¿Cuál Autonomía del IFE "Defiende" Ugalde?
Televisa y TV Azteca, junto con otros grupos radiofónicos —todos gravitando alrededor de Los Pinos— han emprendido toda una campaña orquestada para "defender" una supuesta autonomía del IFE, encarnándola en la persona de Luis Carlos Ugalde, el servil y torpe consejero presidente de lo que apuntaba a ser una confiable institución, garante de la voluntad ciudadana, pero que Ugalde y su camarilla pusieron al servicio de Vicente Fox, hombres de negocios y empresas televisivas.
Bastó que los legisladores —que aprobaron al vapor un par de leyes mal hechas al gusto de Televisa— quisieran corregir su torpe servilismo, evidenciado por un fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que tachó de "inconstitucionales" varios artículos de los ordenamientos que legalizaban el monopolio televisivo, para que Televisa y TVAzteca se erigieran en nuevos cruzados de la "Democracia, SA".
Antes de eso, los mismos legisladores habían anunciado la guillotina contra el IFE y el mismo Tribunal Electoral federal —los dos entes responsables de la usurpación que hoy sufre México y que abiertamente agredieron la Constitución que hoy invocan como patente de corzo para sus tropelías— y nada había pasado.
Ya era un "valor entendido" la necesidad urgente de sanear los órganos electorales, vista su corrupción, y Ugalde se debatía entre amenazas no tan veladas a la mafia que lo sobornó y declaraciones sin tanto eco público, para que alguien le salvara el pescuezo.
Pero de buenas a primeras, anunciada la intención de impedir que otra elección vuelva a ser decidida por el peso de los anuncios en televisión y radio —con lo que se le quita a las televisoras más que un pingüe negocio, la posibilidad de inclinar la balanza política al lado más conveniente a sus intereses—, los corporativos televisivos pescaron a Ugalde y lo convirtieron en peón de su particular enfoque de la democracia, entendida en términos de pesos y centavos. Con la permanencia de éste al frente del IFE creen asegurar que el financiamiento electoral vuelva a hinchar sus ganancias y que cualquier investigación del mismo sea otra vez sesgada, incompleta y oculta, para no tocar los intereses televisivos.
Y se inició la cruzada. Todos los noticieros de televisión hicieron eco de "la valiente defensa" que Luis Carlos Ugalde hacía de la autonomía del IFE, enfocada en su permanencia al frente de este organismo electoral.
Pero, ¿de qué autonomía hablan Ugalde y los múltiples "analistas" y "pensadores" dogmáticos de Televisa y TVAzteca?
Desde el momento mismo en que Ugalde y el resto de consejeros "ciudadanos" aceptaron las "recomendaciones" del entonces presidente Fox, de su partido (el PAN) y de la factótum Elba Esther Gordillo —materializadas en bonos de actuación, prestaciones marginales y seguridades de un futuro feliz— para hacerse de la vista gorda en las flagrantes y repetidas violaciones a la ley y a la Constitución que hoy Ugalde dice defender, la autonomía del IFE se hizo añicos. La rompió el apoyo descarado e impúdico a un solo participante, favorito de la Mafia conjunta de Los Pinos, empresarios y televisoras.
Cuando Ugalde y todos sus consejeros "ciudadanos" —impuestos por Elba Esther Gordillo y el PAN al alimón— empezaron a manosear los resultados electorales de julio del 2006 y violaron impunemente la Constitución con la apresurada torpeza para declarar "presidente electo" al candidato favorecido, la autonomía se esfumó para siempre.
Ya todo México había atestiguado que el supuesto árbitro electoral no era imparcial y permitía todo tipo de marrullerías a un solo bando, en tanto que era rápido y puntilloso para censurar todo lo que pudiera favorecer, aun remotamente, al candidato maldito del poder, el "peligro para México", idea rápidamente adoptada por el árbitro vendido.
Todo el país supo cómo se doblegó Ugalde y todo el IFE a los designios mafiosos de Los Pinos, de donde surgían sus instrucciones, avaladas por su protectora sindical. Todos supieron el denuedo con que se opuso Ugalde y todos los consejeros a dar CERTEZA a la elección con la apertura de los paquetes electorales, lo que hubiera mostrado a tirios y troyanos quién realmente fue favorecido por el voto ciudadano. Pero la instrucción de Los Pinos fue impedir a toda costa el conocimiento de la verdad.
A partir de julio del 2006, con su parcialidad tan notoria, el desprestigio manchó la honorabilidad e independencia de las instancias —administrativa y judicial— electorales del país, que ya no cree en una elección limpia avalada por estas autoridades tan dadas a justificar lo injustificable y a legalizar lo ilegal.
El saneamiento total del IFE se volvió un imperativo para todos los partidos políticos, ante el desprestigio y la servidumbre manifiesta de la "autoridad electoral" (lo mismo el IFE que el Tribunal) que metió al país en un entorno de inestabilidad, en que no logra gobernar medianamente el "candidato de las mayorías", quien apenas alcanza a reunir militares y acarreados en torno suyo, mientras el "derrotado y desairado en las urnas" convoca a un solo llamado cientos de miles de ciudadanos libres y partidarios.
Y si "por sus hechos los conoceréis", como dijo alguien por ahí, ¿qué autonomía defiende Ugalde?
Televisa y TV Azteca, junto con otros grupos radiofónicos —todos gravitando alrededor de Los Pinos— han emprendido toda una campaña orquestada para "defender" una supuesta autonomía del IFE, encarnándola en la persona de Luis Carlos Ugalde, el servil y torpe consejero presidente de lo que apuntaba a ser una confiable institución, garante de la voluntad ciudadana, pero que Ugalde y su camarilla pusieron al servicio de Vicente Fox, hombres de negocios y empresas televisivas.
Bastó que los legisladores —que aprobaron al vapor un par de leyes mal hechas al gusto de Televisa— quisieran corregir su torpe servilismo, evidenciado por un fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que tachó de "inconstitucionales" varios artículos de los ordenamientos que legalizaban el monopolio televisivo, para que Televisa y TVAzteca se erigieran en nuevos cruzados de la "Democracia, SA".
Antes de eso, los mismos legisladores habían anunciado la guillotina contra el IFE y el mismo Tribunal Electoral federal —los dos entes responsables de la usurpación que hoy sufre México y que abiertamente agredieron la Constitución que hoy invocan como patente de corzo para sus tropelías— y nada había pasado.
Ya era un "valor entendido" la necesidad urgente de sanear los órganos electorales, vista su corrupción, y Ugalde se debatía entre amenazas no tan veladas a la mafia que lo sobornó y declaraciones sin tanto eco público, para que alguien le salvara el pescuezo.
Pero de buenas a primeras, anunciada la intención de impedir que otra elección vuelva a ser decidida por el peso de los anuncios en televisión y radio —con lo que se le quita a las televisoras más que un pingüe negocio, la posibilidad de inclinar la balanza política al lado más conveniente a sus intereses—, los corporativos televisivos pescaron a Ugalde y lo convirtieron en peón de su particular enfoque de la democracia, entendida en términos de pesos y centavos. Con la permanencia de éste al frente del IFE creen asegurar que el financiamiento electoral vuelva a hinchar sus ganancias y que cualquier investigación del mismo sea otra vez sesgada, incompleta y oculta, para no tocar los intereses televisivos.
Y se inició la cruzada. Todos los noticieros de televisión hicieron eco de "la valiente defensa" que Luis Carlos Ugalde hacía de la autonomía del IFE, enfocada en su permanencia al frente de este organismo electoral.
Pero, ¿de qué autonomía hablan Ugalde y los múltiples "analistas" y "pensadores" dogmáticos de Televisa y TVAzteca?
Desde el momento mismo en que Ugalde y el resto de consejeros "ciudadanos" aceptaron las "recomendaciones" del entonces presidente Fox, de su partido (el PAN) y de la factótum Elba Esther Gordillo —materializadas en bonos de actuación, prestaciones marginales y seguridades de un futuro feliz— para hacerse de la vista gorda en las flagrantes y repetidas violaciones a la ley y a la Constitución que hoy Ugalde dice defender, la autonomía del IFE se hizo añicos. La rompió el apoyo descarado e impúdico a un solo participante, favorito de la Mafia conjunta de Los Pinos, empresarios y televisoras.
Cuando Ugalde y todos sus consejeros "ciudadanos" —impuestos por Elba Esther Gordillo y el PAN al alimón— empezaron a manosear los resultados electorales de julio del 2006 y violaron impunemente la Constitución con la apresurada torpeza para declarar "presidente electo" al candidato favorecido, la autonomía se esfumó para siempre.
Ya todo México había atestiguado que el supuesto árbitro electoral no era imparcial y permitía todo tipo de marrullerías a un solo bando, en tanto que era rápido y puntilloso para censurar todo lo que pudiera favorecer, aun remotamente, al candidato maldito del poder, el "peligro para México", idea rápidamente adoptada por el árbitro vendido.
Todo el país supo cómo se doblegó Ugalde y todo el IFE a los designios mafiosos de Los Pinos, de donde surgían sus instrucciones, avaladas por su protectora sindical. Todos supieron el denuedo con que se opuso Ugalde y todos los consejeros a dar CERTEZA a la elección con la apertura de los paquetes electorales, lo que hubiera mostrado a tirios y troyanos quién realmente fue favorecido por el voto ciudadano. Pero la instrucción de Los Pinos fue impedir a toda costa el conocimiento de la verdad.
A partir de julio del 2006, con su parcialidad tan notoria, el desprestigio manchó la honorabilidad e independencia de las instancias —administrativa y judicial— electorales del país, que ya no cree en una elección limpia avalada por estas autoridades tan dadas a justificar lo injustificable y a legalizar lo ilegal.
El saneamiento total del IFE se volvió un imperativo para todos los partidos políticos, ante el desprestigio y la servidumbre manifiesta de la "autoridad electoral" (lo mismo el IFE que el Tribunal) que metió al país en un entorno de inestabilidad, en que no logra gobernar medianamente el "candidato de las mayorías", quien apenas alcanza a reunir militares y acarreados en torno suyo, mientras el "derrotado y desairado en las urnas" convoca a un solo llamado cientos de miles de ciudadanos libres y partidarios.
Y si "por sus hechos los conoceréis", como dijo alguien por ahí, ¿qué autonomía defiende Ugalde?
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