Un peligro grave amenaza a Latinoamérica, denuncia el CLAEI
El presidente boliviano Evo Morales enfrenta una escalada subversiva impulsada por la extrema derecha regionalista y el gobierno de Estados Unidos, para derrocar a un gobierno democráticamente electo y ratificado en las urnas en agosto, denuncian representantes de la sociedad civil, expertos en política internacional, académicos y comunicadores latinoamericanos, convocados por el Círculo Latinoamericano de Estudios Internacionales (CLAEI).
El CLAEI, un organismo de la sociedad civil dedicado al análisis, a la reflexión y al intercambio de información, con sede en la ciudad de México, señala que la confrontación entre el gobierno de Morales y la oposición derechista, cuyos dirigentes visibles son los prefectos (gobernadores) de Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija y Chuquisaca y el líder de la Unión Cívica de Santa Cruz, Branco Marinkovic, se inició como un conjunto de reivindicaciones autonomistas, escaló en meses recientes a saqueos, bloqueos de carreteras, violentas ocupaciones de aeropuertos y edificios gubernamentales y atentados contra gasoductos.
La participación de la embajada estadunidense en La Paz en esos actos de desestabilización era tan evidente, que Morales declaró persona non grata al embajador Philip Goldberg.
El jueves pasado, en las cercanías de Cobija, capital de Pando, unos 26 campesinos que acudían a una asamblea de apoyo al gobierno de La Paz fueron asesinados, según todos los indicios por un grupo armado al servicio del prefecto local, por lo que el Presidente Morales ordenó la implantación del estado de sitio en ese departamento, en donde los enfrentamientos entre partidarios del gobierno y opositores ha dejado un saldo global de alrededor de 30 muertos.
Al precipitarse los acontecimientos y entre versiones cada vez más insistentes de un intento golpista, el propio presidente Morales hizo la denuncia en Santiago de Chile, durante la reciente reunión de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), convocada especialmente por la presidenta chilena Michelle Bachelet.
Poco antes, se habían iniciado negociaciones en La Paz, entre el gobierno y los prefectos; y los bloqueos carreteros fueron temporalmente suspendidos; pero la extrema derecha boliviana y sus patrocinadores transnacionales parecen decididos a instrumentar un golpe de estado contra el gobierno boliviano, considera el CLAEI.
Washington ha encontrado en Bolivia al eslabón más débil del trío de gobiernos andinos que le son adversos –los otros dos, Venezuela y Ecuador-- y parece concentrar sus esfuerzos en desestabilizar a Morales como primer paso para hacer otro tanto contra las autoridades de Caracas y de Quito.
El gobierno estadunidense parece decidido a regresar a la época oscura del golpismo en contra de regímenes nacionalistas e independientes, como ocurriera antaño con Jacobo Arbenz en Guatemala, o Salvador Allende en Chile. Ante esta ominosa situación, el apoyo del gobierno boliviano es un deber elemental de todas las naciones latinoamericanas.
No se trata únicamente de un ejercicio de congruencia y de solidaridad democrática, sino de una obligada medida de sobrevivencia, porque si triunfa la embestida golpista contra Bolivia, cualquier nación al sur del río Bravo podría ser la próxima víctima.
Los pueblos latinoamericanos se congratulan de que los presidentes de América del Sur, reunidos en Chile para analizar la crisis boliviana, hayan hecho público un apoyo total e inequívoco a Bolivia y al presidente Morales, ante la embestida de una derecha extremista e intolerante, aliada con los peores intereses transnacionales, subrayan los representantes de la opinión pública latinoamericana convocados por el CLAEI.
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