viernes, abril 24, 2009

Cuba ausente marcó la Cumbre de las Américas

Barómetro Internacional

Ernesto Tamara.

La Cumbre de las Américas, con las ausencias de Cuba y Puerto Rico, culminó el domingo 19 de abril en la isla de Trinidad y Tobago, con la casi unánime coincidencia de que había sido un éxito, pese a que el documento final no fue ratificado por todos los presidentes y sólo fue firmado por el primer ministro de la isla anfitriona del evento. La ausencia de Cuba y las relaciones de Estados Unidos con la región fueron los temas principales de la reunión pese a no estar en la agenda. Para algunos mandatarios, ya no puede haber nuevas Cumbres sin la participación de Cuba.

El primer ministro de Trinidad y Tobago, Patrick Manning, firmó en solitario la declaración final en nombre de los demás países que ratificaron el documento, aunque en ese momento no quiso aclarar quienes se habían manifestado en contra. Tampoco era necesario, los presidentes que participaron en la Cumbre del Alba, en Cumaná, Venezuela, habían ya adelantado que no firmarían el documento ante la ausencia de una condena al bloqueo norteamericano a Cuba. Manning justificó la indiferencia hacia la declaración final recordando que el documento había sido elaborado por funcionarios en los últimos dos años y en consulta con gobiernos que ya no están representados. Más concretamente debió decir, el gobierno de George Bush.

Según la prensa argentina, país sede de la Cumbre anterior, los funcionarios que acompañaron a la presidenta Cristina Fernández, señalaron que el documento era un retroceso comparado con la declaración final de Mar del Plata del 2005 al proponer metas de desarrollo y combate a la pobreza.

El presidente ecuatoriano Rafael Correa explicó esa contradicción entre la falta de apoyo al documento final y la sensación de éxito del encuentro. “El documento final es irrelevante e intrascendente, y la cumbre ha rebasado por mucho ese documento”, aseguró en declaraciones al canal TELESUR. Por su parte el venezolano Hugo Chávez fue más explícito en su entusiasmo. "La cumbre, sin ser perfecta, se acercó a la perfección", dijo y recordó la trayectoria de estos encuentros internacionales. Señaló que "de todas las Cumbres de las Américas: la primera (en Canadá en 2001) fue una cumbre fría, incluso dentro de un muro", dijo refiriéndose al dispositivo de seguridad contra los manifestantes que protestaron en aquella ocasión, "y donde vino el Imperio y se impuso, y los demás callados excepto Venezuela" por el intento de imponer el ALCA. "Luego, en Mar de Plata (en 2005), ya sabemos lo que ocurrió: una cumbre que terminó fragmentada en pedazos, pero derrotamos al ALCA". "Y ahora, esta cumbre, se abrió a una nueva etapa de relacionamiento en todo el continente", indicó.

El presidente de Brasil, Lula Da Silva dijo a su vez que “asistimos a una reunión en la que posiblemente la América Latina y los Estados Unidos y entre nosotros los latinoamericanos y Caribe, creamos una nueva forma de mirarnos, de vencer nuestras diferencias y de debatirlas con mucha madurez”. También el presidente de Panamá, Martín Torrijos, se refirió a ese nuevo diálogo regional y con Estados Unidos. “El éxito de la cumbre… se definió por la ratificación de la importancia del diálogo a nivel de los jefes de estado del continente”, sostuvo.

El presidente norteamericano Barack Obama también destacó ese aspecto de la Cumbre. "Mostramos que aunque tengamos nuestras diferencias, podemos y debemos trabajar juntos en cuestiones en las que tengamos intereses comunes", declaró el presidente estadounidense. A su vez, el mexicano Felipe Calderón sostuvo que "nunca habíamos asistido a una cumbre con el nivel de interacción, franqueza y cordialidad que se sintió en Trinidad y Tobago. Creo que están puestas las bases para relanzar una nueva etapa en las relaciones".

Del dicho al hecho….

Desde los días previos a la Cumbre de las Américas estaba claro que la ausencia de Cuba en esa reunión iba a condicionar el encuentro y pautar el tono de las relaciones del gobierno de Barack Obama con la región. Sin embargo, pese a una mayor disposición al diálogo, Estados Unidos elude su responsabilidad y reclama “gestos” de Cuba.

La declaración de los países integrante de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de nuestra América ALBA fechada en Cumaná, Venezuela, el 16 de abril, señalaba claramente la exigencia de poner fin al bloqueo a Cuba e incorporar el gobierno de la isla a la Cumbre de las Américas. Casi coincidentemente, la Secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, admitía en Santo Domingo que la política de su país hacia Cuba de los últimos 50 años había fracasado.

En la Cumbre del ALBA, el presidente cubano Raúl Castro lanzó un mensaje a Estados Unidos. “Hemos avisado que estamos dispuestos a discutir todo”. La secretaria de Estado comentó el anunció del presidente cubano. “Percibimos los comentarios de Raúl Castro como una apertura muy bienvenida. Lo tomaremos muy seriamente y vamos a considerar esa respuesta”, señaló. También añadió que “Seguimos buscando vías más eficientes para avanzar, porque el presidente Obama y todo su gobierno vimos que la política actual hacia Cuba ha fracasado”.

Sin embargo, el gobierno norteamericano no parece dispuesto a cambiar rápidamente. El vocero del Departamento de Estado, Robert Wood, sostuvo a su vez que “Estamos listos para tener un diálogo con Cuba, pero es importante que al pueblo de Cuba le sea permitido expresarse libremente y reunirse en asambleas si lo desea”, explicó el funcionario.

A su vez, el vocero de Obama, Robert Gibbs recordó que el mandatario norteamericano está esperando un gesto contundente. “Este no es un camino de una sola vía, es una ruta de mano y contramano, y muy transitada. Los pasos que puede tomar un país pueden ser igualados o correspondidos por los pasos que dé otro país”.

Dan Restrepo, principal asesor de Obama en temas de América Latina manifestó después de la Cumbre: "Salimos de la Cumbre todavía con diferencias sobre cómo se debe tratar el tema de Cuba, pero siempre y cuando estemos dispuestos a escuchar y tomar en cuenta la opinión de otros". El gobierno de Obama creía que la decisión de eliminar algunas de las restricciones extras impuestas por el presidente Bush en el bloqueo a Cuba era suficiente. De allí que cada funcionario norteamericano consultado sobre el tema reclamara “gestos” de parte de Cuba.

Wayne Smith, especialista norteamericano en temas cubanos, ex diplomático, e integrante del Center for International Policy en Washington, fue claro al respecto: “Es absurdo poner la pelota del lado cubano. Lo que hizo Estados Unidos esta semana es muy poco. Obama quizá no conservó la hostilidad de su antecesor, pero el discurso sigue teniendo un tono duro” manifestó en una entrevista concedida a María Laura Carpineta del diario argentino Página 12. Wayne Smith, fue asesor de Kennedy y Carter. Fue funcionario de la embajada norteamericana en La Habana en 1959 hasta 1961, y en la administración del presidente Jimmy Carter fue responsable de la Oficina de Asuntos Estadounidenses en La Habana. Renunció al Departamento de Estado norteamericano en 1982 porque no estaba de acuerdo con la política exterior del republicano Ronald Reagan y desde entonces trabaja para mejorar las relaciones con Cuba.

En esa entrevista a Página 12 recuerda que “el gobierno estadounidense ni siquiera expresó un interés en iniciar un diálogo con Cuba y ahora espera un gesto de Cuba. Cuba no puso restricciones a los viajes de ciudadanos estadounidenses ni bloqueó el comercio con los Estados Unidos. Las sanciones en esta historia son de Estados Unidos contra Cuba, no al revés. Hay que entender algo fundamental: la política de Estados Unidos hacia la isla es la misma. Más allá de lo que digan en Washington, la pelota sigue estando del lado estadounidense”.

Pero, el presidente norteamericano no lo entiende así, al menos públicamente. En conferencia de prensa posterior a la Cumbre insistió en que "el pueblo cubano no es libre y ése es nuestro norte", e insistió en que "asuntos como los presos políticos, la libertad de prensa o la democracia no son temas que pueden dejarse al margen" en un diálogo con La Habana. Valoró como un paso positivo la reciente declaración del presidente cubano, Raúl Castro, en la que se mostró dispuesto a conversar sobre cualquier problema, aunque advirtió que ahora hay que transformar esas intenciones en acciones y que "los hechos valen más que las palabras".

En un insólito reconocimiento, Obama puso la labor de los médicos cubanos en el Caribe, como un ejemplo del que Estados Unidos tiene que aprender. "Ése es un ejemplo de vías de interacción con los pueblos de la región que también pueden resultar beneficiosas para los intereses estadounidenses”. Sin embargo, no pudo eludir el papel imperialista de su país en la región agregando que “el poder militar es sólo una parte de nuestro poder, que tenemos que complementar con más iniciativas diplomáticas y de carácter humanitario”. Es decir que pese a toda la retórica de respeto a los demás países, sigue pensando en utilizar su poder militar para definir las relaciones en la región.

La incorporación de Cuba desde el inicio

Cristina Fernández, en su carácter de presidenta del país sede de la última Cumbre, tuvo la responsabilidad de dar inicio a la reunión y en ese discurso adelantó la preocupación de la mayoría de las naciones. "Debemos dar cuenta de esas transformaciones (producidas desde que se celebrara la anterior cumbre, en 2005) de esa supresión de la lógica de un mundo bipolar, del anacronismo que significa el bloqueo a la hermana república de Cuba y pedir su levantamiento", dijo la presidenta argentina.

La presidenta argentina sostuvo que “muchas veces desde los Estados Unidos se concebía la relación con nuestros países como una forma de subordinación, acrítica a toda propuesta que se nos hiciera”, y recordó que en la Cumbre de Mar del Plata, George Bush fracasó en su intento de imponer el ALCA.
Más o menos en el mismo tono se manifestaron los demás mandatarios en sus discursos de la primera jornada. Las reuniones posteriores fueron a puertas cerradas para la prensa.

El presidente venezolano Hugo Chávez, sostuvo que “los Estados Unidos debe romper con esa concepción de vernos como su patio trasero”, y solicitó la incorporación de Cuba al organismo continental como parte de la nueva conformación de las relaciones de las naciones americanas. En ese tono planteó con humor que la próxima Cumbre de las Américas se debería realizar en La Habana.

El tema fue especialmente abordado en la reunión especial del mandatario norteamericano con los presidentes de UNASUR.

Evo exige respuestas

La reunión con los presidentes sudamericanos fue quizás la más compleja para el presidente Barack Obama. Tanto que debió tomar nota de lo que decían para poder responder, como podía, a los reclamos de una región que ya no se calla.

Hasta el presidente colombiano Alvaro Uribe –considerado el más reaccionario de la región- reclamó el fin del bloqueo a Cuba.

La mesa del encuentro fue encabezada por Obama y la titular pro témpore de la UNASUR, la presidenta chilena Michelle Bachelet. “Vengo a esta reunión sabiendo que tengo mucho que aprender y con muchas ganas de escuchar: como me decía mi abuela, escuchando se aprende”, dijo Obama.

Ni lerdo ni perezoso el presidente boliviano Evo Morales fue directo al grano al denunciar la injerencia de Estados Unidos. El presidente boliviano relató el último intento de golpe institucional que sufrió, en septiembre pasado, del cual formó parte activa el embajador norteamericano en La Paz, Philip Golberg.
Morales comentó que veía hablar mucho de cambio pero que él no veía cambios en la política de Estados Unidos hacia Bolivia. Y, concretamente, le pidió a Obama que respondiera si condenaba el intento de magnicidio que Evo anunció haber desbaratado días atrás, cuando la policía boliviana abatió a tres extranjeros en la provincia de Santa Cruz.

Obama intento responder después al presidente boliviano con la excusa de que apenas llevaba tres meses en el gobierno y aún no había llegado a controlar todos los resortes de la administración. Una respuesta que utilizó para otros cuestionamientos. Reiteró también que no podía modificar las cosas de un día para otro, pero aseguró que en su gestión eso que contaba Evo Morales no volvería a suceder.

Evo reclamó también el fin del bloqueo a Cuba, exigencia que repitieron todos los demás presidentes sudamericanos. "No veo posibilidades de una nueva cumbre de las Américas sin Cuba porque no hay más explicación" para la exclusión, aseguró el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva. Lula también le recomendó al presidente norteamericano que enviara a la secretaria de Estado, o a algún otro funcionario para que visitara pronto Venezuela y Bolivia, como forma de distender rápidamente las relaciones con los dos países sudamericanos.

“Qué bueno que Obama tome nota y responda algunos de los interrogantes que tenemos nosotros”, dijo Chávez. “Los Estados Unidos deben romper con esa concepción de vernos como el patio trasero”, le marcó el venezolano, que decidió restablecer las relaciones diplomáticas con ese país y reponer a su embajador en Washington, para lo cual designó al actual representante de Venezuela ante la OEA, Roy Chaderton. Morales también manifestó su disposición a retomar el vínculo con Estados Unidos.

La OEA trataría el tema Cuba en junio

La próxima Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, (OEA) a celebrarse en junio en San Pedro Sula, Honduras, podría poner punto final a la suspensión de la membresía de Cuba a ese organismo. Después sería decisión del gobierno de la isla incorporarse o no a esa institución, considerada por años como “el ministerio de las Colonias” subordinadas a Estados Unidos.

El propio secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, aseguró durante la Cumbre de las Américas, que la organización debatirá la derogación de la resolución que dejó en suspenso la membresía de Cuba en la asamblea de junio, aunque aclaró que dependerá de La Habana si quiere regresar al foro.
Insulza señaló que Cuba sigue siendo miembro de la OEA, ya que nunca fue expulsada sino "suspendida" por resolución de una reunión consultiva del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) en 1962. "Cuba nunca ha hecho nada para pedir que se levante la suspensión, pero nunca también ha dado pasos para salirse, retirarse definitivamente", dijo Insulza en un desayuno con corresponsales extranjeros.

Añadió que le compete a los países miembros de la OEA decidir la suspensión de Cuba y que ello se resolvería de manera consensuada y no por votación. De esta manera, cuando todos los países de la región han reestablecido, o han manifestado la intención de hacerlo, las relaciones diplomáticas con Cuba, le tocará otra vez al gobierno norteamericano definir la situación.

ernestotamara@gmail.com

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