Miguel Angel Velázquez
La tribu es conocida en el PRD como Movidig, y es ahora el viento que puede llevar la barca de ese partido a destinos completamente distantes.
Movidig tiene influencia, de diferentes alcances, en cuando menos 26 estados de la República, y junto con Nueva Izquierda representa la mayoría dominante en la organización partidista.
A diferencia de las otras tribus, ésta está dedicada únicamente a la lucha por conseguir vivienda digna para la población de más escasos recursos, y con esa bandera ha logrado una militancia que influye, decisiva y decididamente, en el PRD.
Para poner un ejemplo claro del peso de la ballena, se podría decir que casi la mitad del famoso 80 por ciento de delegados al decimo Congreso del PRD, que presumía Nueva Izquierda, pertenecen a esa tribu.
Hasta no hace mucho tiempo, Movidig estaba fuera del alcance de Nueva Izquierda, y desde luego del panismo, pero luego de una serie de problemas con Marcelo Ebrard, que ya nos ocuparán en otro momento, el grupo decidió tomar por otro camino y se enganchó con sus supuestos o verdaderos enemigos: Nueva Izquierda.
Ya con el acuerdo de caminar juntos en el congreso, Nueva Izquierda, por conducto de Carlos Navarrete, quiso mostrar buenas intenciones para sus cómplices, y los llevó hasta playas azules para que cobraran su factura. Pero algo hacía falta y se lo dijeron.
Según se cuenta en el mismo PRD, Carlos Navarrete invitó a Higinio Martínez, líder de Movidig, a reunirse con el secretario de Gobernación, y en esa dependencia le dijeron que los recursos que necesitaba para el movimiento tendría que autorizarlos Felipe Calderón, así que Martínez fue hasta Los Pinos, en donde posó para la foto, por decirlo de alguna manera.
Hasta la fecha, el líder de Movidig no ha recibido ningún beneficio para su grupo por parte de Los Pinos, pero sí ha sentido el desprecio de una buena cantidad de perredistas que le reclaman, constantemente, su cambio de “línea” y, desde luego, la foto con Calderón Hinojosa.
Aunque se dice que el líder no ha mostrado ningún arrepentimiento, los nuevos acontecimientos lo han llevado, cuando menos, a la reflexión. Martínez buscó a Nueva Izquierda porque necesita un aliado para oponerse a la posible candidatura de Alejandro Encinas al gobierno del estado de México, que también pretende, y por ello, entre otras cosas, aceptó la alianza.
Ahora que sabe que Encinas, por el momento, no tiene ninguna intención de correr hacia la candidatura que él desea, le han saltado muchas preguntas y ya empieza a reconstruir algunos puentes caídos para encontrar caminos seguros para su movimiento.
De cualquier forma, la ballena se ha convertido en el factor que podría decidir de qué lado mascará la iguana en las elecciones por el liderazgo nacional del PRD, y según parece en este momento, Nueva Izquierda no tiene todos los cabos amarrados y la sorpresa podría darse.
Por ello es que ayer por la noche, los líderes del Frente Político de Izquierda, que existe de hecho desde hace un par de años, se reunirá con el propio Encinas y Marcelo Ebrard, con la confianza de que sí se puede lograr el triunfo en la elección perredista que viene.
El asunto ahora es que se tendrá que discutir el nombre de quien acompañe a Encinas en esa carrera, y el mandato del congreso que acaba de concluir establece que deberá ser una mujer. Los nombres aún no se han barajado, pero hay quienes piensan que tendrá que ser alguien del “gabinete legítimo”.
Y algo más, aunque en la reunión no se discuta, las diferencias entre Encinas y Ortega tendrán que quedar tan claras como que uno, el representante de Nueva Izquierda, es el candidato de Calderón, y Encinas el de López Obrador. Así están las cosas.
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