lunes, octubre 01, 2007

En conmemoración del 2 de octubre

ROSARIO CASTELLANOS

MEMORIAL DE TLATELOLCO

La obscuridad engendra violencia
y la violencia pide obscuridad
para cuajar el crimen.
Por eso el 2 de octubre aguardó hasta la noche
para que nadie viera la mano que empuñaba
el arma,. sino sólo su efecto relámpago.
¿Y a esa luz, breve y lívida, ¿quién?, ¿quién
es el que mata?.
¿Quiénes los que agonizan, los que mueren?
¿Los que huyen sin zapatos?
¿Los que van a caer al pozo de una cárcel?
¿Los que se pudren en el hospital?
¿Los que se quedan mudos para siempre,
de espanto?.

¿Quién? ¿Quiénes? Nadie. Al día siguiente,
nadie.
La plaza amaneció barrida; los periódicos
dieron como noticia principal el estado del
tiempo
y en la t.v., en la radio, en el cine
no hubo ningún cambio de programa
ningún anuncio intercalado
ni un minuto de silencio en el banquete
(Pues prosiguió el banquete).

No busques lo que no hay; huellas, cadáveres,
que todo se le ha dado como ofrenda a una diosa,
a la Devoradora de Excrementos.

No hurgues en los archivos, pues nada consta en
actas
más que aquí toco una llaga: en mi memoria
duele, luego es verdad,
sangre con sangre y si la llamo mía traiciono
a todos.

Recuerdo, recordamos.
esta es nuestra manera de ayudar a que
amanezca
sobre tantas conciencias mancilladas
sobre un texto iracundo, sobre una reja abierta,
sobre el rostro amparado tras la máscara,
Recuerdo, recordarmos.
Hasta que la justicia se siente sobre nosotros.








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