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miércoles, marzo 14, 2012

Afganistán: barbarie estructurada


Ayer, de acuerdo con información divulgada por el gobierno de Afganistán, un soldado estadunidense asesinó a 16 habitantes de Kandahar. Según los datos disponibles, el militar incursionó en tres viviendas y, al parecer, disparó indiscriminadamente contra quienes se encontraban en ellas.

Este acto de barbarie ocurre en el contexto de la indignación que recorre a la población afgana por la quema de ejemplares del Corán por las tropas invasoras y por la reciente difusión de un video en el que puede verse a elementos del cuerpo de marines que orinan sobre los cadáveres de tres afganos abatidos.

Aunque desde el primer momento el presidente estadunidense, Barack Obama, lamentó la masacre del domingo y la calificó de incidente aislado, la barbarie de las tropas extranjeras en Afganistán obedece a una pauta de agresiones regulares y sistemáticas contra la población local. A los casos mencionados deben agregarse los frecuentes bombardeos aéreos perpetrados por aviones de la coalición occidental invasora sobre concentraciones de civiles no involucrados en el conflicto. Si a ello se agrega la información contenida en los 92 mil documentos sobre la guerra en Afganistán que dio a conocer Wikileaks en julio del año pasado (The War Logs), y que registran toda suerte de atrocidades perpetradas por los invasores entre 2004 y 2009, resulta difícil creer que la más reciente carnicería sea consecuencia de la acción excepcional de un soldado que enloqueció.

Las documentadas prácticas criminales de Washington y sus aliados en la infortunada nación centroasiática son, por lo demás, consistentes con los manuales clásicos de contrainsurgencia elaborados por el Pentágono y coinciden con la barbarie estructural que caracteriza a los ejércitos colonialistas. De hecho, un modelo semejante de abusos y atropellos contra la población civil fue aplicado en Irak por los invasores estadunidenses.

Existen numerosas pruebas sobre el carácter mendaz del Pentágono y de otras dependencias de Washington en lo tocante a violaciones de derechos humanos cometidas por sus tropas. Desde la divulgación de los Papeles del Pentágono (Pentagon Papers) en 1971 por The New York Times hasta la difusión en Youtube del video Asesinato colateral (Collateral Murder) por Wikileaks, en abril de 2010, la opinión pública internacional ha podido contrastar las duras realidades de la barbaria bélica estadunidense con las versiones oficiales que atribuyen acciones criminales a equivocaciones, excepciones e incidentes aislados.

Tras la más reciente masacre de civiles afganos por un integrante de las tropas invasoras, resulta inocultable la urgencia de que el gobierno de Barack Obama ponga fin a la brevedad a la presencia militar de su país en la nación centroasiática, ofrezca una disculpa de Estado por la agresión iniciada en 2001 y emprenda un programa de indemnizaciones y compensaciones para las decenas de miles de víctimas civiles y sus familiares que las fuerzas occidentales han causado en Afganistán. De no hacerlo así, podría ocurrir que Washington estuviera plantando las semillas de un nuevo 11 de septiembre.

Soldados de EU asesinan a 16 civiles afganos en Kandahar

*Según testigos, los militares estaban ebrios; la OTAN dice que el responsable es un sargento

*Entre las víctimas hay nueve niños

*Karzai exige una explicación al gobierno estadunidense

Una residente de Panjwayi, Kandahar, muestra el cadáver de su nieta, tras el ataque perpetrado, según la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad, bajo el mando de la OTAN, por un sargento estadunidense.

Kabul, 11 de marzo. Fuerzas occidentales mataron a tiros a 16 civiles, incluidos nueve niños y tres mujeres, en la provincia afgana de Kandahar, en un ataque que según testigos fue llevado a cabo hoy por soldados estadunidenses que reían y parecían estar borrachos. Las autoridades de Estados Unidos aseguraron que el responsable de la matanza fue un efectivo, con grado de sargento, que ya se entregó.

El presidente afgano, Hamid Karzai, calificó el ataque, uno de los peores desde que comenzó la invasión estadunidense a finales de 2001, de asesinatos intencionales y exigió una explicación a Estados Unidos, mientras su par estadunidense, Barack Obama, se declaró profundamente triste por este incidente, ocurrido a una semana de que efectivos estadunidenses quemaron ejemplares del Corán, lo que desató protestas contra Occidente.

Testigos dijeron que vieron a un grupo de militares estadunidenses llegar a un poblado en el distrito Panjwayi, en Kandahar, cerca de las 2 de la madrugada, ingresar a las casas y abrir fuego.

Haji Samad dijo que 11 parientes murieron en una casa, incluidos sus hijos. Los muros de su vivienda estaban cubiertos de sangre donde los niños fueron asesinados.

Ellos (los estadunidenses) vertieron químicos sobre los cadáveres y los quemaron, declaró Samad, quien había salido de casa el día anterior.

Vecinos dijeron que los disparos de los soldados estadunidenses los despertaron, y aseguraron que éstos reían y estaban ebrios.

Estaban todos borrachos y disparando a todas partes, afirmó Agha Lala, otra testigo.

Karzai condenó en un comunicado la matanza, que calificó de asesinatos intencionales. Además, demandó que se ponga fin a las operaciones antiterroristas que terminan en asesinatos deliberados y exigió una explicación a Estados Unidos.

Funcionarios estadunidenses dijeron que un sargento fue detenido después del ataque y negaron la versión de que varios soldados, aparentemente ebrios, estuvieron involucrados.

La oficina de Karzai emitió un comunicado que citó a un aldeano: los soldados despertaron a mi familia y les dispararon a la cara.

El ministro de Fronteras y Asuntos Tribales, Asadulá Khalid, quien investiga el incidente, dijo que un soldado ingresó a tres casas y mató a 11 personas en la primera vivienda.

La Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) bajo el mando de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), sostuvo que un soldado estadunidense regresó a la base y se entregó.

El distrito de Panjwayi está unos 35 kilómetros al oeste de la capital provincial, Kandahar. Es considerado hogar espiritual de los talibanes.

La embajada estadunidense en Kabul dijo que inició una investigación y que el o los responsables serán identificados y llevados a la justicia.

Obama expresó a Karzai su consternación por lo sucedido, mientras el secretario de Defensa, Leon Panetta, telefoneó a Karzai para asegurarle que hay una investigación en curso.

En Bruselas, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, manifestó su consternación y tristeza; el comandante de la ISAF, el general John Allen, dijo estar conmocionado y también prometió una rápida investigación.

El tiroteo profundiza aún más las deterioradas relaciones entre Kabul y Occidente.

Seis militares estadunidenses murieron a manos de sus colegas afganos entre el 23 de febrero y el 1º de marzo, después de la quema de ejemplares del Corán en la base militar de Bagram, lo que llevó a violentas manifestaciones que dejaron más de 30 muertos y 200 heridos.

Los soldados estadunidenses y de la OTAN pondrán fin a su misión en Afganistán a finales de 2014, por lo que Washington intenta entrenar a las fuerzas de seguridad afganas para que tomen el relevo.

Estados Unidos invadió Afganistán el 7 de octubre de 2001 y expulsó del poder a los talibanes por dar cobijo a Osama Bin Laden, líder de la red Al Qaeda, y autor intelectual de los atentados del 11 de septiembre de ese año contra Nueva York y Washington.

martes, enero 10, 2012

"Ernesto Zedillo: el genocida invisible" / Víctor Flores Olea

En Hartford, Connecticut, Ernesto Zedillo presentó documentos ante una corte sosteniendo que como expresidente tiene inmunidad frente a una demanda en su contra por la matanza de 45 personas ocurrida en 1997 en Acteal, Chiapas, que presentaron los familiares de los masacrados.

Los abogados de Zedillo presentaron una moción para que se deseche la demanda presentada en su contra ante una corte federal en Hartford. En la moción, Zedillo, quien trabaja en Yale en materia internacional, rechazó las acusaciones de que sea responsable por la matanza que un grupo paramilitar cometió en Acteal, señlándose que Zedillo pretendió encubrir el crimen.

Los díez demandantes mexicanos, en su demanda de septiembre contra Zedillo, lo acusan de crímenes en contra de la humanidad y, además de las penas señaladas por la ley, exigen una indemnización por 50 millones de dólares para las familias de los muertos.

La matanza de Acteal de septiempre de 1997 fue una de las secuelas trágicas de la Rebelión que inició en Chiapas el Frente Zapatista de Liberación Nacional, contra el queZedillo reaccionó
siempre con una gran agresividad.

Agresividad que fue uno de los motivos de la derrota del PRI en las urnas en el año 2000, ya que la habilidosa demagogia de Vicente Fox, el siguiente presidente, convenció a muchos de que él haría una paz justa con el FZLN. Naturalmente todo resultó en una sarta de mentiras que perjudicaron definitivamente al Estados mexicano.

La matanza de Acteal duró varias horas y los agresores asesinaron a 45 personas, incluidos niños de dos meses. En otro rasgo de retórica inaceptable Zedillo censuró la matanza queduró varias horas y en la que los agresores asesinaron a 45 personas, incluidos niños de dos meses.

Tras la matanza, otra vez demagógicamente, Zedillo censuró a los responsables y los describió como criminales, además de que exhortó a las autoridades defensoras de los derechos humanos a que investigaran los hechos. Todo sin ningún resultado, no obstante que Zedillo se comprometió a encontrar y castigar a los responsables.

No es inútil recordar que el crímen forzó la renuncia del entonces secretario de Gobernación Emilio Chuayfett, del Gobernador de Chiapas Julio César Ruiz Fierro, al mismo tiempo que Zedillo habría conspirado con el entonces Procurador General de la República Jorge Madrazo, para ocultar la identidad de los responsables. Esta conmoción política en México fue sin duda uno de los motivos principales de la derrota de Zedillo y del PRI en las elecciones del año 2000.

La acusación es tan seria que, aparte de las proclamaciones de inocencia de Ernesto Zedillo, y de su argumento en el sentido de que no puede ser detenido y procesado en EstadosUnidos por hechos ocurridos durante su presidencia en México, la verdad es que la acusación es extraordinariamente grave, y que ya hay periódicos en Estados Unidos que hablan de “Ernesto Zedillo: el genocida invisible”, y de otros que hablan del doble discurso de Zedillo no solamente respecto a Acteal sino respecto al EZLN.

Desde luego hay quienesrecuerdan que en el momento en que Zedillo denuncia la identidad del subcomandante Marcos lo denuncia por crímenes de guerra ante el ministerio público exigiendo su detención y consignación, lo cual le mereció muy durosartículos de la prensa mexicana, que hablaron de la contradicción profunda entre el hecho del levantamiento de un guerrillero por motivos sociales y la denuncia ante el ministerio público de la misma persona por supuestos delitos del orden común.

Ahora esos supuestos delitos del orden común se han convertido, en la misma persona que los señaló en 1997, el presidente Ernesto Zedillo, en delitos de lesa humanidad, según la denuncia que han hecho los familiares de los indígenas masacrados en Acteal. Si los tribunales estadounidenses se apegan a derecho, la situación del expresidente Zedillo resulta extraordinariamente delicada, ya que precisamente los crímenes de lesa humanidad son considerados por la “justicia” en cualquier parte entre los más delicados y merecedores de las penas más duras.

Hace pocos días, el 22 de diciembre del presente año, en el catorce aniversario de la matanza de Acteal, el Obispo Raúl Vera López definió esa tragedia como una “provocada por la guerra de baja intensidad que utilizó como estrategia contrainsurgente el gobierno mexicano, quien tenía como principales actores a los grupos paramilitares, armados y pagados por él mismo y entrenados por el Ejército Mexicano…”.

Nos dice además el obispo Vera: “Para colmo de esa ignominia, el Gobierno mexicano estaba sentado en diálogo con los representantes del EZLN, junto con la mediación de Don Samuel Ruiz y la CONAI, en San Andrés Larrainzar, elaborando los acuerdos de paz. Mientras el Presidente Zedillo hacía la desecha de tender una mano a los insurrectos en los diálogos de San Andrés, mientras con la otra mano organizaba muerte y destrucción para las comunidades indígenas de Chiapas”.

La demanda civil presentada en contra de Zedillo fue un muy duro golpe a la reputación del ex mandatario mexicano. Medios de comunicación estadunidenses, como The Washington Post, CNN y YaleDaily News, difundieron la noticia. La Universidad de Yale, de la que Ernesto Zedillo es director de su Centro de Estudios sobre la Globalización y responsable del seminario Debatiendo la globalización, se localiza en Connecticut, donde fue presentado el requerimiento judicial, precisamente en el lugar de la presentacdion de la demanda (nos recuerda Luis Hernández Navarro).

Por primera vez en la historia un mandatario mexicano está acusado de delitos bajo la ley penal estadounidense. Esto es ya una ignominia como para poner al mandatario en grave vergüenza.
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sábado, diciembre 17, 2011

Hallan en la basura pruebas de masacre cometida por marines en Irak

Son 400 páginas que confirman el asesinato de 24 civiles. Fueron encontradas por un periodista en Bagdad.

17712/11.-Uno por uno, los infantes de marina se sentaron, juraron decir la verdad y dieron entrevistas secretas sobre uno de los episodios más horribles de los años que EE.UU. pasó en Iraq: la masacre de civiles iraquíes de la ciudad de Haditha, cometida en 2005 por un grupo de “marines”.

Las 400 páginas de interrogatorios, antes celosamente guardadas como secretos de guerra, supuestamente debían haber sido destruidas conforme las últimas tropas estadounidenses se alistaban para salir de Iraq. En cambio, fueron descubiertas junto a otros documentos confidenciales, como mapas militares de las rutas de helicópteros, por un periodista de The New York Times en un depósito de chatarra de las afueras de Bagdad. Un empleado las estaba quemando como combustible para cocinar su cena.

Transcripts of military interviews from the investigation into the  Haditha massacre were found at this trailer in a junkyard in Baghdad,  which specializes in selling trailers and office supplies left over from  American military base closings.

Transcripciones de las entrevistas hechas durante la investigación militar sobre la masacre de Haditha se encuentran en este trailer en un depósito de chatarra en Bagdad, que se especializa en la venta de remolques y material de oficina sobrante tras el cierre de las bases militares de EEUU. Foto: The New York Times

Los documentos -muchos rotulados como secretos- son parte de una investigación interna de las fuerzas armadas y confirman gran parte de lo ocurrido en Hadith, una ciudad del río Éufrates donde los “marines” mataron a 24 iraquíes, incluidos un hombre de 76 años en silla de ruedas, mujeres y niños, algunos de los cuales recién empezaban a caminar. Haditha fue un momento definitorio de la guerra, ya que contribuyó a profundizar la perdurable desconfianza iraquí hacia EE.UU. y la indignación ante el hecho de que ni un solo “marine” fuese procesado.

Esa es una de las principales razones por las que las tropas de combate de los EE.UU. se retiran este fin de semana.

Pero los relatos son igualmente sorprendentes por lo que revelan acerca de las enormes tensiones que sufrían los soldados destinados aquí, sus frustraciones y los choques a menudo dolorosos con una población a la que no entendían . El informe documenta el carácter deshumanizante de la guerra, en la que los “marines” llegaron a ver a veinte civiles muertos no como algo “notable” sino de rutina .

Este era el clima en 2005, cuando los infantes de marina de la Compañía K del 3er Batallón, 1er Regimiento de Infantería de Marina de Camp Pendleton, California, llegaron a la provincia de Anbar, donde está ubicada Haditha.

La provincia se había convertido en un baluarte de los sunnitas privados de sus derechos y de los combatientes extranjeros que querían expulsar a EE.UU. de Iraq. De las 4.483 muertes estadounidenses ocurridas en Iraq, 1.335 se produjeron en Anbar.

En 2004, cuatro contratistas de Blackwater fueron muertos a balazos y arrastrados por las calles de Fallujah. Luego sus cuerpos fueron quemados y colgados de un puente. Días después, las fuerzas norteamericanas entraron a Fallujah, y se desató el caos en la provincia de Anbar. Todo esto preparó el terreno para lo que pasó en Haditha el 19 de noviembre de 2005.

Esa mañana, un convoy militar de cuatro vehículos se dirigía a un puesto de avanzada de Haditha cuando uno de ellos se vio alcanzado por una bomba colocada al borde de la carretera. Varios “marines” fueron a atender a los heridos, uno de los cuales más tarde murió, mientras otros buscaban a los insurgentes que podrían haber instalado el dispositivo. En pocas horas, 24 iraquíes -incluido un hombre ciego de 76 años y niños de entre 3 y 15 años- fueron asesinados, muchos dentro de su casa .

Cuando llegaron los primeros informes donde se decía que habían muerto más de veinte civiles en Haditha, los “marines” que los recibieron manifestaron que no les sorprendía el alto número de muertes civiles. El oficial principal K.R. Norwood, que recibió informes desde el campo de batalla el día de los hechos de Haditha, declaró que veinte civiles muertos no era una cifra inusual. “No era llamativo, teniendo en cuenta la zona no diría que era llamativo, señor”, dijo.

Johnson, el comandante de las fuerzas estadounidenses en Anbar, dijo no haberse sentido impulsado a volver sobre los hechos porque eran parte de un patrón constante de muertes civiles . “ Pasaba todo el tiempo , en todo el país “.

Los documentos descubiertos por The New York Times siguen siendo confidenciales. Fueron cargados en remolques militares y trasladados al depósito de chatarra por un contratista iraquí que trataba de vender los desechos de las bases estadounidenses, dijo el empleado del depósito. “¿Qué podemos hacer con ellas?” preguntó el empleado. “Estas cosas no tienen ningún valor para nosotros, pero entendemos que son importantes y es mejor quemarlas para proteger a los estadounidenses. Si se van, debe ser porque su trabajo aquí ya está cumplido”.

(Traducido por Clarín, Argentina)

Democracy Now! sobre masacre de Haditha

domingo, noviembre 06, 2011

Ejército, paramilitares y marines ...

Este es el pan de cada día que reparte el gobierno colombiano

VIDEO: En Colombia el ejército oficial, si ke masacra a su propio pueblo al más puro estilo nazi, y todos los organismo internacionales calladitos.

Este VIDEO es una prueba irrefutable del accionar conjunto entre: paramilitares, ejército oficial de Colombia y marines de Estado Unidos en la comisión de masacres horrendas.

Con estas masacres, el terror de Estado ha logrado desplazar a 5,2 millones de personas de sus tierras: Colombia es el país con más desplazados del mundo. Las tierras despojadas a campesinos, indígenas y afrodescendientes son entregadas a multinacionales mineras y del agro industrial, así como al gran latifundio y su herramienta narco-paramilitar.

Vea en este video cómo los asesinos descuartizadores, los paramilitares, autodenominados cínicamente AUC, "Autodefensas Unidas de Colombia", fueron llevados en aviones y camiones del batallón del ejército, al sitio de la masacre, Mapiripan.

Allí estuvieron masacrando, violando, cortando cabezas durante 10 días, mientras el ejército impedía que entrara o saliera nadie del sitio de la Masacre.

Así, debido al cruel cerco del ejército que garantizó la horrenda masacre, nadie pudo darle auxilio a la población. El ejército combatió a las FARC que intentaron romper el cerco para socorrer a los campesinos que estaban siendo masacrados, pero el cerco era una operación conjunta del ejército, paramilitarismo y estadounidenses, con planchones sobre el río, retenes, y aviación.

Las guerrillas no pudieron entraran a darle auxilio a la población porque el ejército garantizó férreamente que la masacre de cometiera, durara y comprendiera las torturas más aberrantes que mente humana se pueda imaginar: era una operación de Terrorismo de Estado que inauguraba la estrategia de tierra arrasada en la zona de los llanos orientales, en la que estuvieron envueltas tropas estadounidenses.

Según lo confesó el General Uzcátegui en una grabación:

“¿Sabe qué hizo la Brigada militar Móvil2? Hizo una operación gigantesca que aplastó a las FARC, y colocó un colchón de aire o de seguridad para que salieran los paramilitares. Esto es gravísimo y es un secreto (…) el ejército no sólo tiene vínculos con los paramilitares, no sólo no los combatió, sino que combatió a las FARC, para que las FARC no golpearan a los paramilitares”

Masacre premeditada desde el más alto nivel, con traslado de paramilitares desde la otra punta del país en aviones militares.

Fue una masacre premeditada desde los más altos rangos. Los asesinos paramilitares fueron trasladados de una punta a otra del país por el ejército, para que fueran a cometer la aberrante masacre, bajo la mirada y colaboración de un sin-número de militares. Los paramilitares fueron alojados, vestidos y aprovisionados en las bases, brigadas y aviones oficiales.

El 12 de julio de 1997, un avión DC3 y un avión Antonov del ejército partieron del Urabá Antioqueño hacia el sur del país, hacia Mapiripán, en ellos eran transportados los paramilitares de las mal llamadas "autodefensas" para que cometieran la masacre. Aterrizaron en el aeropuerto de San José del Guaviare. Así testimonia el Piloto del DC3:

"Allí aterrizamos, quiero señalar que en la pista había personal del ejército y de la fuerza anti-narcóticos, pues allí funciona la más grande base antinarcóticos del país. Entre los miembros de la fuerza pública que custodiaban el aeropuerto se encontraban 70 hombres de la base antinarcóticos dirigidos desde Bogotá por el Coronel Leonardo Gallego, 2 hombres del departamento de policía del Guaviare y 41 hombres del Batallón Joaquim París comandados por el mayor Hernán Orozco Castro y bajo el mando operacional de la brigada móvil número2".

El nivel de premeditación y de coordinación en la masacre de Mapiripán es marca de un genocidio planificado, pero el Estado colombiano continúa intentando negar la evidencia, en un país en el que la impunidad para los mandos militares es del 100%. Y lo peor, un país en el que los grandes planificadores del genocidio andan libres, sin ninguna preocupación, y día tras día siguen planificando el genocidio, mientras se enriquecen.

La versión del estado es inverosímil, y muestra la absoluta corrupción que sustenta la impunidad de los victimarios. Como lo señala el abogado de las víctimas sobrevivientes:

"Es inexplicable que al día de hoy "no se sepa quien estaba al mando de la operación". Que 2 aviones militares salgan, uno de Medellín y otro de Bogotá que estos 2 aviones lleguen a Aparatadó y a Necoclí en el Urabá antioqueño, que son aeropuertos militarizados, que entren allí los paramilitares antioqueños a los 2 aeropuertos, se suban a los aviones; de ahí se trasladen a Villavicencio que es otro aeropuerto militarizado y que de ahí salgan al aeropuerto igualmente militarizado de San José del Guaviare; y que de ahí salgan en camiones del Batallón Joaquín París, los lleven a la trocha ganadera, los ubiquen en ‘Charras’ y que por vía terrestre y fluvial pasen por el punto de control Barranquón sitio de la Brigada móvil 2; y que de ahí pasen a Mapiripán, lo cercen, pasen a Puerto Alvira, lo cerquen, cerquen toda posibilidad de salida de la población… ¿y que al día de hoy no se sepa quién estaba detrás de la operación…?"

Mauricio Becerra Pérez, controlador aéreo del aeropuerto San José del Guaviare testimonia: "Yo autorice la entrada de los vehículos por una llamada hecha antes de llegar los vuelos, se identificaron del batallón Joaquín Paris, que iban a recoger a un personal que llegaban en los vuelos en cuestión, y así fue (...) eran suficientes personas como para llenar 3 camiones.”

En su recorridos los paramilitares de AUC transitaron por vías vigiladas por las autoridades militares, en el casco urbano de San José del Guaviare se encontraban 206 efectivos del departamento de policía del Guaviare, en las instalaciones del batallón Joaquín Paris residían por ese entonces 300 militares, además el retén Sinaí contaba con otros 41 efectivos del Batallón Joaquín París.

Según lo Testimonió el Obispo del Guaviare, Monseñor Correa Yepes: “(…)pasaron varios camiones con alrededor de 120 hombres de civil sin armas, después de pasar por el batallón salieron con uniformes y armados, continuaron su rumbo por tierra hacia un sitio denominado “Charras”; otro grupo de paramilitares AUC también se desplazó hasta el sitio “Charras” pero lo hizo por el río Guaviare, pasando por el punto de control militar sobre el río, conocido como el Barranquón”.

Testimonio de paramilitar Edison Londoño Niño: “fuimos hasta el Barranqón íbamos armados y nos dejaron pasar sin registrarnos ni nada”.

En el puesto de control sobre el río llamado el Barranquón se encontraban 834 hombres de la Brigada Móvil2, 136 de infantería de marina y 130 de la escuela de fuerzas especiales, más los del Joaquín París, en total casi 2.000 militares armados hasta los dientes, con un planchón sobre el río que no dejaba pasar a nadie, pero que ese día sí dejó pasar a 120 paramilitares armados. En el puesto de control sobre el río y sus alrededores había aviones, helicópteros, lanchas rápidas artilladas… ¿este es el “Estado desbordado” ante los paramilitares que aduce el ejército, o es más bien su cómplice evidente?

Según lo confesó el General Uzcátegui en una grabación: “¿sabe qué hizo la Brigada militar Móvil 2? Hizo una operación gigantesca que aplastó a las FARC, y colocó un colchón de aire o de seguridad para que salieran los paramilitares. Esto es gravísimo y es un secreto. Entonces el General Mora se quedó azul; y yo le dije, mire mi general, lo que yo estoy diciendo es con pruebas: ¿Qué cara van a poner los representantes de las FARC cuando yo vaya a la corte Suprema de Justicia y les diga: Vea, el ejército no sólo tiene vínculos con los paramilitares, no sólo no los combatió, sino que combatió a las FARC para que las FARC no golpearan a los paramilitares”

"Los paramilitares son la amante de los militares fascistas de Colombia, no se la pueden llevar a casa, pero la tienen mimada": dice el Coronel (r) Hernán Orozco. (Con este cinismo se despachan estas hienas y se quedan más frescos que una lechuga…)

Unas 60 personas fueron asesinadas en Mapiripán y en la cooperativa campesina. Personas sometidas a toda clase de torturas y asesinadas. Muchas de estas personas aún hoy están desaparecidas, ya que los asesinos echaron muchos cadáveres al río.

La impunidad preservada a toda costa por el Estado:

Fiscal General de la nación del momento testimonia: “Comenzamos a tener la dificultad porque el ejército no permitía que los fiscales entraran inmediatamente a la zona para averiguar lo que había pasado”

Abogado de las víctimas testimonia cómo desde la presidencia se impidieron las investigaciones y acceso de las víctimas y sus abogados:

“Hay una comisión que va hasta san José del Guaviare, una comisión del gobierno nacional, el doctor Lazo, encargado de DDHH de la presidencia, junto con el general Ardila y junto con el comandante del batallón Joaquín París (…) van pero no facilitan la entrada de los abogados de víctimas y fiscales".

La herramienta paramilitar sigue activa en el 2011, intensificando el genocidio...

La herramienta paramilitar sigue activa en el 2011, pese a las maniobras de propaganda del gobierno de Santos y del de Uribe: ambos gobiernos dicen en su propaganda que “los paramilitares ya no existen”, pero la realidad es que las masacres continúan y se han intensificado los asesinatos y desapariciones de manera vertiginosa.

Hoy en día, a la pregunta de que si es verdad lo que dice el gobierno de que ‘ya no existen los paramilitares’ las comunidades responden contundentemente: “Esa es una mentira del gobierno, los paramilitares siguen actuando.” “ Ví personalmente al jefe paramilitar alias Cuchillo, andando en carro blindado y escoltado con seguridad de la policía y del ejército”

La Fiscalía General reveló el 13 de enero 2011 que tiene documentados 173.183 casos de homicidios, 1.597 masacres y 34.467 desapariciones cometidas por paramilitares de las supuestamente disueltas y auto-denominadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

El registro, que recoge datos desde 2005 hasta el 1 de diciembre del pasado año (2010), también refiere tener documentado el desplazamiento forzoso masivo de 74.990 comunidades y el reclutamiento de 3.557 menores de edad por parte de paramilitares "AUC".

Cabe tener muy presente esto, para entender lo que pasa en Colombia, para entender el genocidio más allá de la falsimedia.

"No hago ninguna distinción entre combatientes y no combatientes. El que se pone al servicio de una banda de criminales es tan culpable como ellos, aunque se contente con servirles de recadero, de espía o de enfermero. Del mismo modo, aunque uno se limitase a curar a los heridos durante la batalla, no estaría absuelto de toda falta."

De Autobiografía. La historia de mis experimentos con la Verdad de Gandhi.

"Los paramilitares son la amante del militar"

"Los paramilitares son la amante del militar" from Camilo Raigozo on Vimeo.

viernes, julio 01, 2011

El "nuevo Estado"



El rechazo nacional a las políticas de Felipe Calderón en su quinto año es el más elevado en casi medio siglo, el desprestigio personal del titular del Ejecutivo de facto y de los principales miembros de su gabinete no tiene parangón, su guerra “contra el narco” –que es el eje de su proyecto– es repudiada por todos los sectores y el desastre institucional es cada vez mayor, pero la derecha en el poder no quiere ceder y él sigue echado para adelante.

1. El caso del desfase de Felipe Calderón de la realidad no podría explicarse, sin embargo, si no se analiza la prepotencia, impunidad y fanatismo de las fuerzas de la extrema derecha que gobiernan a México. El gobernante de facto no oculta que todavía sueña con trascender como el hombre que liquidó al Estado surgido de la Revolución Mexicana, para lo que le urge acelerar las contrarreformas e imponer a un sucesor que garantice los intereses de sus aliados y protectores y al mismo tiempo le cubra las espaldas, de ahí que en el marco del no tan novedoso “tapadismo blanquiazul” haya lanzado a Ernesto Cordero, su titular de Hacienda, para ver si logra el respaldo del capital financiero.

2. El proyecto de la ultraderecha mexicana tiene en su desmesura rasgos que muy pocos han querido advertir, aunque no se hayan ocultado. El desprecio de los gobernantes actuales al orden constitucional de la República y su descalificación de todos los regímenes del pasado ha ido acompañado en los últimos meses por la pretensión de edificar no un nuevo régimen sino otro Estado, y la jerigonza que utilizan es por ello preocupante, por sus resonancias mussolinianas. Alejandro Poiré, vocero de seguridad nacional, afirmó por ejemplo sin ambages, en un acto en el PAN capitalino el sábado 25, que un objetivo central del gobierno es edificar un nuevo Estado.

3. Las fuerzas económicas neoliberales han ido delineando a través de la experiencia de los últimos 30 años el modelo político que buscan imponer a los estados nacionales, sin que haya todavía un consenso en todos sus aspectos, pues dicho modelo, como se ha visto, supone el desmantelamiento de dichos estados para reducirlos a su mínima expresión: subordinando su orden jurídico interno a un derecho supranacional, cancelando los derechos originarios de las naciones a sus recursos estratégicos, desapareciendo en aras del mercado las entidades públicas, y reduciendo la vida democrática a una elección entre candidatos con propuestas similares funcionales al capitalismo neoliberal.

4. En el caso de México los panistas han sido más neoliberales que los miembros del PRI, a) porque en las condiciones de ilegitimidad en las que asumieron el gobierno, han estado más subordinados que ellos a los organismos financieros y al gobierno de Washington; b) porque a su vocación derechista, antinacional y entreguista se agrega el odio patológico que históricamente han tenido por las instituciones en que se apoyaron los regímenes priístas: la reforma agraria, el petróleo nacionalizado, las garantías laborales y el derecho del trabajo, los sindicatos; y, en fin, c) porque han resultado tanto o más voraces para los negocios con las trasnacionales que aquellos. A lo que se agrega otro factor: d) su vinculación con el sector más retrógrado de la jerarquía eclesiástica, cuyo activismo político es ya una preocupación nacional. De ahí la confusión entre lo público y lo privado que deliberadamente Calderón y sus amigos han impulsado con actitud patrimonialista buscando seguir prevaleciendo.

5. El supuesto éxito de Calderón en 2012 lo niega sin embargo la realidad, pues con toda seguridad Acción Nacional va a perder todas las elecciones estatales de este año, empezando por la mexiquense –que se dirimirá el 3 de julio entre Alejandro Encinas, vencedor de los debates, y el priísta Eruviel Ávila–, por lo que el gobierno panista tendría que recurrir el año que entra a una violencia extrema para salirse con la suya.

6. La “guerra contra el narco”, concebida en 2006 para hacer prevalecer los intereses estadunidenses en México y para enquistar en el poder a la ultraderecha mexicana con un costo de decenas de miles de muertos, se podría muy bien terminar al llevarse a Calderón ante los tribunales.

7. El gobierno del PAN y el Yunque cree sin embargo después de Chapultepec que tiene la vía libre para proseguir con su estrategia de guerra, y no advierte la creciente oposición nacional a sus políticas. Es cierto que Javier Sicilia y sus compañeros no plantearon en el encuentro las que se suponía eran demandas centrales del movimiento y no presentaron las exigencias nacionales de que el gobierno panista respete el orden constitucional y se termine con el estado de excepción que hay en el país poniéndose un alto a la guerra criminal, como tampoco hicieron mención de los acuerdos de Ciudad Juárez que demandaron el fin de la Iniciativa Mérida y de la injerencia estadunidense en asuntos nacionales, no pidieron la renuncia de Genaro García Luna y de otros funcionarios, ni mucho menos hicieron mención del acuerdo de someter a Calderón a juicio político. Al carecer de una estrategia para la paz, no tuvieron argumentos ni disposición para refutarle al gobierno sus falacias, limitándose a demandar solución a casos particulares para terminar en un aparente entendimiento con el gobierno criminal empeñado en mostrarlos como sus aliados.

8. El desastre institucional lo sigue ilustrando mejor que ningún otro el caso del priísta Jorge Hank Rhon, detenido por un operativo militar ilegal que allanó su domicilio el 4 de junio y liberado 10 días después por orden de una juez, que el propio Calderón ha seguido mencionando: negando en Chapultepec el 23 de junio y luego en entrevista con Ciro Gómez Leyva de Milenio Televisión el 27 haber conocido dicho operativo. De manera que si fue así, según Calderón el Ejército es una fuerza autónoma que actúa en la ilegalidad por motivos políticos y él un inepto que lo tolera. Las acusaciones que lanzó entonces a Hank criminalizándolo bastarían por otra parte para que cualquier juez lo dejara en libertad ante cualquier acusación por la intervención del Ejecutivo federal en un asunto judicial.

9. El gobierno panista no tiene fuerza moral para imponer sus políticas y a fin de hacerlas valer sólo se puede apoyar en los medios que manipula de manera cada vez más obvia y en la jerarquía católica, pero sobre todo en la fuerza material de ese Estado que pretende desmantelar. El arma fundamental que tiene para seguirse imponiendo no es otra que la capacidad represiva de las fuerzas armadas y de las bandas y grupos paramilitares que ha creado en estos años, que le permitirían imponer un clima de amedrentamiento, de ahí la peligrosidad de lo que acontece. El proyecto del nuevo Estado no está, a pesar de todo, muerto.

10. La exigencia de los sectores conscientes de la nación para terminar con este desastre debe hacerse valer por lo mismo en los meses que le resten a este gobierno cada vez con mayor fuerza, diciéndole una y otra vez: ¡Ya basta!

domingo, junio 26, 2011

Quién fue el niño héroe del Castillo de Chapultepec....


Su cerrazón demuestra que el presidente ESPURIO no es sensible

• La presencia del inepto García Luna, un signo más de intransigencia
• Tal vez me faltó dureza...guevos pues!, pero también con serenidad se gana
• Yo también soy de mecha corta, pero no caí en la provocación, la verdad es que me culee!;
 pero el que manoteó fue Calderón
• Aceptó cargar las culpas y su costo moral; tendrá que 
 asumir su consecuencia jurídica
• Cedimos el lugar pero ganamos voz y presencia públicas


En entrevista con Proceso, el poeta Javier Sicilia reflexiona sobre lo ocurrido el jueves en el Castillo de Chapultepec y saca sus conclusiones: la cerrazón del presidente demuestra que no es sensible; la presencia de García Luna, un signo más de intransigencia; tal vez me faltó dureza, pero también con serenidad se gana; yo también soy de mecha corta, pero no caí en la provocación; el que manoteó fue Calderón; aceptó cargar las culpas y su costo moral, tendrá que asumir su consecuencia jurídica y, cedimos el lugar pero ganamos voz y presencia públicas.

Javier Sicilia aún no se recupera de las emociones contenidas durante las cuatro horas que duró el encuentro con Felipe Calderón en el Castillo de Chapultepec y confiesa que le molestó que el presidente haya mantenido su cerrazón de no cambiar la estrategia militar de combate al narcotráfico que, advierte, seguirá costando la vida de miles de mexicanos.

Frescas aún las sensaciones del encuentro realizado la mañana del jueves 23 entre las víctimas de la guerra contra el narcotráfico con el jefe del Ejecutivo y parte de su gabinete, el poeta precisa que no hay un problema personal con Calderón sino con el presidente de la República, quien ahora acepta que pasará a la historia como “el presidente de las 40 mil muertes”.
A las críticas que le hizo Sicilia de que no hay un solo dato positivo que sustente la eficacia de su estrategia de combate al crimen organizado, Calderón repitió en varias ocasiones que mientras no tenga propuestas viables para combatir el crimen organizado y la violencia que genera, seguirá usando al Ejército y enfrentará la crítica “aunque sea injusta”.
“Estoy abierto a revisar la estrategia pero, realmente, mientras no sea clara la alternativa, como usted dice, mientras no se pueda decir ‘es para este otro lado’ (…) creo que tengo que seguir en eso: combatiendo a los criminales y reconstruyendo el tejido social”, dijo Calderón casi al final del encuentro.
Sin dar ninguna posibilidad de ceder, Calderón dijo que desde el inicio de su gobierno no podía esperar ninguna reforma de ley ni limpiar las instituciones para actuar con la fuerza del Ejército contra el crimen organizado, como se lo remarcó el poeta en el encuentro.
“Si estuviera en la posibilidad de evitar un crimen y no tuviera más que piedras en la mano, lo haría con piedras, esperando que por lo menos tuviera aliento para hacerlo. Pero así hay que hacer las cosas en un México que está dolido. Hay que hacerlo con lo que tenemos, que no es poco lo que tenemos. El Ejército no es poco (…) podrá haber muchos prejuicios, podrá haber abusos que se han cometido y que, además, se esclarecen y tienen que castigarse. Podrá haber muchas cosas, pero no es poco lo que tenemos.
“Y eso es lo que hice, don Javier. Pudo ser un error, probablemente. Yo no lo creo. (….) La verdad es que no vi, en conciencia, otra forma de actuar.”
Incluso ante la petición que le hizo Julián LeBarón de cambiar la estrategia y de que “mande un mensaje al mundo de que la violencia no termina nunca con la violencia, y así no sea recordado como el presidente de los 40 mil muertos y nosotros como una nación de salvajes y cobardes”, Calderón reviró:
“¿Que me gustaría que esta violencia terminara? ¡Por supuesto! Me gustaría ser recordado por las cosas que he hecho en la educación, por los hospitales que ya comenté, por las carreteras que ahora se han hecho (…) No. Probablemente voy a ser recordado por este tema y, probablemente, con mucha injusticia. Pero mire, don Javier, si algo comparto con usted es que cuando usted tiene un deber, tiene que hacerlo, y si cree que es su deber moral, tiene que cumplirlo, independientemente de lo que qué dirán.
“¿Cómo voy a ser recordado? Yo creo que en esa ética. Y sí, a lo mejor puedo estar equivocado, sí pude haberme hecho pato. Estoy dispuesto a rectificar, sí, nada más quiero ver con claridad en qué.”
“La verdad, prefiero, que se me juzgue –a veces creo que injustamente, en fin, la historia lo dirá– por haber actuado, que por haberme quedado quieto (…) Yo prefiero asumir la crítica, así sea injusta, de haber actuado, a quedarme con el cargo de conciencia de haber visto el problema y, por conveniencia, no haber hecho nada.”

Grave obcecación

Entrevistado al término del diálogo, Sicilia reflexiona sobre la necedad de Calderón. “Lamentamos la cerrazón del presidente, que es muy poco sensible todavía para un cambio de óptica en la seguridad, lo cual va a seguir provocando los problemas que criticamos (…) Como se lo dije, nosotros no somos competidores políticos, somos ciudadanos, no tenemos nada que perder. Le dijimos que podía hablar, mostrarse humilde. Entonces bajó el tono”.
Recuerda que Calderón pidió propuestas para cambiar su estrategia y que por eso llevarán expertos en la materia que han visto otros modelos, para que planteen al presidente nuevas alternativas sin costos para la sociedad. Sin embargo, señala que esta obcecación del mandatario es tan grave como su declaración de pasar a la historia con la carga moral de ser “el presidente de los 40 mil muertos”.
“Calderón dijo algo terrible y peligroso que debería repensar. Que estaría dispuesto a pagar los costos morales de su decisión. Eso es grave. Un hombre no puede decir eso, es muy irresponsable”, advierte.
–Dijo que puede pasar a la historia como el presidente responsable de miles de muertes.
–Si quiere asumir sus costos morales, pues bueno… eso es grave. Cargar eso está difícil, cargar con la responsabilidad moral de las muertes está cabrón. Quisiera decirle que retire esas palabras porque son un despropósito, unas palabras que pueden poner en riesgo su propia vida.
–¿Por qué?
–Porque acepta los costos morales, acepta cargar con la culpa.
–¿También porque podría tener una consecuencia jurídica?
–Claro, puede ser sujeto de juicio en tribunales, aunque él habló de costos morales. Por eso digo que eso es mucho más grave que los costos jurídicos que seguramente vendrán. Creo que esto le abrió una posibilidad al presidente pero no supo, por el lado de la Ley de Seguridad Nacional, abrírsela. Debió haber dicho: “Sí, me equivoqué; sí, entrémosle a una nueva estrategia”. Pero en esa posición pagará los costos morales que pueden también volverse jurídicos.
“Él dice que lo asume, dice que es injusto. Yo no lo creo así. En mi discurso hablo de las responsabilidades como jefe de Estado frente a esas muertes, pero también hay que entender que hay corresponsabilidades de las procuradurías, de los jueces, de los gobernadores. (…) Lo terrible es que quiera cargar o asumir la responsabilidad moral y, al mismo tiempo, engañarse con no sentir el peso de lo que representa esa misma responsabilidad moral.”

Estado fracasado

Otro de los aspectos que resalta Sicilia de lo que Calderón dijo en el encuentro con el Movimiento de Paz con Justicia y Dignidad es que al describir la transformación de los narcotraficantes mexicanos, de transportadores a vendedores de droga al menudeo, su crecimiento territorial y el aumento de su poder, aceptó implícitamente el fracaso del Estado mexicano.
En su primera intervención, el presidente dedicó un espacio para defender ante las víctimas su estrategia de combate al crimen organizado. Dijo que el Estado no era el responsable de la violencia sino los criminales, como Los Zetas y el cártel de El Chapo que tiene pueblos “asustados” en Zacatecas, Durango y Coahuila. Y de cómo reclutan a jóvenes “para satisfacer su apetito voraz de controlar territorios y comunidades”.
Explicó que al pasar del modelo tradicional del narcotráfico de llevar la droga a Estados Unidos a venderla aquí, ya no sólo corrompía a las autoridades sino que busca dominar territorios y “controlar ciudadanos y pueblos. Es una disputa violenta de cárteles contra cárteles lo que genera, fundamentalmente, la escalada de violencia”.
“El crimen, al controlar territorio –dijo Calderón– se adueña de esa comunidad, desplaza a la autoridad, la corrompe o la mata y entonces secuestra, extorsiona, asalta, viola impunemente. ¿Por qué? Porque la autoridad ya no existe o está a su servicio. Y es ahí donde yo coincido en la responsabilidad del Estado, que abdica de su deber esencial de defender a los ciudadanos.
“Ellos quieren ser ahora la autoridad. Por eso sustituyen las leyes de los Congresos por sus propias leyes; por eso sustituyen a la fuerza pública por sus propias fuerzas y por eso sustituyen la recaudación de impuestos por sus propias cuotas. Y eso es exactamente, Javier, lo que tenemos que impedir”, aceptó el presidente.
Pero esto, dice Sicilia, es que cuando hace este recuento, sin quererlo Calderón describe un Estado fallido.
“Exactamente eso fue lo que hizo. Por eso insistí en que una gran parte del problema estaba en el pudrimiento de esas instituciones. Cuando hace ese recuento, lo que refleja es la existencia de un Estado fallido, un Estado cooptado. ¿Cómo es posible que eso no lo quiera responder? Lo que vemos es que se encierra en su discurso, sólo ve lo que está bien. No es comprensible que el Estado esté marginado, desplazado por la delincuencia. Eso no lo ve el presidente, no se da cuenta de que ya hay estados, poblaciones donde quien reina es la delincuencia.
“Cómo vamos a ir a las elecciones si no van a poder ni siquiera instalar las casillas y si lo hacen va a ser con la anuencia de los narcos. Uno se tendrá que preguntar por qué cártel va a tener que votar. De eso no se está dando cuenta el presidente y por desgracia tampoco el Poder Legislativo ni los partidos, que es lo más grave.”
–¿No hizo falta de parte de ustedes enfatizárselo?
–Creo que hizo falta, pero dado el formato y que las víctimas eran lo importante, no se pudieron decir más cosas. Pero qué bueno que las víctimas lo rompieron. Por eso no pudimos darle más tiempo a estos temas que son importantes, pero también hay que entender que el agravio de las víctimas es muy grande, que sus dolores son tremendos, que querían solución, encontrar a su hijos, una respuesta a su largo peregrinar por esas instituciones fallidas y cooptadas. Preferimos eso. No queríamos desviar la discusión hacia temas más profundos o de fondo. Creo que era más importante lo humano.

El balance

Para Sicilia, el encuentro fue positivo porque el movimiento de víctimas logró sentar al mandatario a dialogar y a hacerle ver que su estrategia es fallida.
Ante las críticas de que fue muy flexible o condescendiente con el panista explica que prefirió mantener cierta serenidad ante la actitud impulsiva y hasta violenta de Calderón.
–Se vio usted moderado.
–Sí, porque conozco al presidente. Es un hombre de mecha corta. Me conozco a mí y también soy de mecha corta. Si hubiera caído en la provocación hubiera sido un diálogo de sordos. El que manoteó fue él. Era mejor bajar el tono para obligar a bajar el tono a Felipe. Eso se puede ver como debilidad, pero son lecturas. Creo que el discurso y la fuerza de los argumentos hablan por sí mismos. Hay que entender que a veces se ganan más posiciones con la apertura a un diálogo sereno que dando el espectáculo de la rudeza.
Dentro de un contexto de la dictadura presidencial que en México existe, el hecho de que un movimiento ciudadano de tres meses haya logrado sentar a Calderón también puede ser leído como una debilidad del presidente, considera Sicilia.
Sin embargo, manifiesta, ojalá esto se pueda leer como un signo de humildad.
“Yo le dije que no tenía por qué temer, ni por qué defenderse de nosotros; puede ser humilde, nosotros no estamos con fines políticos, no queremos pegarle para obtener las cosas. Estamos exigiendo desde la ética que tiene que ver con los ciudadanos. Tiene el derecho de ser humilde.”
–¿Qué hizo falta?
–Quizá más presión, una posición más fuerte. No sé si se hubiera ganado más o menos, no sé si se hubieran crispado los ánimos. Llegó un momento en que Julián LeBarón le dijo: “No nos insulte” o que el esposo de Bety Cariño les dijo que dejaran de burlarse de nosotros.
–Estaba ahí García Luna. ¿No era la oportunidad para insistir en la renuncia?
–No iba a cambiar nada, era perder el diálogo. Lo que nosotros estamos buscando es avanzar en la justicia para las víctimas. Nos molestó su presencia porque no estaba en la lista. Ese mensaje fue muy desagradable pero no quise entrar en esa polémica; fue como un reto de que, digamos lo que digamos, no cambiará su política.
–Hubo señales con lecturas polémicas. Por ejemplo, que usted le haya dado el escapulario.
–El problema es que no se entienden los símbolos. Hemos perdido el lenguaje poético. Cuando se lo di le dije cosas que ya no se escucharon porque ya no me llevé el micrófono. Pero le dije: “Todo esto que traigo es fruto del dolor que recogimos a lo largo del camino, de la gente que tenía compasión de mí y me ponía cosas para cuidarme, para seguir adelante con este consuelo. Nosotros decidimos traer puestos estos signos del consuelo y le entrego éste como símbolo de la justicia que usted le debe a las víctimas”.
Sicilia considera que en el encuentro ambas partes ganaron, pues “en un país donde nadie se sienta a dialogar, el hecho de que haya reconocido las víctimas y de que nosotros hayamos podido sentarlo, el hecho de que las víctimas hayan roto el formato sin que se violentara el acto, el hecho de que haya el compromiso de volverse a sentarse en esta mesa de diálogo, para que los ciudadanos intervengamos en la supervisión de lo que estamos pidiendo, todo eso hizo que todos ganáramos”.
Destaca como logros principales que “pudiéramos mandar nuestra narrativa y que no sólo se acreditaran los medios oficiales, sino los independientes, como un desafío a los monopolios. Cedimos el lugar pero ganamos estos espacios fundamentales. Ganamos voz y presencia públicas”.
También se visibilizaron las víctimas y se abrió el conducto para volverse a sentar para empezar a dar poco a poco dignidad a los deudos con la Ley de Víctimas que es fundamental.
Dice que el movimiento buscará fortalecerse con el apoyo de otras agrupaciones ciudadanas y que ahora buscarán hablar con los partidos, con la Conago, con el Poder Judicial y el Legislativo.
“El problema es muy grande y si queremos que se resuelva de la noche a la mañana estamos equivocados. Creo que es importante no dejar caer el movimiento, porque puede caer por la mecha corta de la ciudadanía que no sabe nada de los procesos largos, de los procesos lentos. La emergencia nacional tiene problemas muy fuertes. Hay que ir presionando, hay que ir avanzando, pero son procesos largos y los responsables son toda la clase política. Los diálogos tienen que seguir y a partir de ahí ver resultados y seguir presionando.”

domingo, junio 05, 2011

Escalada de horror: La narcotortura

Salvajismo primitivo

Llevada al paroxismo, la narcoviolencia desbordada por todo el país tiene un sello aterrador, el de la tortura como sistema, cuyas altísimas dosis de perversión dificultan los mejores intentos por hallarle una explicación a este fenómeno, por comprenderlo de una manera que pudiera llamarse racional… Especialistas consultados por Proceso acometen este esfuerzo y de entrada coinciden en que los desollamientos, los desmembramientos, las decapitaciones, buscan sobre todo sembrar el terror entre la población, enviar mensajes a los enemigos y eventualmente pulverizarlos en sus estructuras físicas, morales y de poder.
Fotograma de la película "El Infierno", de Luis Estrada.

Rodrigo Vera

Los variados métodos de tortura aplicados por los cárteles mexicanos de la droga –que generalmente terminan en la ejecución de las víctimas– se realizan con instrumentos rudimentarios, lo que, según los especialistas, habla de un retorno al “salvajismo más primitivo y sanguinario”, extendido ya a todo el país.

La mutilación, el desollamiento, la lapidación o la decapitación son sólo algunos de estos procedimientos que se realizaban en distintas épocas y lugares. Hoy son retomados por el crimen organizado, y se han vuelto tan comunes que ya conforman una expresión más de la llamada cultura del narcotráfico.

La “innovación” de los cárteles mexicanos en ese terreno consiste en la mutilación de personas con vida que después son ejecutadas y cuyos miembros son dispersados en distintos lugares para evitar su identificación.

La historiadora Evelyn Valle Contreras, especialista en métodos e instrumentos de tortura, comenta a Proceso:

“Actualmente, México atraviesa por una etapa de salvajismo muy primitivo y sanguinario que se suponía superado. Y la prueba es la alarmante escalada de torturas que realizan los cárteles de la droga.”

–¿Éstos utilizan algún tipo específico de tortura que los caracterice?

–No, más bien recogen métodos que ya se han aplicado en otras épocas, pero son de los más rudimentarios y sangrientos. A los especialistas nos llama la atención que, con las ganancias multimillonarias que deja la droga, los cárteles utilicen instrumentos tan arcaicos como el mazo, el palo, el hacha o el cuchillo.

“En ocasiones incorporan la electricidad o los ácidos, que vinieron a suplir al aceite y al agua hirviendo. Pero, por lo general, sus métodos e instrumentos son muy arcaicos. Ahí está el ejemplo de los cadáveres encontrados en Tamaulipas, que fueron torturados y masacrados a mazazos.”

Coordinadora histórica de las exposiciones Instrumentos de tortura y pena capital –que lleva 15 años exhibiéndose en el Palacio de Minería– y Cárceles de la Inquisición, procesos y tormentos –montada en el antiguo Palacio de la Inquisición–, Valle agrega:

“La gran innovación que han hecho los cárteles mexicanos es aplicar la mutilación a una o varias personas, para luego matarlas y dispersar sus partes desmembradas en distintos sitios. Ya nos acostumbramos a escuchar que aparecieron cabezas en bolsas de plástico, brazos en un baldío o piernas desmembradas en alguna calle.

“Las llamadas ‘narcofosas’ también son un fenómeno novedoso. Antes, a los torturados y asesinados no se les solía enterrar en grupo de manera clandestina. Sí hubo casos, por supuesto, pero no eran generalizados ni los cadáveres quedaban desmembrados en esa forma tan burda. De ahí que los deudos no puedan juntar el cadáver íntegro de su familiar.”

–¿Y cuál es la intención de estos macabros rompecabezas?

–Sembrar el terror entre la población. La clave consiste en que ya ni siquiera se respeta al cadáver. En épocas pasadas los cuerpos de los torturados y asesinados eran entregados a sus familiares, incluso en tiempos de la Inquisición, cuando se respetaba al cadáver y se le daba importancia a la salvación del alma. Ahora no; el cadáver es anónimo, ni siquiera vale la pena identificarlo. Esa es la variante.

Paroxismo criminal

El criminólogo y sociólogo Daniel Cunjama, profesor-investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe) y especialista en el tema, señala por su parte:

“Las llamadas narcotorturas –que incluyen la ejecución, pues es muy raro que un torturado salga vivo– se dan en un escenario desbocado, donde todos los límites han desaparecido. Estamos ante el derrumbe del edificio que nos configuraba como humanos y que tiene que ver con el altruismo, la piedad o la dignidad que inculcan las legislaciones humanistas o los preceptos religiosos.

“Basta citar la pena de muerte, prohibida por nuestra legislación y rechazada por la Iglesia con el ‘no matarás’. Sin embargo, la pena de muerte diariamente la aplica el crimen organizado. Las ejecuciones y los ajustes de cuentas se están convirtiendo en lo más común y normal en México. Es un fenómeno cotidiano que se ha incrementado muchísimo.”

En el estudio Decapitados y narcomensajes: el lenguaje del crimen, incluido en el libro Criminología reflexiva, coordinado por Cunjama, se dan cifras sobre este acelerado incremento de la tortura y de las ejecuciones, con base en estadísticas de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

De 2001 a 2005 había entre mil y mil 700 ejecutados al año. En 2006, la cifra llegó a 2 mil 221. En 2007 alcanzó 2 mil 712. Y en 2008 esta cifra casi se duplicó, alcanzando 5 mil 585 ejecuciones. La tendencia sigue en aumento.

Cunjama explica la razón:

“Vivimos un crecimiento del tormento-muerte que incluso supera la Ley del Talión del ojo por ojo, que es hacer padecer al otro un daño igual al que nos infligió. En la lucha entre los cárteles no funciona así. Es más bien: ‘Si tú le sacas un ojo a mi compañero, yo a ti te saco los dos y aparte te corto un brazo’. La respuesta es una tortura cada vez más atroz, una escalada de tormentos, decapitaciones y mutilaciones que no tiene fin.”

–¿Cuál es el objetivo de la tortura?

–Es un acto de venganza, o bien, un instrumento para sacar información al enemigo, en el contexto de la lucha por los mercados de la droga. Tiene también un objetivo secundario, lo que nosotros llamamos de “prevención general”, que es exhibir los cuerpos torturados para que sirvan de lección a los enemigos o atemoricen a la gente. Es como decir: “Vean, a mí no me tiembla la mano”.

“Toda tortura es cruel, provoca sufrimiento, resquebraja la autoestima, la dignidad y las resistencias axiológicas del torturado. Imagínese a cualquier narcotraficante con mucho dinero y un arma que le hace ejercer el poder, un poder que mata. Pero de pronto llega un grupo rival y lo desarma, lo desnuda y lo tortura de la manera más brutal, hasta matarlo. ¡Qué cambio tan radical! Entre ellos, la violencia es el camino para ganar poder… o para morir.”

–¿Cuál tortura es la más común entre el narco mexicano?

–La decapitación. Todos los cárteles la incorporaron a sus métodos de tortura y muerte; se ha generalizado muchísimo en México. No podemos decir que determinado cártel aplica tal o cual tortura que lo distinga. No, todos ejercitan tan variados tipos como su imaginación se los dicta, pues finalmente cualquier instrumento puede servir para torturar. Hay algunos grupos muy violentos, como Los Zetas o La Línea. Pero la decapitación es la práctica más común en todos ellos, es su sello característico.

Agrega el criminólogo que, de pronto, los cárteles mexicanos adoptan métodos de alguna organización criminal del extranjero.

“Esto sucedió con ‘la corbata colombiana’, que le copiaron a los narcotraficantes de Colombia. Esta tortura se aplica sobre todo a los soplones. Consiste en abrir verticalmente el cuello con un cuchillo, y por ahí sacarle la lengua a la víctima, de tal manera que le cuelgue como si fuera corbata”, explica Cunjama.

Este procedimiento fue muy utilizado por los sicarios de Amado Carrillo Fuentes. También se aplicó en el multihomicidio de la familia Narezo Loyola y sus dos empleadas domésticas, en la zona de Tlalpan de la Ciudad de México, un crimen causado por la supuesta disputa de un cargamento de 150 kilos de cocaína y 7 millones de pesos.

Además, dice Cunjama, la tortura es un código cifrado mediante el cual los narcotraficantes se envían mensajes entre sí:

“A los soplones se les corta o se les saca la lengua. A quien roba le cortan los dedos. A los testigos incómodos les sacan los ojos o les cortan las orejas. Detrás de cada tortura hay un mensaje. Todos son actos atroces que configuran una estética de lo grotesco, dentro de la cultura del narcotráfico”, apunta.

Torturar, una especialidad

En sus decomisos al narcotráfico, el Ejército Mexicano suele encontrar instrumentos de tortura –como garlopas para desollar, sopletes para quemar, torniquetes, cuchillos para mutilar, etcétera–, que ya está separando de los otros objetos decomisados a fin de analizarlos, revelaron fuentes castrenses al portal de noticias Terra, en una nota publicada el 9 de mayo de 2010.

Según esta información, en 2009 se decomisaron más de 300 instrumentos de tortura: navajas, astillas, engrapadoras, sierras, embudos, martillos, mazos, pinzas, ácidos, bates, picahielos y hasta sal en grano para las heridas.

Y se detalla que, en un operativo militar realizado en el municipio de Camargo, Tamaulipas, el 13 de abril de 2010, se localizó una bodega de Los Zetas con “seis tablas de tortura”, en las que se colocaba a las víctimas para azotarlas o desgarrarles la piel.

Las fuentes castrenses señalaron que Los Zetas y los Beltrán Leyva son las organizaciones delictivas que más recurren a la tortura. Lo mismo que La Familia michoacana y La Línea, sólo que éstas añaden el tiro de gracia.

Y agrega Cunjama:

“Los instrumentos de tortura hallados en los decomisos son evidencias de que, en lo interno, las organizaciones criminales tienen una división del trabajo muy marcada, como cualquier empresa. Tienen personal dedicado exclusivamente a torturar y, digamos, un departamento o área de tortura.

“Así trabajen en un cártel, no todas las personas son capaces de dedicarse a esta actividad tan cruel. El torturador necesita tener un perfil muy especial. Un requisito indispensable es que debe carecer de todo sentimiento de culpa, para que así pueda sacarle los ojos a una persona o descuartizar a un niño. Esta característica es importantísima.”

El criminólogo menciona a Teodoro García, El Teo, y a Santiago Meza, El Pozolero, como algunos narcos capturados que confiesan haberse dedicado a estas actividades específicas.

“Desde el punto de vista académico, la figura de El Pozolero es muy controversial, pues su actividad era desaparecer cadáveres, lo mismo que hace un cremador en cualquier agencia funeraria. Es la misma función. Sólo que este hombre era un eslabón de una cadena criminal que opera fuera de la ley; por eso nos resulta tan monstruoso”, comenta Cunjama.

Capturado en 2009, El Pozolero trabajaba para el cártel de Tijuana. Su función era “cocinar” los cadáveres de los adversarios, metiéndolos en recipientes con ácido y sosa cáustica.

Mientras que a El Teo –detenido el año pasado y quien servía al mismo cártel– se le atribuyen más de 300 ejecuciones, precedidas por largas sesiones de tortura.

Un caso muy sonado es el de El Ponchis, un niño de 14 años del Cártel del Pacífico Sur que se dedicaba a torturar y asesinar. Por internet llegaron a circular fotografías suyas en las que aparecía degollando a sus víctimas o portando rifles de alto poder.

La historiadora Evelyn Valle insiste en que las prácticas sanguinarias de estos torturadores –los degüellos de El Ponchis y la desintegración con líquido que llevaba a cabo El Pozolero– son muy viejas.

“El narcotráfico está incorporando métodos ya utilizados anteriormente. Está repitiendo las mismas actividades para dar tormento y muerte. Sólo que ahora, por ejemplo, practica el degüello con instrumentos más simples”, dice.

La especialista deambula por los oscuros recintos de lo que fue el Palacio de la Inquisición. Eran las mazmorras donde se confinaba a los herejes en la época colonial. Hoy, ahí se exhibe Cárceles de la Inquisición; procesos y tormentos, una amplia muestra de los instrumentos de tortura utilizados por la Iglesia novohispana en ese mismo sitio: el cepo, el potro, el garrote, el péndulo, tenazas para quitar la piel, látigos, horquillas…

Valle se detiene ante una tosca silla de madera, cuyo respaldo es un asta con un collarín de acero, el cual se abre o se cierra al mover un torniquete. Explica al reportero:

“Este es el famoso ‘garrote’. El cuello de la víctima se metía al collarín que, al irse cerrando, ocasionaba la muerte. Una variante era ‘La catalana’, en la que del collarín salía poco a poco una punta metálica que provocaba el degüello.

“Se censura mucho a las sociedades de entonces por recurrir a estas crueldades. Pero en la actualidad estamos repitiendo sus mismos métodos e incorporando otros nuevos. El narcotráfico volvió a sacar nuestro lado salvaje.”

Indica que la vieja práctica de la lapidación se manifiesta hoy con los llamados “entambados en cemento”; consiste en meter a la víctima –colocada de pie– en un tambo, para luego rellenarlo con cemento fresco que, al petrificarse, inmoviliza totalmente al torturado hasta provocarle la muerte por sed o inanición.

Prácticas inefables

En noviembre de 2007, en una playa cercana a Acapulco, Playa Olvidada, la policía guerrerense y la Armada de México encontraron los cadáveres de dos entambados en cemento, una práctica que se ha extendido a otros puntos del país.

A los tambos también se acostumbra llenarlos de agua y meter en ellos a las víctimas, provocándoles la muerte por ahogo. “Son las muertes con agua, que han sido muy comunes y variadas, ya que pueden practicarse con muchos instrumentos, como embudos puestos en la boca de los torturados”, indica Valle.

Y precisa que el desollamiento de personas vivas es otra vieja tortura que, en México, resurge con toda su crueldad. En enero de 2010, por ejemplo, ocurrió un caso macabro; con el rostro desollado de una víctima se cubrió un balón de fútbol: era una esférica y siniestra máscara de piel humana que podía rodar.

Uno de los desollamientos más recientes se perpetró en abril pasado, en Tepic, Nayarit; recargado en los barrotes de un puente se encontró el cadáver de un despellejado al que le cortaron las manos.

Valle y Cunjama coinciden en que hasta el momento no se han detectado prácticas de canibalismo entre los cárteles, que representarían un retorno más radical al México bárbaro.

“El caso más reciente que se acerca al canibalismo es el de El Caníbal de la Guerrero. Pero fue un caso aislado y muy al margen del narcotráfico. Por su parte, El Pozolero provocó que nuestro humor negro jugueteara con la antropofagia. Pero él realmente no hacía pozole para comer. ¡Vaya! ni siquiera era pozole”, comenta Cunjama.

–¿Esta violencia es un resabio proveniente de los sacrificios humanos del pasado prehispánico?

–¡No! Aquellas torturas y sacrificios tenían una finalidad muy distinta; se ofrecían a los dioses. De entonces a la fecha se interpone un periodo de cinco siglos de civilización occidental y católica. ¡Nada qué ver!

Cunjama indica que, a través de las narcomantas y el internet, el crimen organizado está difundiendo sus métodos de tortura:

“Es una violencia muy visible y novedosa, que además están reproduciendo y explotando los medios de comunicación, porque se dieron cuenta del atractivo morboso que despiertan los cuerpos destazados y mutilados… La tortura se convirtió en un redituable bien de consumo.”

–¿Qué utilidad tiene investigar los métodos de tortura del narcotráfico?

–Saber frente a qué estamos, conocer cómo se está dando este extendido fenómeno criminal. Después le damos una explicación. Con base en nuestras investigaciones, a la parte política le tocará frenar esta imparable ola de violencia que está sacudiendo a nuestro sistema moral, social y psicológico. Todos nuestros valores se están viniendo abajo, ¡todos!

domingo, mayo 15, 2011

Juicio internacional a Calderón

El vocalista de la banda irlandesa U2 fue recibido por la MIERDA humana que usurpa la presidencia en Mexico; Felipe Calderón NARCOfosa.


Los más de 40 mil seres humanos que han muerto en los últimos cuatro años nos colocan frente a una crisis humanitaria sin paragón. Ni la guerra de Estados Unidos contra Afganistán, ni la emprendida en contra de Pakistán han generado tal cantidad de muertos (Barómetro de Conflictos, Universidad de Heidelberg, Alemania). La violencia en México también ha dejado más desplazados que cualquier otro conflicto armado reciente, alrededor de 120 mil personas de acuerdo con el Internal Displacement Monitoring Center. La vulnerabilidad de los más jóvenes es particularmente grave: mil 226 de las muertes ocurridas entre 2006 y 2010 corresponden a niños y adolescentes (Red por los Derechos de la Infancia en México). En estrictos términos legales y de acuerdo con los criterios internacionales en la materia, esta situación se clasifica como un conflicto armado de índole no internacional.

El responsable directo de esta grave situación es Felipe Calderón. Fue él quien declaró una guerra en el país y decidió utilizar al Ejército y la Marina para atacar selectivamente los cárteles de la droga. Fue el Ejecutivo quien de forma obstinada prosiguió con esta estrategia bélica a pesar de que diversos órganos de la ONU le han solicitado suspender la utilización de los militares en tareas policiacas, recientemente el Grupo de Trabajo sobre las Desapariciones Forzadas o Involuntarias de la ONU, en marzo de 2011.

Como han documentado diversos informes sobre derechos humanos elaborados por organismos como Amnistía Internacional, el Ejército Mexicano ha llegado al extremo de asesinar y torturar a civiles completamente ajenos al conflicto, en retenes militares y durante sus operativos. Además, ha intentado encubrir estos hechos para garantizar impunidad a los responsables. Recordemos al respecto el caso de los estudiantes asesinados en el Tec de Monterrey el 19 de marzo de 2010, señalado por la CNDH en su recomendación 45/2010.

Las fuerzas armadas también han dejado impune la violación sexual de mujeres indígenas cometida por soldados durante sus operativos, con lo que ha fomentado el empleo de tan deleznable práctica (caso Fernández Ortega y otros vs. México, así como el caso Rosendo Cantú y otra vs. México –Corte Interamericana de Derechos Humanos).

Por su parte los cárteles de la droga también practican terribles crímenes contra la población civil. Reclutan niños menores de 15 años de edad para convertirlos en sicarios. Se estima que entre 30 y 43 mil menores de edad han sido reclutados por grupos criminales. Además, los ataques a los centros de rehabilitación de enfermos y adictos a las drogas se han generalizado. Los arteros ataques del 26 de junio en Durango, el 5 de diciembre y 10 de junio en Ciudad Juárez, Chihuahua –todos en 2010– son sólo tres ejemplos.

Los tribunales de nuestro país se encuentran prácticamente impedidos para juzgar al Ejecutivo Federal (artículo 108 onstitucional). A ello se añade la falta de autonomía de la PGR, lo que se traduce en impunidad a los funcionarios civiles y militares responsables de esta crisis.

Tampoco es viable someter a la justicia nacional a los soldados responsables de violaciones, torturas, desapariciones y asesinatos debido al inaceptable alcance del fuero militar, que permite que estos hechos sean juzgados por tribunales militares (artículo 57 Código de Justicia Militar). La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado contundentemente que la jurisdicción penal militar no es competente para investigar, juzgar y sancionar a los autores de violaciones de derechos humanos (caso Radilla Pacheco vs. México), pero Calderón se ha opuesto a cumplir con las sentencias que ordenan modificar el marco jurídico para adaptarlo a los estándares internacionales.

Ante la imposibilidad de juzgar a los violadores de los derechos humanos en nuestro propio país es urgente que hoy, bajo el principio de complementariedad, acudamos a la Corte Penal Internacional (CPI). Ello parece difícil dado que la Constitución señala que es el Ejecutivo (con aprobación del Senado) quien reconoce la competencia de la CPI. Sin embargo ninguna norma de derecho interno puede invocarse para incumplir obligaciones contraídas en el ámbito internacional (Convención de Viena sobre el derecho de los tratados, artículo 27) por lo que cuando Calderón y sus mandos militares las invoquen, sus argumentos serán rechazados por la CPI.

Para robustecer esta denuncia hace falta que participen la población y los defensores de derechos humanos del país. Por ejemplo, habría que incluir en el expediente de denuncia las declaraciones de los familiares de quienes han sido asesinados en operativos militares. Además, la mayor cantidad posible de ciudadanos mexicanos debemos firmar la petición que exige ante la CPI, detener el derramamiento de sangre. Contamos ya con miles de firmas recabadas en la marcha del 8 de mayo pero todavía es tiempo de que nuevas firmas respalden la denuncia.

Calderón ordenó el empleo de estrategias anticonstitucionales y violatorias del derecho internacional para combatir al narcotráfico y ello ha llevado a la sistemática violación de los derechos humanos en nuestro país. Bajo el artículo 8 párrafo 2, inciso c, numerales I y IV, así como el inciso e, numerales I, IV y VII del Estatuto de Roma, debe ser juzgado por crímenes de guerra en la CPI.

martes, abril 19, 2011

Mexico; el cementerio de Calderón

Narcofosas y Calderón, mensajes frente al horror
El hallazgo en San Fernando.

Jenaro Villamil

MÉXICO, DF, 19 de abril (apro).- El mismo día que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) lanzó un duro comunicado de condena al Estado mexicano por el hallazgo de 145 cadáveres en el municipio de San Fernando, Tamaulipas, el presidente Felipe Calderón hacía uso de su nueva estrategia de comunicación (o incomunicación) en su cuenta de Twitter y escribió el siguiente mensaje:

“Muchas felicidades a las Fuerzas Armadas por la captura de El Kilo y toda su banda de Zetas, autores de la masacre de migrantes ahí”.

A las 11:17 horas del lunes 18 de abril, el mandatario mexicano insistió en la alabanza:

“La detención de El Kilo y Los Zetas de San Fernando, fue el resultado de una gran coordinación de fuerzas federales”.

Ni una sola palabra presidencial de apoyo a los cientos de personas que han acudido a la morgue para saber si entre esos cadáveres se encuentra algún familiar. Tampoco ningún compromiso por investigar si existen otros cuerpos hallados en fosas similares. Mucho menos referencia alguna a lo expresado por la CIDH.

La Comisión Interamericana instó al Estado mexicano “a esclarecer lo ocurrido, identificar a las víctimas y sancionar a los responsables, así como a adoptar en forma urgente las medidas necesarias a fin de evitar que estos hechos sigan repitiéndose”. El Estado mexicano no ha respondido formalmente a este llamado.

La pesadilla de las narcofosas apenas empieza a desentrañarse y el gobierno federal insiste en asumir como “logros” lo que es una demostración de la impunidad generalizada, con un alto grado de responsabilidad de los tres niveles gubernamentales (estado, municipios y Federación).

El incómodo blog del narco publicó el mismo día que la Secretaría de Marina presumió ante los medios la detención de Martín Estrada Luna, El Kilo, que “fuentes anónimas y confiables” indicaron que se encontraron 55 cuerpos más en una nueva narcofosa, donde existen cuerpos de bebés, niños y jóvenes “quienes fueron ejecutados con brutalidad extrema”.

En su edición de este martes 19, el periódico Reforma realizó un recuento para señalar que en cinco años se han hallado 156 fosas en todo el país, con un total de 645 cadáveres, diseminados en 22 entidades de la República y el Distrito Federal. En Tamaulipas, Guerrero y Chihuahua se ha encontrado más de 60% de estos cuerpos. Lo peor de estos hallazgos es que la gran mayoría de los restos humanos no han sido plenamente identificados.

En otras palabras, apenas estamos en el umbral de un escándalo internacional que ya comenzó a generar notas muy duras en las cadenas televisivas internacionales como Telesur, CNN o las agencias informativas europeas y estadunidenses.

El sicario y sus víctimas

“No puedo decir con precisión cuánta gente fue ejecutada... Es imposible saberlo. Yo estuve una vez en la ejecución de cien personas. Todas fueron enterradas en un lugar específico; pudieron ser miles de ejecuciones”.

Este es el testimonio de El sicario, libro y documental del mismo título realizados por los periodistas Charles Bowden y Molly Molloy, cuyo adelanto se publica en la edición de Proceso de esta semana.

Las palabras de este asesino a sueldo, de Ciudad Juárez, Chihuahua, sólo confirman el horror que está por venir. El protagonista del documental insiste: “Bueno, digamos que hay por lo menos cien narcofosas, de las cuales posiblemente sólo cinco o seis han sido descubiertas”.

El menciona tan sólo las fosas existentes en la frontera de Ciudad Juárez y Estados Unidos. Además de estos cementerios clandestinos, en Tamaulipas, en Nuevo León, en Durango y en Coahuila se calcula que pueden existir decenas o cientos de estos sitios.

El país apenas entrará a las compuertas de este horror, uno de los verdaderos rostros de la espiral de brutalidad, violencia, impunidad y miedo que ha acarreado la guerra entre los cárteles, la persecución contra migrantes y contra la gente humilde, sin rostro, sin nombre.

Más de 3 mil desaparecidos

En la misma edición de la revista Proceso, la reportera Gloria Leticia Díaz cita el cálculo del Grupo de Trabajo sobre la Desaparición Forzosa o Involuntaria (GTDFI) de las Naciones Unidas en México. En su informe preliminar del 31 de marzo pasado, este organismo advierte que “más de 3 mil personas habrían desaparecido desde 2006” en todo el país.

El recuento hemerográfico realizado por Proceso señala que se han descubierto 718 cadáveres en 47 fosas clandestinas en Guerrero, Nuevo León, Tamaulipas, Michoacán, Chihuahua, Oaxaca, Coahuila, Guanajuato, Zacatecas, Durango, Sinaloa, Sonora, Baja California, Campeche, Quintana Roo, Jalisco e Hidalgo.

La reportera Marcela Turati, en su recorrido por la morgue de Matamoros, Tamaulipas, relata en la misma edición de Proceso que el Servicio Médico Forense (Semefo) está desbordado y más de 400 personas han acudido a este sitio –provenientes del mismo estado y de otros como Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Hidalgo, Distrito Federal, Zacatecas, Michoacán y Jalisco-- en busca de sus familiares desaparecidos.

Un investigador, entrevistado por Turati, describe así el perfil de las víctimas:

“Algunos de los muertos tienen ropa de invierno. Casi todos eran pobres (‘no tenían para pagar casetas, para vías más rápidas y nadie quiso enterarse porque no eran hijos de ningún famoso’, dice la fuente).

“--¿Por qué los habrían matado? –se pregunta al investigador.

“--A todos los hombres, jóvenes, en edad de enrolarse, los ven como potenciales enemigos. Podría ser que están tan desesperados que los matan previniendo que se hagan sicarios del Golfo. Además, así les impiden llegar a Matamoros y Reynosa, que controlan los sicarios”.

Esos son los muertos sin nombre. Sus cuerpos apenas comienzan a descubrirse.

Sin embargo, para ellos no hay palabras de consuelo ni de compromiso contra la impunidad del presidente de la República.

Comentarios: www.homozapping.com.mx

www.jenarovillamil.wordpress.com


Fosas clandestinas

Cadáveres en el Semefo del DF

Jorge Carrasco Araizaga

MÉXICO, DF; 17 de agosto (apro).- Las imágenes son terribles, atroces: cadáveres amontonados, cuerpos mutilados y torturados de cientos de mexicanos abandonados en fosas clandestinas.

Se parecen a las que se descubrieron en Chile, Argentina, Guatemala y demás países centro y sudamericanos al final de las dictaduras militares de los años setenta y ochenta del siglo pasado. Eran las víctimas de la violencia del Estado contra sus disidentes.

Son las mismas imágenes que dejaron la guerra nacionalista en la antigua Yugoslavia y la guerra tribal en Ruanda, en los años noventa.

Ahora, desde San Fernando, Tamaulipas, México da al mundo el mismo espectáculo fiero, inhumano. No es la primera vez, ni será la última, para vergüenza de un país sumido en una irracional guerra contra el narcotráfico.

Aquellos países pasaron del horror y la estupefacción a la indignación y al establecimiento de responsabilidades. Unos hicieron justicia, “en la medida de lo posible”, en sus propios tribunales. En otros casos, los responsables fueron juzgados en tribunales internacionales como criminales de guerra.

En México, los responsables de la barbarie también tendrán que ser procesados, juzgados y sentenciados. Pero la Procuraduría General de la República (PGR) está muy lejos de tal imperativo, pues es parte de esta trama violenta.

Como doble víctima, de la delincuencia organizada y de sus autoridades, a la sociedad mexicana no le queda más que organizarse para superar esa violencia parecida por sus resultados a una guerra civil y buscar que se impongan castigos.

Tarde o temprano tendrá que suceder si es que se quiere que el país salga del círculo vicioso de la violencia. Pero no como ahora se hace, atribuyéndole a una sola persona decenas y decenas de muertes.

Dice la Marina, por ejemplo, que Omar Martín Estrada Luna, El Kilo, supuesto jefe del cartel de Los Zetas en San Fernando, es el “autor intelectual” de por lo menos 200 muertes en ese municipio de triste testimonio.

Lo mismo hizo la PGR en enero de 2009 cuando le atribuyó a Santiago Meza López, El Pozolero, la muerte de unas 300 personas contrarias al cartel de Tijuana. Pero no pasa de esas acusaciones espectaculares. Nadie puede pensar que por sí solas dos personas sean las responsables de medio millar de muertes.

Hasta ahora, el gobierno mexicano no ha realizado, que se conozca, una investigación para dar con las cadenas de mando y protección, lo cual supondría la detención y procesamiento de quienes ordenaron y ejecutaron tales asesinatos, así como de las autoridades civiles, policiales o militares que han protegido a las organizaciones delictivas.

El resultado de esa impunidad es que los ciudadanos sientan cada vez más cerca la violencia. Al principio estaba circunscrita a las áreas tradicionales de producción y tráfico de drogas. Después, se extendió a nuevas “rutas” que prácticamente abarcan a todo el país en búsqueda de caminos para llegar al mayor mercado consumidor del mundo de sustancias ilegales, Estados Unidos.

Exacerbada de por sí esa disputa de rutas, Felipe Calderón quiso apagar el fuego con gasolina. A la violencia enfermiza de los carteles de la droga que rompieron toda regla de confrontación, se respondió con la violencia legal e ilegal del Estado. A la barbarie, le siguió la violencia necia, obstinada.

Hoy la violencia pende sobre cada mexicano. Nadie se salva. A cualquiera le puede pasar. Ya no es estar en el momento y en el lugar inadecuados. Todo México, en cualquier momento, es propicio para la muerte. Ya por un choque entre narcotraficantes, ya por la acción de las fuerzas federales, policiales y militares, ya por la fuerza que hace tiempo dejó de ser monopolio del Estado mexicano.

Por eso las tumbas clandestinas brotan en cualquier punto del territorio. El horror es el signo del tiempo mexicano que ahora dejamos como testimonio al mundo.

jcarrasco@proceso.com.mx