lunes, agosto 20, 2007

Los primeros beneficios de la telefónica nacionalizada por Chávez se destinan al pago atrasado de las pensiones

Antes salían del país y los jubilados no cobraban

Prensa Latina

El presidente Hugo Chávez anunció hoy que los ingresos de la Compañía Nacional de Teléfonos de Venezuela (CANTV), tras su nacionalización, serán utilizados para pagar la deuda adquirida por la anterior empresa privada con los jubilados.

Así lo puntualizó al intervenir en el debate de su batallón de aspirantes a militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), efectuado en el salón Ayacucho del Palacio de Miraflores.

Chávez puntualizó que los ingresos de la nueva CANTV alcanzan cerca de ocho millones de bolívares, que servirán para saldar la deuda con hombres y mujeres que trabajaron en ella, ahora pensionados.

Comentó que, de acuerdo con los datos ofrecidos por el ministerio de Telecomunicaciones e Informática, los ingresos CANTV se han incrementado considerablemente, respecto al monto existente antes de su nacionalización.

Antes, ese dinero se iba directo al extranjero, y aquí las personas se quedaban esperando a que les pagaran sus prestaciones, sus pensiones, pero ahora el nuevo objetivo de esa empresa es servir al pueblo.

Explicó incluso que los ingresos siguen incrementándose pese a que una de las primeras medidas fue la reducción de las tarifas por llamadas prepagos en la telefonía móvil.

Añadió el jefe de Estado que los recursos actualmente operados por la empresa son suficientes para su ampliación.

CANTV seguirá creciendo y expandiendo el servicio telefónico donde haga falta, donde antes no había llegado porque la orientación principal de esa empresa no era la de servir al pueblo, puntualizó.

¿Se imaginan si en México las ganancias de Telmex se aplicaran en beneficio de los jubilados en vez de hinchar los bolsillos de Slim para ser el más rico del mundo?

Claro, para los de la ralea de Slim, Chávez es un monstruo malvado que lo único que quiere es defender a su pueblo y combatir la desigualdad. ¡Qué horror! ¿Verdad marranos, egoístas e hijoeputas?

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