¿Es posible que tengamos que soportar la vergüenza de ver a México al arbitrio de delincuentes? ¿Es posible que nuestra patria haya caído en manos llenas de mierda? ¿Es posible que l@s mexican@s lo hayamos permitido? Sí, si es posible, aquí está:
El presidente Felipe Calderón, acompañado por el secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván, y el gobernador poblano, Mario Marín, encabezó la conmemoración 146 de la batalla de Puebla. El mandatario dijo que ante la delincuencia y la miseria que padece el país "es hora de sumar, no de dividir; de actuar y no titubear ni evadir responsabilidades" Foto José Castañares
En Puebla, insta a los mexicanos a enfrentar con unidad el “terrible mal” de la inseguridad
Presenció el Presidente desfile de más de dos horas centrado en elogios al góber precioso
Claudia Herrera Beltrán (Enviada)
El general Guillermo Galván y Felipe Calderón, ayer en Puebla. Foto: José Castañares
Puebla, Pue., 5 de mayo. El gobierno será intransigente con los delincuentes que pretenden destruir el tejido social, y con quienes prefieren ver derruida a la patria para ganar poder y bienes materiales, advirtió el presidente Felipe Calderón.
El colmo del cinismo y un insulto a tod@s l@s mexican@s.
Tras un fin de semana violento que dejó más de 20 asesinatos en el país, en particular en el estado de Guerrero, convocó a los mexicanos a enfrentar con unidad el “terrible mal” de la inseguridad, así como la pobreza, porque es tiempo de sumar y no de dividir.
A diferencia del año pasado, en la conmemoración número 146 de la batalla de Puebla el Presidente no estuvo acompañado por los líderes parlamentarios del Congreso de la Unión ni por el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Sólo asistieron el gobernador de Puebla, Mario Marín, y los secretarios de Defensa, Guillermo Galván, y de Marina, Francisco Saynez, y políticos locales.
Después, Calderón estuvo dos horas y media al lado del llamado góber precioso durante el desfile cívico militar que se prestó más para el lucimiento del poblano, ya que hubo varios carros alegóricos que portaban mantas de agradecimiento; incluso uno fue decorado con la fotografía del priísta.
El Presidente comenzó su jornada en la explanada del monumento a Ignacio Zaragoza, donde colocó una ofrenda e hizo guardia de honor. Allí aseguró que México padece el embate de la criminalidad y de la pobreza, que son sus “mayores enemigos”.
Frente a la clase política poblana, integrada por funcionarios, legisladores y ex gobernadores, reiteró que no dará ni un paso atrás frente a quienes pretenden envenenar a la juventud.
Y señaló que el otro enemigo del país es la miseria que agobia a millones de familias que “no tienen el mínimo sustento diario”. Por eso llamó a los mexicanos a que, sin importar distingos sociales, religiosos, partidistas e ideológicos, contribuyan a combatir y erradicar la pobreza.
“Estos enemigos, la delincuencia y la miseria que hoy enfrenta México, sólo pueden superarse y derrotarse con unidad”, insistió, y aseguró que es hora de sumar, no de dividir, que es hora de actuar y no de titubear ni de evadir la responsabilidad.
Luego de recordar a soldados del Servicio Militar Nacional clase 1989, anticipados y remisos, que el Himno Nacional proclama “un soldado en cada hijo te dio”, los instruyó a privilegiar el interés general por el particular.
De ahí se trasladó en camioneta al bulevar Héroes del 5 de Mayo, donde por primera vez presenció completo el desfile conmemorativo de la Batalla de Puebla. El año pasado se retiró apenas concluyó la participación de los militares y ya no vio las bandas musicales de las escuelas.
En el desfile, que duró casi dos horas y media, el gobierno poblano echó la casa por la ventana. De acuerdo con cifras de la entidad, se invirtieron 15 millones de pesos en este acto donde participaron decenas de escuelas y unos 70 carros alegóricos.
Tras el desfile de los batallones de zacapoaxtlas y de Xochiapulco, así como de las escuelas militares, el Presidente fue recibido con una gran manta que decía: “Bienvenido a Puebla, licenciado Felipe Calderón Hinojosa”.
No faltaron los letreros dedicados a Marín, como los que portaban los bomberos y diversas escuelas con la frase “Gracias, señor gobernador”, o el de un carro alegórico alusivo a las escuelas de calidad que de plano fue adornado con una fotografía del gobernador. Todo esto fue aderezado con los reiterados comentarios del maestro de ceremonias que remarcaba la “visión de futuro” del gobernador y los “avances” de su administración.
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