Manuel Bartlett Díaz
Una serie de eventos recientes refleja nula visión geopolítica del presidente Calderón y la mayoría del Senado, mientras la estrategia estadounidense se impone.
1) La visita del presidente Obama preparada por la secretaria Clinton, negando, condescendiente que seamos un Estado fallido, afirmación contradicha simultáneamente por la Secretaria de Seguridad en el Senado de EU, enfatizando que sí lo somos. Obama brilló, abrió los brazos y no prometió nada, narró EL UNIVERSAL. Se centró en el narcotráfico reconociendo corresponsabilidad, pero en cuanto al tráfico de armas de EU a México, que han hecho del crimen organizado un ejército paralelo que asesina a policías, militares e inocentes, Obama aclaró que no buscará anular la ley que permite este tráfico mortal. Se crea una comisión binacional en México para combatir aquí el narcotráfico, interfiriendo en la autoridad interna, sin una comisión binacional para atacar allá el problema. Nos envían un embajador experto en reconstruir Estados fallidos, mensaje inequívoco; sustituye a otro, experto en petróleo, que acompañó la desnacionalización de nuestra industria petrolera.
2) El Senado aprueba la solicitud del Presidente para permitir que la Armada de México participe en “ejercicios navales” llamados UNITAS, bajo el mando de la Armada de EU. Defienden la aprobación con argumentos pedestres. Una ex Secretaria de Relaciones Exteriores “priísta” afirmó haberse opuesto en el pasado a esos ejercicios porque respondían a la guerra fría; hoy son útiles, nos enseñan; si alegamos que el narcotráfico es transnacional, es congruente combatirlo con EU. El Secretario de Marina, obsecuente a la participación en ejercicios bajo el mando estadounidense, porque es lucha común contra el crimen, reconoce paladinamente que en ejercicio anterior se fueron sin permiso. Los senadores aplauden agradecidos que ahora el Presidente respete la Constitución tomándolos en cuenta, se apresuran a aprobar la misión inconstitucional por tan generoso gesto.
Se reconoce que es la primera vez en nuestra historia que se unirán a fuerzas navales extranjeras bajo el mando del Comando Sur, lo justifica el narcotráfico. Pero el verdadero sentido de estas maniobras fue descrito días antes de la aprobación —dando ésta por sentado—, en una conferencia en el Departamento de Defensa estadounidense, por el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Carthwright, quien describió un acuerdo con militares mexicanos para cooperar en muchas áreas en las que nunca habíamos participado, no sólo en entrenamientos sino a nivel operacional, apoyo en sus conflictos con las drogas pero también en su capacidad para defender su país, en guerra irregular, contrainsurgencia, como nunca antes. ¿De quién van a ayudar a defender a México, integrados en la estrategia militar del Comando Norte y del Comando Sur? Los senadores y el Presidente consideraron que se trata sólo de un apoyo contra el crimen, en un aberrante sometimiento geopolítico, rechazado anteriormente conforme a nuestra doctrina militar de neutralidad.
3) Otra claudicación es la propuesta de Calderón en la quinta Cumbre de las Américas de impulsar la integración de mercados regionales y continentales de energía. Anunció la próxima inauguración en Guatemala de la primera red de electricidad generada en México hacia Centroamérica. Hace suya la estrategia estadounidense de controlar esa integración, el Plan Puebla-Panamá, que pretende integrar una red dominada por empresas de ese país, ya instaladas en nuestras fronteras Norte y Sur, utilizando nuestros recursos energéticos, nuestra mano de obra para beneficiar a sus empresas transnacionales y ejercer el dominio estratégico de la energía continental.
mbartlett_diaz@hotmail.com
Ex secretario de Estado
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