica en una sola voz, en sólo pensamiento, un solo sentir, en un sólo México LA JUSTICIA VIOLADA. Delante de ella quienes nos protegen del narcotráfico, de los malvados, de los
¿appos?, la PFP simulando marchar delante de está justicia lastimada que paradójicamente ¿están protegiendo?...
Y entre murmullos de apoyo, dudas de los trausentes, transcurrió esta manifestación con el temor de ser en cualquier momento violentada; una vez más, el temor de recordar aquel 14 de junio, 2 7 y 29 de octubre. 2, 20 y 25 de noviembre entre muchos otros ataques, afortunadamente con la capacidad de reorganización y la gran fortaleza de vencer poco a poco el miedo eso tan imborrable ya en los oaxaqueños. TODOS SOMOS APPO, una de las pancartas que nos recuerda que en efecto ahora ser diferente es ser APPO, es ser AMLO, y ser un mexicano que quiere igualdad, equidad y respeto.
Así fue transcurriendo la marcha 8 kilómetros, que, a pesar del sol, el calor, el miedo, fueron recorridos por mil de personas, de voces que claman justicia. Al llegar a la plaza de la Danza, el desbordamiento humano ya era imposible de detener, entre júbilo y dolor se escucharon los mensajes de FLAVIO SOSA, CESAR BENITEZ Y EL DR. FELIPE MARTINEZ SORIANO,
quienes por medio de cartas le enviaron un mensaje de esperanza a su pueblo, a su gente. Sin embargo las voces infantiles fueron las que hicieron eco en cada una de las mentes que se encontraba ahí, esa conciencia en cada uno de estos niños les hizo nuevamente recuperar fuerzas para renovar el deseo de trabajar por México
YO TE NOMBRO LIBERTAD
FRIDA. VERONICA S. VILLALVAZO.
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