Barómetro Internacional
La desconcentración territorial de la Administración Pública en Venezuela
Por Omar Marcano
En la República Bolivariana de Venezuela siete (7) de cada diez (10) habitantes viven en las áreas urbanas. En los últimos cinco (5) años, período de gran crecimiento económico, las ciudades continuaron creciendo más rápido que las viviendas y los servicios, mientras que en materia laboral todavía existe un marcado desequilibrio entre la demanda y la oferta de trabajo, proliferando entonces el comercio informal y ambulante. La gestión de las ciudades sigue planteando un gran reto por la situación de los barrios marginales, donde la pobreza y los servicios esenciales como la recolección oportuna de la basura, seguridad, salud, agua potable y electricidad, no parece tener solución a corto y mediano plazo, a pesar de la decidida acción de las Misiones Socialistas en todos estos ámbitos.
Desde hace mucho tiempo se ha buscado solucionar de diferentes maneras este problema, en la década de los 70 la solución que se planteaba era construir grandes edificaciones (super-bloques), para trasladar a la población de los barrios a estos edificios y convertir los barrios en áreas verdes, la realidad demostró que esta medida fue insuficiente ya que no resuelve el problema de manera estructural, persistiendo los problemas de seguridad, mantenimiento y oferta de trabajo.
Los grandes protagonistas en el campo urbano como arquitectos, urbanistas, profesionales de diversas áreas no han podido enfrentar adecuadamente esta situación. La realidad es que en Venezuela nunca ha habido un plan nacional de urbanismo coherente, por lo que el desarrollo urbano se llevó a cabo divorciado de la producción real de ciudad a través de la acción cotidiana de sus habitantes, bajo el patrón de los denominados barrios de ranchos o asentamientos informales. De hecho, para el año 2000 aproximadamente la mitad de la población del país (13 millones de personas) habitaba en este tipo de asentamientos (CONAVI, 2000:1), porcentaje que no ha cambiado radicalmente en 2009 y, aunque el reconocimiento de los barrios marginales en un texto legal ocurre en Venezuela por primera vez en 1987, sin embargo los barrios siguieron multiplicándose como guetos, y esto a pesar de que se declara el derecho de los habitantes de los barrios y de su entorno físico a formar parte de la ciudad, a través de la legalización y realización de Planes Especiales, demostrándose así con los hechos no ser esta una solución ni estructural ni definitiva.
La propuesta de la Revolución Bolivariana se encuentra plasmada en el Proyecto Nacional Simón Bolívar (2007-2021), se trata del Desarrollo Territorial Desconcentrado el cual promueve entre otras cosas “la igualdad social, la justicia y la solidaridad a través de zonas de desconcentración de actividades económicas, de infraestructuras, vivienda, equipamientos y servicios..,,,”
Desafortunadamente, todavía no se ha visto el inicio del desarrollo de este plan tan importante y que se traduce en una deuda colosal de la Revolución Bolivariana con el pueblo. La clave es la “desconcentración de actividades económicas” una medida que debe ser implantada de inmediato ya que constituye un paso fundamental para el logro del desarrollo regional y local. Para ello, el ejemplo debe comenzar por la desconcentración de las actividades del estado y del gobierno en particular, su implementación permitiría activar un mecanismo de dinamización de la economía a nivel regional y local, con la ayuda obviamente interesada de los distintos actores económicos públicos y privados, especialmente estos últimos quienes históricamente se han visto beneficiados por las contrataciones del Estado.
Todos los organismos de la administración pública centralizada y descentralizada deben comenzar ya a realizar los estudios pertinentes para definir su ubicación más apropiada, acorde con su respectiva vocación productiva o de servicio, atendiendo las necesidades sociales de los trabajadores y sus familiares. Se trata de un trabajo científico y titánico pero necesario para el país en general, el cual, mas temprano que tarde, debe comenzar a materializarse.
En el caso particular del Ministerio del poder popular para Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias será indispensable activar un Programa de Investigación Urbana, Vivienda y Hábitat de largo plazo, coherente, pertinente para las políticas gubernamentales. Las líneas de investigación tendrían que estar acorde con la realidad del país y deberán incluir al menos las tendencias y pautas del proceso de urbanización e industrialización en una economía socialista, la estructura económica y social urbana, la reestructuración de la producción, la gestión urbana socialista y del gobierno local y el medio ambiente.
omarcano@mct.gob.ve
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