En casi cualquier país del mundo, una comparecencia como la que el martes tuvieron en el Congreso de la Unión el secretario español de Gobernación, el director de la SSP federal y el Procurador General de la República, que afirma, de vez en vez, y cuando está de broma que “le vamos ganando la guerra al narco”, sería suficiente para que renunciaran, por dignidad personal, los tres empleados del espurio. Pero la dignidad es algo que se pierde, al parecer, frente a la parásita ambición de los sujetos antes mencionados.
Por Ricardo Andrade Jardí
En casi cualquier país del mundo, el Ejecutivo en turno habría pedido la renuncia de “su” secretario de gobierno y del encargado de la seguridad pública federal, frente a la falta de credibilidad que estos sujetos representan para una buena parte de la oposición que a su vez, se supone, representa a los ciudadanos (incluso para los lambiscones del PRI y de Nueva Izquierda) incluso para salvar la dignidad histórica del cómo será recordado el sexenio usurpador que hoy nos ocupa, pero, al parecer, la parásita ambición gana frente a la memoria.
En casi cualquier país del mundo ni Fecal sería presidente ni el secretario de Gobernación podría usurpar un puesto para el que no está facultado, según la ley; pero Maximiliano también se soñó emperador y de todas formas fue fusilado por quienes defendían la soberanía y la voluntad popular de la naciente república mexicana, como se lo recordaron a García Luna y al empresario Mouriño algunos legisladores.
Mouriño puede ser que desconozca la historia de México, su condición de español no lo obliga a considerarla; aunque su condición de usurpador en el ministerio del interior debió invitarlo a repasar aunque sea los libros de texto gratuitos, pero ocupados que están por privatizar la educación y en impulsar la competitividad y no la colectividad, que debería ser el principio rector de toda educación humanista, los ha hecho olvidarse de lo importante o, peor aún, suponer que sus adversarios políticos serían igual de ignorantes, que, seguro que los hay, o de desmemoriados que ellos, que los hay también, pero basta con uno que recuerde la historia para destapar la memoria de otros tantos.
De García Luna y de Medina-Mora, no hay más qué decir, su ¿ineptitud o corrupción? quedan de manifiesto y la una como la otra los hacen los candidatos menos idóneos para el puesto que ocupan, en casi cualquier país del mundo. Y es muy posible que tampoco sepan que junto al onírico emperador Maximiliano, también los traidores mexicanos detractores del Presidente Juárez, fueron fusilados. Lo que la Universidad no hizo por ellos, tampoco a los ciudadanos nos toca hacerlo.
Claro está que nos desgobierna una pandilla de ignorantes, con un Ejecutivo pelele, que tal vez son muy duchos para la administración privada, el fraude, la corrupción y la IMPUNIDAD, pero lo cierto es que para que el país salga adelante es urgente que los comparecientes Mouriño, García Luna y Medina Mora renuncien, ya no por su dignidad, que no tienen, sino por puro pudor.
Y por más empeño que la telecracia ponga en ocultar la ridícula comparecencia el mundo entero hoy está conociendo todos lo detalles del circo que protagonizaron el español secretario de Gobernación, el balbuciente secretario de Seguridad Pública Federal del México de hoy y el procurador general del país usurpado por la derecha panista. En fin…
En casi cualquier lugar del mundo…
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