martes, octubre 30, 2007

Los nuevos movimientos sociales

Juan Roberto Torres Peláez

América Latina tras décadas de opresión, abusos y explotación, fue articulando nuevas formas de participación, generando movimientos sociales que junto a las movilizaciones y luchas causaron cambios trascendentales en todo el mapa político, económico y social de la región.

De esta forma, en condiciones muy adversas creadas por décadas de neoliberalismo, se dan luchas bajo modelos de estructuras inéditas y creativas, por ejemplo: en Bolivia se articula una novedosa relación entre las corrientes sociales, lo que da apertura a nuevas formas de organización política, como lo es el movimiento al socialismo (MAS), cuyos miembros pertenecen a las diversas formas de autoorganización de la sociedad boliviana (cocaleros, comunidades locales, coordinadora del agua de Cochabamba, entre otras), rompiendo así con un modelo partidista y de Estado colonial que legitimó la exclusión de casi el 70% de la población de raíces indígenas.

En Venezuela, la lucha social se ha dado desde las comunidades marginadas de las grandes urbes, las cuales están organizadas en comités de salud, comités de tierras urbanas, mesas de agua y la máxima expresión del poder popular, los consejos comunales, entre otras; éstas han servido como centros que articulan la lucha social, la cual es respaldada por el gobierno.

Los nuevos movimientos sociales critican tanto el modelo donde el capitalismo desarrolla sus relaciones humanas, como también cuestionan los vicios y errores que el socialismo real implantó en Europa. Esto ocurre en la medida en que comienzan a identificar nuevas formas de opresión y explotación que van más allá de las relaciones de producción, como las asimetrías sociales, el consumismo, el ambiente, los problemas de género, incluso la forma en que se utiliza el tiempo libre, entre otros, se convierten en blancos de la crítica, que busca derrumbar paradigmas y construir nuevas alternativas, como el socialismo del siglo XXI en Venezuela y el capitalismo andino en Bolivia.

Estos procesos poseen como característica principal la amplitud de sus luchas, que abarcan lo social, político y cultural, esto se traduce en la búsqueda de nuevas formas de organización de la sociedad, como lo es la democracia participativa y protagónica que abre las puertas del poder de forma equitativa a las amplias mayorías de la sociedad, rompiendo el modelo de elites representativo que había funcionado como única alternativa democrática.

Entre los gobierno progresistas y los movimientos sociales se crea una interacción dialéctica de coincidencias y de contradicciones; la primera se produce cuando la oposición buscan sabotear y acabar con el proceso político, lo cual genera una reacción que conllevan medidas de forma conjunta entre gobierno y pueblo, profundizando los cambios alcanzados; la segunda es producto del saboteo a la revolución por parte de la burocracia y la corrupción, entre otros, situación que obliga a la movilización popular para detener a estos factores de desestabilización propios del proceso de cambio.

La mayoría de estos movimientos están estrechamente enlazados a los Gobiernos progresistas, ambos juegan un papel fundamental en la implementación y defensa de las políticas de transferencia de poder al pueblo, con el fin de que este último asuma en definitiva la hegemonía de los procesos revolucionarios.

Juan Roberto Torres Peláez es profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Central de Venezuela y del Instituto Pedro Gual

http://www.nodo50.org/ceprid/firmas/jrt/jrt4.htm

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