Pascual Serrano
Es curioso como muchas veces los periodistas se dedican a revelar supuestas afirmaciones y contenidos de conversaciones de jefes de Estado reunidos en secreto, sin prueba ni fundamento alguno. Son sabedores que los presidentes no van a dedicarse a desmentir todo lo que la prensa internacional diga sobre sus diálogos a puerta cerrada. La crónica del diario El País del 17 de septiembre sobre la reunión de Unasur para tratar los violentos acontecimientos de Bolivia días antes, señalaba –como si el periodista hubiese estado allí- que ante la “verborragia” de “un Chávez encendido contra el imperialismo estadounidense”, Lula “le dijo a Morales que si optaba por el diálogo con sus rivales contar con el apoyo de Brasil y la Unasur, y que si se inclinaba por la confrontación se olvidara de cualquier respaldo. El mensaje de Lula fue el que finalmente recondujo la reunión al resultado que alumbró”. Pero si vemos el documento final, no existe nada parecido a esa posición que el periodista le adjudica a Lula. La declaración final es de respaldo absoluto a Evo Morales. Basta ver los dos primeros puntos:
1.-Expresan su más pleno y decidido respaldo al Gobierno Constitucional del Presidente de la República de Bolivia Evo Morales, cuyo mandato fue ratificado por una amplia mayoría en el reciente Referéndum.
2.-Advierten que sus respectivos Gobiernos rechazan enérgicamente y no reconocerán cualquier situación que implique un intento de golpe civil, la ruptura del orden institucional o que comprometan la integridad territorial de la República de Bolivia.
El modelo de información me recuerda a otra noticia del mes de junio en el denominado Diario Exterior. En ella replicaban una noticia de la prensa de Venezuela donde afirmaban conocer nada menos una conversación privada entre Fidel Castro y Hugo Chávez que tuvieron personalmente en La Habana, y también decían haber accedido a un informe de los servicios secretos cubanos. Según ellos el “eje populista” se estaba dividiendo porque el cubano le dijo al venezolano que no se fiara de Rafael Correa. Dice también la noticia que “el documento revela que el mandatario ecuatoriano estaría dándole un giro a su política exterior y buscaría el traslado de la base militar estadounidense a Colombia”. Pero el presidente de Ecuador no puede trasladar una base estadounidense a Colombia, eso lo harán los propietarios de la base con el acuerdo del país que la acepte. Es como decir que Zapatero traslada la base estadounidense de Rota a Perpignan. Por otro lado el fin de la base de Estados Unidos en Ecuador -la de Manta- ni es un giro de Correa ni es ninguna noticia, fue promesa en su campaña y anuncio cuando tomó posesión.
Ante una América Latina cada vez más unida y con políticas más soberanas, que no se deja atropellar por estadounidenses y europeos, algunos periódicos no saben que sandeces inventarse para tapar el sol con un dedo.
www.pascualserrano.net
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