Al dar el Grito en el Zócalo, llama a marchar el próximo día 28 en defensa de Pemex
La administración federal “carece de poder real porque nadie la respeta ni obedece”, sostiene
Enrique Méndez
Al encabezar la noche del lunes el Grito de Independencia, Andrés Manuel López Obrador aseguró que la descomposición social que vive el país no es producto del destino o la fatalidad, sino esencialmente de un “mal gobierno y de las políticas que se imponen para favorecer a una minoría a costa de la opresión y el sufrimiento de la mayoría”.
Ante miles de simpatizantes, que 15 minutos antes de las diez de la noche abandonaron el Zócalo capitalino, que después de ello sólo quedó ocupado a la mitad, el ex candidato presidencial sostuvo que “la incapacidad del presidente Felipe Calderón, su sometimiento, su pago en especie a quienes lo ayudaron en el fraude electoral, sus compromisos con grupos de intereses creados, su falta de voluntad de cambio, su conservadurismo y el desmantelamiento de los avances sociales y culturales, han agravado la situación del país”.
En un mensaje ante las personas que se concentraron para celebrar el denominado Grito de los libres, López Obrador dijo que si en el gobierno de Vicente Fox se impuso una “política del pillaje y se hizo más vulgar la red de complicidades”, en el actual sexenio no sólo hay más pobreza, desempleo, carestía, inseguridad y violencia, sino una sensación de frustración que domina en amplios sectores de la sociedad mexicana.
López Obrador habló luego de que, a partir de un acuerdo con el gobierno federal, los artistas contratados para la celebración oficial dejaron de cantar. “Hemos hablado –declaró Jesusa Rodríguez– con los que tienen el sonido de la tele y quedamos en que apagarán su sonido, para que escuchemos el mensaje que más importa esta noche. Ojalá se apagara para siempre”.
La noche del 15, la Plaza de la Constitución estaba dividida. Hacia el poniente se ubicó el templete del Gobierno del Distrito Federal, en el que participaron Paquita la del Barrio, el Ballet Folklórico Mexicano, Jorge Saldaña y el coro infantil de San Andrés Totoltepec.
Del otro lado, hacia Palacio Nacional, únicamente pudieron pasar al área reservada con vallas simpatizantes panistas con un brazalete que los distinguía, y frente al escenario, sólo militares con identificación de la Secretaría de la Defensa Nacional y sus familiares. El Estado Mayor Presidencial impuso retenes y arcos detectores de metales en todas las calles de acceso al Zócalo, pero los quitaron después que terminó el Grito de los libres, para que quienes quisieran escuchar a Calderón llegaran con facilidad.
A quienes se concentraron en la desembocadura de las calles 5 de Febrero, 16 de Septiembre, Madero y 5 de Mayo, López Obrador llamó a una marcha del Angel de la Independencia al Zócalo, y ahí a nueva concentración, el 28 de septiembre, para mantener la lucha en defensa del petróleo. “Los convoco a estar atentos ante cualquier albazo o madruguete”, expuso.
Sostuvo que mientras el país está a la deriva “y el gobierno usurpador está totalmente desprestigiado y carece de poder real, porque nadie lo respeta ni obedece”, el movimiento popular debe persistir en salvar al país a partir de tres objetivos: frenar el empobrecimiento y la inseguridad del pueblo; defender el petróleo, y seguir trabajando por la transformación de la vida pública de México.
En el primer caso, consideró urgente cancelar los aumentos de los combustibles y la electricidad; otorgar becas a estudiantes de preparatoria; aumentar el presupuesto de las universidades públicas; entregar una pensión a adultos mayores en todo el país; incrementar el gasto al campo; construir tres refinerías; cancelar la alianza educativa; iniciar un programa de construcción de obra pública, y que renuncien los secretarios de Gobernación y de Seguridad Pública, Juan Camilo Mouriño y Genaro García Luna, respectivamente.
Asimismo, en su mensaje, incluyó vivas a la soberanía popular, a los medios informativos libres, a los indígenas, a los campesinos, a los obreros, a los migrantes, a los artistas, a los maestros, a los profesionistas, a los sectores productivos, a los estudiantes, a las mujeres, a los niños y a los ancianos, a las minorías legales y legítimas, a la cultura, a los dirigentes sociales y políticos asesinados por defender las causas populares, a los héroes anónimos, y a la República.
Exigió también libertad a los presos políticos, y gritó: “¡No al gobierno usurpador! ¡No a la reconquista! ¡No al intervencionismo! ¡No a la corrupción y a la impunidad!”. Sus simpatizantes también exclamaron: “¡No!”
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