lunes, febrero 18, 2008
El león afónico
Michel Balivo
(¿Revolución = Guerra total?)
Nunca deja de sorprenderme la propiedad y solvencia con que algunos hablan de la revolución. Se me ocurre preguntarme, ¿cuántas habrán iniciado? ¿O al menos en cuántas habrán participado? ¿En cuántas de ellas habrán logrado el objetivo?
Tal vez hasta hayan descubierto el alma humana y reproducido perfectas réplicas de plástico.
Quizá ya no existan misterios por descubrir y yo ni me he enterado. ¿O será que están opinando sobre lo que han leído en algunos libritos que escribieron otros opinadores que leyeron otros libritos?
Por mi parte siempre he pensado en revoluciones como anhelos de eso que llaman alma humana, “ese algo” que nos impulsa desde el principio mismo de los tiempos, aunque en cada época acorde a sus inquietudes le demos un nombre diferente. Ya Abraham salió de su pueblo en pos de la promesa de que sus generaciones poblarían nuevas y maravillosas tierras.
Desde aquella época se profetizaba que llegarían tiempos en que las armas se fundirían para hacer arados y el león se apacentaría junto con la oveja. Aunque de modos bastante extraños, tal vez sus descendientes sigan buscando esas tierras prometidas allá en el Medio Oriente. En todo caso Colón vino a América bastante desorientado pero tras el mismo sueño.
Luego en los dos últimos siglos vinieron las revoluciones que proclamaban también de modos bastante extraños, paz, justicia, igualdad, libertad. Y miles de años después de nuestros precursores, nosotros, justo ante el posible fin de la humanidad, sentimos que un mundo y una humanidad mejores son posibles, y luchamos por ellos llamándole Socialismo del Siglo XXI.
Casi casi me atrevería a sugerir que inventar tecnologías, construir mundos, organizar sociedades, pelear cada tanto unas guerritas, fueron tareas excusa y daños colaterales. Un modo de entretenernos y distraernos en los momentos que ese sueño impulsor se volvía difuso y nos desorientábamos y aburríamos, la vida perdía sentido.
Justo en este momento pareciéramos despertar de un largo letargo en que nos sumergimos en nuestros entretenimientos. Los sentimientos y gestas heroicas parecen renacer junto con los líderes que han de guiar a sus pueblos. Claro que los escenarios y sus actores no se parecen en nada a los de hace miles de años, ni mucho menos creemos estar viviendo un sueño repetido. Sin embargo la gente cada vez que se enamora también siente y cree estar viviendo algo maravilloso y único, siente que esta vez si será, pese a que todas y cada generación hayan vivido lo mismo.
Termino de leer que la economía de los EEUU representa el 25% de la mundial, mientras que las de China e India el 20%. Los expertos, (también hay gente que habla con propiedad y solvencia de economía), dicen que en dos años China e India habrán desplazado a EEUU.
Tal vez por eso el viejo león sacude la canosa melena y ruge en medio de su afonía, para ver si logra aún impresionar a los jóvenes leones que lo vienen desplazando. Para comprobar si en su defecto al menos las ovejas todavía le temen y no vienen a sentarse a su lado, haciéndole pasar terrible vergüenza.
Parece que simultáneamente con los temblores de las bolsas especulativas de todo el mundo, debido a la recesión que el viejo león ya no puede disimular, también quedaron incomunicadas por Internet todas las naciones del Medio Oriente, salvo casualmente los milenarios hijos de Abraham y de Irak. Cuentan que algo similar ocurrió previo al 11 S.
Por lo cual los malos presagios atraviesan los océanos sin necesidad de y a mayor velocidad que la de Internet. Otro de los aparentes rugidos sin mucho convencimiento, es el de Exxon Mobile que publica un embargo de activos a PDVSA por doce mil millones de dólares. Lo cual es festejado morbosamente en Venezuela por los políticos ya calvos y sin público, en los medios de comunicación de la oposición. Buitres y ladrones de caminos están de fiesta.
Con lo cual por enésima vez, desde que las circunstancias los obligaron hace ya nueve años, ponen en evidencia de quién son, a quien obedecen y para quien trabajan.
Yo diría que tras todo este tiempo ya no cabe sorprenderse, solo tomar nota y medidas de las verdaderas estructuras de poder, que ya no tienen ninguna relación con las supuestas soberanías de las naciones y estados localizados y separados por fronteras geográficas.
Es justamente esa concepción y modelo lo que se está desmoronando por la vía de las sofisticadas tecnologías que han desbordado nuestros ritmos de vida, acelerando nuestros casilleros espacio temporales organizadores de la realidad. Les cuento el chisme de que Exxon ha declarado ganancias de más cuarenta mil millones de dólares en el 2007.
Díganme uds. como los viejos estados pueden competir con esas corporaciones que ponen y sacan reyes como en otros tiempos el Vaticano. Otro chisme es que PDVSA ganó más de cincuenta mil millones el mismo año. Tal vez esa fue la gota que desbordó el vaso del viejo y cansado león. Por eso intenta hacer ruido con su ya desdentada boca de los medios de comunicación. También tuvo que reconocer que pidió a algunos de sus ciudadanos de los “cuerpos de paz” en Bolivia, que “monitorearan” a venezolanos y cubanos que realizan allí misiones humanitarias.
En todo caso los hechos desbordan un modelo que predominó en los últimos doscientos años, y con ello también vuelven obsoleto y ponen en evidencia las limitaciones del pensamiento que los concibió; el racionalismo. ¿Porque cómo puede ser que los señores del mundo, que hacen y deshacen todo lo que se les da la gana, sean justamente los que se enlentencen, debilitan?
¿Cómo Goliat puede ser enfrentado y vencido por David, anunciando su ocaso en pleno cenit?
Desde esa mirada con anteojeras es imposible ver la totalidad y reconocer que es un modelo completo lo que estamos viendo desmoronar. Porque estamos hipnotizados con las partes, y si no podemos organizar los acontecimientos en causas y consecuencias que caminan y se siguen en fila india unas a las otras, si no podemos fijar un principio y un fin en algún lugar y momento para cada acontecimiento, pues simplemente no podemos reconocerlo ni verlo.
¿Cómo seguir pensando en nuestras viejas concepciones de naciones, pueblos y clases sociales, cuando los hechos han puesto en evidencia que nuestras redes sociales están en plena desestructuración, están totalmente permeadas e infiltradas y responden mercenariamente a otros intereses corporativos que pagan y ordenan?
Como yo lo veo ya es un contrasentido seguir hablando de derechas, izquierdas, gremios, sindicatos, sociedades civiles, estudiantes, instituciones nacionales. Cuando las nuevas tecnologías y la concentración de capitales han desbordado y vuelto obsoletas todas esas concepciones y fronteras, cual referencias de la organización socioeconómica y cultural.
Hoy nos toca hablar de sistemas de intereses ilimitados, sin localización precisa, sin nación ni familia, irresponsables social y ecológicamente. Todas las legislaciones están ahora a su servicio y los conflictos de intereses se dirimen en sus instituciones sobre y para estatales.
Nos toca reconocer que el narcotráfico, el comercio de armas, la organización de ejércitos paramilitares y todas las aberraciones que se puedan imaginar, no pueden escapar del poder y control económico en creciente concentración. No pueden ser sino mercenarios organizados intencionalmente para poner de rodillas los intereses colectivos a sus inagotables deseos.
Hoy Venezuela está sometida a las intenciones de esas corporaciones que invaden con sus ejércitos paramilitares sus barrios, vendiendo armas, drogas y alcohol a bajo precio. Sicarios que matan los líderes campesinos, mientras las empresas sobornan o amenazan a los productores para que les entreguen sus productos, en lugar de a las plantas procesadoras del estado y las empresas sociales.
Otras industrias y plantaciones agroindustriales son abandonadas, mientras los productos son acaparados y/o contrabandeados, especulando para desabastecer y quebrar la economía venezolana, como ya sucedió antes en Chile y actualmente también en Colombia. Asociados a los ataques a PDVSA, columna central de toda la economía, a corto plazo, todo ello parece apuntar a generar descontento y cansancio en la población para ganar las elecciones de gobernaciones y alcaldías a fin de año. Camino de desplazar al gobierno bolivariano.
En síntesis, el conocimiento abstracto, con sus lenguajes literarios y matemáticos, sus medidas especializadas, puede ser usado para resaltar lo mejor o lo peor de los hábitos, creencias y reacciones humanas. Y lo mejor y peor de lo que vive en cada uno de nosotros, es justamente lo que estamos viendo concentrarse, magnificarse y enfrentarse en el escenario público global.
Así sucede cada vez que una etapa agotada llega a su final y comienza a ser desplazada resistiéndose con todas sus fuerzas y artimañas. Más sabe el diablo por viejo que por diablo.
Sucede que una vez que la acumulación de experiencia y conocimiento nos permite comenzar a superar las limitaciones cíclicas, estacionales, que el proceso natural le impone a nuestra conciencia a través de las necesidades de nuestros cuerpos, entramos en el horizonte temporal o imaginario, en que se abre la posibilidad de concebir y elegir entre futuros posibles.
En otras palabras, al perder las referencias de las limitaciones naturales que vamos superando, ya no tenemos esos determinismos por dirección. Es decir, ganamos el derecho y hasta el deber de concebir nuevas visiones del mundo y las tecnologías necesarias para implementarlas, traerlas a ser en el mundo de las sensaciones y los objetos.
Cuando hablamos de movilidad de objetos en el espacio y el tiempo, hablamos en general de la velocidad o lentitud con que podemos conseguir algo. Del poder o no poder de que disponemos para que una visión íntima, se concrete u objetive en el mundo de las sensaciones o sentidos externos y podamos tocarla, agarrarla, poseerla, convirtiéndola en propiedad privada y heredable, excluyente.
Por lo tanto es evidente que las sofisticadas tecnologías, nos dan o liberan nuestro poder para encontrar y acceder afuera, a lo que concebimos íntimamente. Es decir, aceleran, acortan el espacio tiempo necesario para esa realización.
Vivimos espacios y tiempos de vertiginosa aceleración que tienden a acortar, a hacer inmediato lo que antes era lejano y hasta inimaginable, requiriendo enormes concentraciones de esfuerzos colectivos, es decir de acumulaciones de tiempos, su logro.
Antes la vida podía ser sentida, concebida y experimentada como un largo, casi interminable camino. Había mucho tiempo para todo, o tal vez muy pocas elecciones sobre que cosas hacer, muy pobre variedad de objetos, que duraban toda una vida, por poseer. Por ello la muerte, el fin de la experiencia de vida, quedaba muy lejos y se vivía en calma, pacíficamente.
Pero hoy casi podría decirse, que por la vertiginosa velocidad que la tecnología le imprimió al curso de hechos, del intercambio de objetos producidos mediante los cuales nos relacionamos, nos comunicamos, cada acto humano recibe respuestas o reacciones crecientemente inmediatas, de una economía globalizada que impone nuevas reglas de juego.
Esto hace que los hábitos y creencias colectivas, desarrolladas cual respuestas adaptativas a un ritmo más lento, se sientan sorprendidas, extrañadas, desorientadas e inoperantes. El camino de vida que ante se experimentaba como largo, amplio, lento y calmo, ahora se siente como la inmediatez, la urgencia y la violencia de un estrecho y asfixiante callejón sin salida.
Y en la inmediatez a que la vida se ve reducida, es el cuerpo, las vísceras, los reflejos simpáticos los que reaccionan. Y de nada sirven y por ello quedan en evidencia las frías respuestas abstractas, estadísticas y proyecciones, grandes números, espacios y tiempos genéricos, planes a mediano y largo plazo.
Por muy buenas que sean esas perspectivas, por mucho que hayamos avanzado o nos hayamos acercado en los hechos al futuro concebido, en términos generales de comparación con el punto de partida tomado por referencia, ¿qué tiene todo eso que ver y para qué me sirve en la urgencia de las necesidades inmediatas que experimento? En otras palabras, ¿qué tiene que ver y como dará respuesta el frío y abstracto pensamiento al motriz y sensual?
De hecho comienza a crecer en Venezuela la matriz de la guerra sicológica, bajo la premisa de que la mente humana, colectiva, es alterable y manipulable. Se la puede influenciar en sus funciones asociativas, que operan y reaccionan independientes de las racionales. Así mediante tonos, colores, ritmos, se pueden ir asociando informaciones que operan subliminalmente
¿Qué harán las frías estadísticas frente a estos hechos calientes, cantantes y sonantes?
¿Razonarán con las vísceras de una conciencia ilusionada, por las imágenes hipnóticas a que se traducen los sistemas de tensiones acumulados en toda la historia? ¿Apaciguarán con discursos sus espasmos emocionales frente a la sensación de un tiempo que se termina? ¿Y cómo harán esas calientes vísceras para expandir la inmediatez de sus miradas, abarcando los ampliados y acelerados confines del horizonte temporal?
Como yo lo veo y experimento las cosas son muy diferentes a lo que nuestros hábitos y creencias nos hacen sentir. Lo que es bueno para la pava también lo es para el pavo. Lo que es bueno o malo para ti, para uno, también lo es para mí, para todos. El juego no se llama “o tu o yo”, sino “todos o ninguno”.
La revolución es de la medida de los retos que las fuerzas conservadoras le pongan por delante. De ese modo se realimentan mutuamente y recorren un camino que las trasciende, aunque tal vez ni lo sospechen y en algunos casos se descorazonen por la magnitud de la tarea. Las revoluciones brotan de lo profundo y no de conflictos entre las partes.
La verdad no parece ser que nos revolucionemos porque las situaciones nos opriman. Sino que en un momento dado, sin que podamos explicar muy bien por qué, la sensibilidad colectiva cambia. Entonces lo que hasta ese momento nos pareció normal, resulta ahora intolerable. Por lo cual, con o sin explicaciones reaccionamos de un modo u otro contra ello.
Entonces irrumpen crecientes acciones y reacciones en cadena, impredecibles en cuanto a sus momentos y espacios precisos. En realidad cuando los hechos desbordan hábitos y creencias la prioridad no son las explicaciones. Esos son viejos hábitos, inercias de salón y aire acondicionado que siguen mirando en el espejo retrovisor mientras avanzan vertiginosamente a futuro. O son ases del volante o suicidas.
Lo esencial cuando conduces a velocidad, es mirar adelante mientras mantienes atenta y firmemente el volante, la dirección de los cursos de acción. Y las acciones son disparadas y guiadas por la imaginería colectiva predominante. No la de los impotentes discursos y las representaciones de estatus social, sino las viscerales y simpáticas, las de los intereses que mueven al cuerpo en el mundo.
Pareciera que nuestros sueños y hechos revolucionarios nos conducen a un escenario de guerra en todos los frentes, en todos los ámbitos de humana expresión. Sin embargo así como el dolor no puede derrotar al placer porque desintegraría los cuerpos, ni el gobierno colombiano aún apoyado por el viejo león puede derrotar a las FARC, tampoco el león desdentado y afónico puede derrotar a los impulsivos corderos.
No puede hacerlo porque pese a nuestras creencias, los finales dramáticos o felices no existen
salvo en las películas. Simplemente una atmósfera, una serie de contenidos, sistemas de tensión y sus traducciones a imaginería desgastados, agotados, comienzan a ser desplazados por los emergentes en la nueva sensibilidad y conciencia.
Pero como todos los contenidos y creencias son organizaciones de la conciencia, su muerte significa que se libera y transfiere esa energía retenida, fijada en memoria, despertando como de un sueño o pesadilla, la conciencia aliviada de esa sugestión o hipnosis que la tomaba.
Claro que muerte y renacimiento no vienen uno detrás del otro en fila india, no son espacios, momentos ni cosas, experiencias separadas, sino simultáneos y estructurales, realimentándose y transfiriéndose energía mutuamente en un ruidoso y multicolor reality show.
Pero antes o después, con fresca, simple y nueva mirada, observaremos a nuestro alrededor y veremos al león paciendo despreocupadamente junto al cordero. Aunque tal vez para esa intensa mirada, león y cordero se sinteticen en un nuevo ser. Irreconocible para la vieja mirada, pero que se sabe fruto de toda la historia, (que no es sino mente, memoria colectiva), pudiendo abarcarla, recodificarla y manejarla como cualquier objeto de su conciencia.
Espacio y tiempo entonces ya no serán una inevitable cárcel, sino herramientas y vehículos plenamente experimentables y manejables a voluntad por la conciencia, para construir y desplegar a velocidad máxima sus posibles mundos, es decir, aquí y ahora.
Pueden interpretar todo lo escrito como desvaríos y alucinaciones de un viejo y trasnochado revolucionario si así lo prefieren. Pero cuando el tiempo comienza a tendernos trampas y todo lo hecho parece insignificante frente a lo por hacer, cuando nuestro cansancio se hace evidente y es usado por las fuerzas conservadoras para intensificar el desgaste, cuando todas las piezas en el tablero parecen señalar un jaque paralizante…
Creo que es momento de dar un salto mortal creativo en el abismo de lo desconocido, para forjar en la intensidad de su fuego nuevas imágenes que nos enriquezcan y estimulen, que nos blinden ante los vaivenes del acontecer, que nos guíen con irrenunciable certeza hacia la victoria. Nuevos sonidos silenciosos que nos eleven sobre el fragor de las batallas, sobre los intereses inmediatos que agobian las fuerzas del alma, que ensombrecen los futuros posibles.
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