Como en ningun lugar del mundo, los mexicanos nos solazamos en celebrar a la muerte pero en realidad, y mas que nada, a los muertos. Las visitas a panteones, los altares con ofrendas al gusto de los que se adelantaron en esa ruta y tantos eventos mas.
Nunca olvidare la especial invitacion del gran artista zapoteco Arnulfo Mendoza a un convite de muertos en la casa de su familia en Teotitlan del Valle, a unos kilometros de la sin igual ciudad de Oaxaca. En la visita al altar ofrecido a sus muertos en el recinto principal de su campirana casa, el impacto fue mayusculo. En toda mi vida, hasta entonces y desde entonces, nunca habia aspirado la combinacion de aromas, de inciensos, de frutas, de flores, de viandas, de licores que desprendia el colorido altar. Fue un golpe de olfato y luego uno de vista induplicable por su riqueza y su fragancia. Jamas olvidare que en este aislado rincon del mas puro precolombianismo, mis sentidos percibieron algo milenario y trascendente; la union espiritual con los ancestros y que al celebrar con ellos la muerte, tambien celebramos la vida. El eterno e indivisible Yin-Yang de la existencia.
Arq. Eduardo Bistrain
PD Luis Mandoki, ganador del Festival de cine de Berlin te tiene una ofrenda en los cines este proximo jueves 15 de noviembre. Para no perdérsela.
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