Veta el PRI a Góngora, Merino, Cárdenas y Ojesto para el IFE

El desaseo del proceso de selección comenzó en la Comisión de Gobernación: Marco Bernal

Héctor Larios ratifica que los consejeros electorales serán designados mediante acuerdo político

Entre los primeros consensos está no ratificar en el instituto a Arturo Sánchez, ligado al PAN

Enrique Méndez y Roberto Garduño

En frenética y subrepticia negociación para elegir la terna de personas que habrán de integrarse al Consejo General del Instituto Federal Electoral (IFE), la fracción del PRI en la Cámara de Diputados vetó al ministro Genaro Góngora Pimentel, a los ex consejeros Mauricio Merino y Jaime Cárdenas –a estos últimos atribuye la multa de mil millones de pesos por el Pemexgate– y a Fernando Ojesto, ex presidente del tribunal electoral.

Este jueves, los diputados federales participarán en tres votaciones durante la última sesión del periodo ordinario del segundo año de la LX Legislatura: en la primera se elegirá al presidente del IFE; en la segunda, a los dos nuevos consejeros, y en la tercera a los tres integrantes del actual órgano electoral que permanecerán hasta agosto de 2008 y a otros tres que completarán su periodo hasta 2010.

Con ello, en automático los diputados habrán eliminado a dos consejeros, que serán sustituidos por los electos junto con el sucesor de Luis Carlos Ugalde.

Anoche, en un primer acuerdo que habrá de concretarse hoy por la mañana, se había decidido no ratificar a Arturo Sánchez Gutiérrez, consejero ligado al Partido Acción Nacional, quien el año pasado conjuntó el respaldo de Alejandra Latapí y Andrés Albo para apoyar en bloque las propuestas y posturas del blanquiazul. Y aún se definía si Latapí o Albo serían la segunda opción. Consultado al respecto, un legislador priísta ironizó: “ha comenzado la ruleta rusa en el IFE”.

Operación “a fondo”

Al confirmarse el veto hacia Góngora, Merino, Ojesto y Cárdenas, el PRI volvió a convertirse en el factótum de la negociación. Apenas hasta ayer los integrantes del tricolor comenzaron a operar a fondo, porque sus diputados en la Comisión de Gobernación no consiguieron equilibrar los acuerdos que habían llevado en su favor PAN y PRD.

Emilio Gamboa se montó en el debate con el resto de los coordinadores parlamentarios y definió desde la mañana que esos primeros aspirantes no serían aceptados por su bancada. En cambio apostó a una conformación del IFE con personajes no tan conocidos, pero sí probados en materia electoral.

Con este nuevo escenario, el PRD, que aún sostenía a Genaro Góngora como su candidato a presidir el Consejo General, consideró como segunda opción a Alfredo Figueroa, ex consejero electoral en Puebla y conocedor del derecho electoral, y quien obtuvo el segundo lugar en la evaluación final que hizo la Comisión de Gobernación.

Para los panistas, dada la caída estrepitosa de Mauricio Merino, quien ocupó uno de los últimos lugares en la más reciente lista de 39 aspirantes, Lorenzo Córdova –ex asesor de José Woldenberg en el IFE– se ubica como una firme opción.

En un proceso de absoluta exclusión de los partidos minoritarios Convergencia, PVEM, PT, Nueva Alianza y Alternativa, el PRI observa como sus posibles candidatos a Elías Huerta Psihas y a Marco Antonio Baños. Y, en un exceso, estaría de acuerdo en que el PRD también postulara a Lorenzo Córdova y el PAN a Benito Nacif.

Como referencia, Benito Nacif es un fascista recalcitrante que aún a estas alturas está de acuerdo con Bush y su guerra en Irak; es un individuo nefasto.

Sin embargo, las diferencias entre las tres principales bancadas se ahondaron durante las dos semanas recientes, a partir del veto que el coordinador de Acción Nacional impuso al ministro de la Corte Genaro Góngora Pimentel, quien es la principal carta del perredismo.

Posteriormente, los papeles se invirtieron cuando el PRD desde la Comisión de Gobernación se encargó de hacer a un lado a los personajes que el panismo impulsaba, incluidos Mauricio Merino –vetado también por el PRI–, María Marván Laborde y María de los Angeles Fromow.

El escenario se complicó aún más cuando Jorge Alcocer, quien era el delfín de los priístas, fue descartado debido a que es inelegible y, a sabiendas de ello, él se inscribió en el proceso.

Por tal razón, en esa serie de revanchas, el ambiente entre esos tres partidos en la Cámara de Diputados continuó descomponiéndose. Marco Bernal, coordinador del sector popular del PRI, advirtió que esa serie de hechos llevaron al proceso de selección de consejeros al descrédito.

“La dificultad radica en el desaseo inicial que se vislumbró en la Comisión de Gobernación. No hubo claridad y ahora los coordinadores se encuentran en un conflicto que será difícil sortear. Esperamos que la civilidad política se imponga y elijamos a los mejores candidatos al Consejo General del IFE”, declaró.

Previamente, Héctor Larios se sinceró al reconocer que él, como presidente de la Junta de Coordinación Política –órgano que hoy presentará la terna al pleno–, no conoce ni le interesan las calificaciones de los candidatos a consejeros, pues las evaluaciones “son un referente y nada más”. En ese sentido, ratificó que los consejeros serán designados a partir de un acuerdo político, como lo aceptó ayer Emilio Gamboa.

“A lo que Gamboa se ha referido es a un acuerdo político, y en eso coincido totalmente, para buscar a aquellos que nos parezcan imparciales y que puedan ser aprobados por una inmensa mayoría, si es posible por unanimidad”, declaró.

Más tarde, Gamboa adelantó que hoy a las 12:00 iniciará la sesión en la cual se elegirá a los consejeros y, en un desayuno previo, los coordinadores “nos reuniremos para ver quiénes salen y quiénes entran. Estamos transitando; va a haber, estoy seguro, humo blanco para los consejeros”.

Bueno, pues ya desde ahora sabemos que el IFE servirá para pura chingada como institución árbitro de los procesos electorales. Una institución que está podrida se sustituirá por otra igualmente podrida. ¿Y cómo podría ser de otra manera si todos los enjuagues se siguen llevando a cabo dentro de los mismos? Puras farsas y simulaciones.

El cambio del país sólo podrá venir de abajo hacia arriba.