Por: Ing. Leopoldo Peña del Bosque, ME
Mucha desconfianza esta generando entre los mexicanos y en especial en sus Organizaciones Sindicales, las cifras que sobre inflación sigue reportando el Banco de México y la SHCP que siguen empeñados en engañarnos.
Resulta tan chocarrero como inhumano que dichas fuentes insistan en afirmar que la inflación anual sobre la canasta básica no rebasará el 5 %
Con el aluvión de incrementos en alimentos y alzas en las tarifas de luz, agua, gas y transporte lo mismo que el incremento en la gasolina, las "metas" de inflación y crecimiento tanto del Banco de México como de la propia Secretaría de Hacienda lucen risibles por lo increíbles, y obedece el engaño sin lugar a dudas a que sirven de comparsa a la Secretaría del Trabajo para que esta no se vea presionada a decretar un incremento de emergencia.
La seguidilla de incrementos en los bienes que conforman la canasta básica de los mexicanos es imposible que arroje una inflación anualizada del 5 % si se considera que el precio del huevo ha subido un 34%, el pan blanco y de caja más de un 39 %, el aceite comestible 70%, el frijol 28 %, los refrescos 22 % ; no se diga el arroz, el tomate, el plátano y la generalidad de verduras y frutas, lo mismo que los encarecidos cárnicos; que decir de las rentas de casas habitación, encarecidas por los terribles efectos del IETU en los arrendadores.
Ante la magnitud del problema inflacionario que sufrimos resignados todos los mexicanos, resulta obvio que el lastimoso plan anunciado por el Gobierno para combatir la pobreza repartiendo dinero vía SEDESOL a los indígenas, es una aspirina para enderezar el muerto que se cargan; porque si se mide con la misma vara que anteriores esfuerzos, arrojará resultados muy escasos ante la dimensión de afectaciones tan generalizadas al total de la población.
Es por ello que salta a la vista que se requiere más que una miserable limosna a los indígenas marginados, para restituir el nivel de ingreso real de las familias mexicanas de bajos y medios recursos, y eso solo se logra con incrementos salariales de emergencia, o en contrario echar para atrás los incrementos en los precios de los servicios que suministra el gobierno, por ejemplo el de la luz, el agua, el gas, el predial, el de la gasolina, el del transporte, además de abolir la aplicación del IETU que tanta inflación esta generando en rentas y en el nivel general de los precios.
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