Carlos Fernández-Vega
Con el pretexto de que lo recaudado sería “para el desarrollo” de los estados de la República, los vergonzantes panistas y priístas han cocinado un impuesto “especial” de 5 por ciento a gasolinas, diesel y gas automotriz. La denuncia pública del atraco los ha hecho recular, en el discurso, a grado tal que ambos niegan la paternidad del gravamen, aunque ello no quiere decir que cancelen el ejercicio.
Balconeados, los panistas “agradecemos y nos sumamos a la propuesta priísta”, mientras éstos se retorcían arguyendo que tal iniciativa no era de su autoría, sino del inquilino de Los Pinos, y que su labor simple y sencillamente se limitó a “corregirla y hacerla más práctica”.
¡Cómo estará la cosa que van a aprobar una propuesta de la cual se avergüenzan ellos mismos que son unos cínicos, ambos! ¡Qué barbaridad!
En efecto, la propuesta original que el inquilino de Los Pinos envió a la Cámara de Diputados señala que “la presente iniciativa contempla la posibilidad de que las entidades federativas graven con impuestos locales únicamente la venta final de gasolina y diesel, así como el consumo final de tabacos labrados y cervezas, habida cuenta que estos bienes permiten el establecimiento de contribuciones de fácil administración local y que implicarán un alto impacto recaudatorio para las entidades federativas, lo que a su vez redundará en el fortalecimiento de las haciendas públicas locales y se traducirá en obras de infraestructura y programas de desarrollo social tendientes a disminuir la pobreza y mejorar el nivel de vida de sus habitantes”.
Lo anterior, expone, “siempre y cuando dichas entidades se ajusten a las tasas o cuotas, requisitos y demás características que establezca el Congreso de la Unión mediante ley secundaria, a fin de lograr un grado mínimo de homologación tributaria y evitar gravámenes que traigan como resultado un alza desmesurada en los precios de dichos productos. Asimismo, con el fin de fortalecer las haciendas públicas municipales en forma similar a como acontece tratándose de las participaciones federales, la adición de referencia propone que la totalidad de los municipios participen, conforme a los porcentajes mínimos que se establezcan en ley secundaria federal, del rendimiento de las contribuciones locales correspondientes, en los términos que establezcan las legislaturas locales de las entidades federativas”.
Para que lo anterior caminara era menester modificar el artículo 73 constitucional, lo que haría engorroso y lento el procedimiento, de tal suerte que los príistas “facilitaron” las cosas, especialmente el prianista Jorge Estefan Chidiac, presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, quien “corrigió” la táctica. Este personaje explicó que partido (se supone que el tricolor) “rechazó” la citada propuesta calderonista, y “sólo” aceptó un nuevo impuesto en gasolina, diesel y gas automotriz, pero cobrado por el gobierno federal y enterado a los estados de la República, garantizando así el control político del centro, y los panistas aprobaron la “corrección”.
Todo caminaba bien en lo oscurito, hasta que el propio Estefan Chidiac lo reconoció en el cónclave priísta de San Juan del Río, y entonces todo el mundo a recular. Tras ello, balcón sobre balcón, porque dicho diputado aseguró que el atraco había sido aprobado por “senadores, diputados, asesores de las dos bancadas, nuestro secretario de Finanzas del PRI y los gobiernos estatales; esto lo aprobaron primero los senadores; además, hubo una rueda de prensa en la que se mencionó lo del aumento a gasolina y nadie lo negó. Ahora me culpan de proponer el nuevo impuesto a la gasolina, cuando sólo di lectura al documento acordado por todo el PRI y cuya redacción en particular sobre la gasolina fue propuesta por el gobernador de Chihuahua, José Reyes Baeza. Mis compañeros no se pueden decir engañados, yo no fui el autor, el documento se redactó por todos, hubo 50 juntas, la propuesta no es mía”. Y los panistas de acuerdo y felices con “la propuesta priísta”, “olvidando” la que con el mismo fin salió de Los Pinos.
Desde luego que la citada no sería la primera trastada de la banda prianista. ¿Cuántas veces se ha registrado el “arrepentimiento” público de priístas y panistas, el tajante “NO” de unos y otros ante los micrófonos, que al final de cuentas resulta en un riguroso SI en los hechos? Entonces, cuidado con el atraco.
Se supone que la “única intención” de tal medida es recaudar alrededor de 18 mil millones de pesos adicionales en 2008, que paulatinamente crecería a 24 mil millones en 2012, y que en cualquiera de los casos sería un monto “para el desarrollo” de los estados de la República.
Sin embargo, el mecanismo propuesto sería desequilibrado, porque de acuerdo con las estimaciones de la Secretaría de Hacienda, en el supuesto que el gravamen “especial” entrara en vigor, tan sólo seis entidades de la República se comerían casi 42 por ciento del nuevo pastel fiscal: estado de México, Distrito Federal, Jalisco, Nuevo León, Veracruz y Tamaulipas. En sentido contrario, cuatro apenas si alcanzarían 3.6 por ciento: Nayarit, Campeche, Colima y Tlaxcala.
Eso sí, a la hora de pagar la factura (por el impuesto “especial” en sí y los efectos colaterales”), todos los mexicanos están en primerísimo lugar, mientras los vergonzantes prianistas inventan otro nombre y otra forma para clavar el puñal fiscal.
Las rebanadas del pastel
Asegura la Secretaría de Relaciones Exteriores que “el gobierno mexicano hizo todo lo que pudo hacer mientras ella (Elvira Arellano) estuvo en Estados Unidos”, pero por lo visto es obvio que no hizo mayor cosa… Los que sí se mueven son los paisanos en el vecino del norte. Miles de ellos mantienen la movilización en demanda del cese de redadas, deportaciones y la “política de terror” contra los indocumentados (“¡Arriba, abajo, la migra al carajo!”), amén de solidarizarse con Elvira y su hijo.
¿Y cómo tenemos cuidado con el nuevo atraco? Si la mayoría no actúa, los que nos resistimos no tenemos otra que seguir siendo víctimas sin merecerlo, pero en fin seguiremos protestando a ver hasta cuando se une la población, qué digo la población, el mundo entero tendría que estar echando abajo, pero ya, a toda esta bola de sátrapas que gobiernan el mundo.
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