Miguel Ángel Velázquez
Dice el militante de las derechas en México, ahora encargado de la Comisión Nacional del Agua, en el gobierno panista, José Luis Luege, que él no es el dueño del departamento que debe, desde hace casi una década, el servicio de agua, y hasta es posible creerle, pero lo que es real es que para la Tesorería del Distrito Federal Luege no paga el servicio de agua potable que llega al departamento de la colonia Escandón.
Es posible que sea culpa del propio gobierno de la ciudad que, como asegura Luege Tamargo, no haya puesto al corriente el padrón de usuarios, pero lo cierto es que la deuda sigue a su nombre, y que de alguna manera debió estar enterado de ella, porque la clave con la que se puede exigir el adeudo es la de él.
Hay muchos años de por medio, curiosamente casi los mismos que llevan los gobiernos de izquierda en la ciudad, que existe el adeudo de aquel departamento, y eso, sea cual fuere el error, es decir tanto del gobierno como de él mismo, tendría que preocuparle antes que causarle reacciones de defensa que no deberían ocurrir en quien nada debe.
Por otro lado, en la entrega pasada nunca se dijo que el ingeniero Luege viviera en el lugar citado –faltaba más, ¿Luege en la colonia Escandón?–, decimos, eso sí, que el no pago está a su nombre, y que ello, sea de quien sea la culpa, lo señala como deudor.
Desde luego no es en este espacio donde daremos el número de la línea de captura del señor Luege, porque no es de nuestro interés causar mayores problemas, pero el documento al que hemos hecho referencia es de fecha reciente, es decir se expidió el día 28 del mes pasado, por lo que la situación desfavorable al funcionario subsiste.
Pero además, si el asunto fuera que el funcionario no avisó al sistema de aguas del cambio de propietario, podría haber caído en un ilícito, según el artículo 60 de la ley de aguas que advierte: “Los propietarios de los predios, giros o establecimientos, tendrán la obligación de informar al Sistema de Aguas, el cambio de propietario del predio, giro o establecimiento, o de baja de estos últimos, dentro de los 30 días siguientes a la fecha que suceda”. Es seguro que Luege Tamargo conoce la ley.
Y bueno, ya nada más faltó que el funcionario azul nos dijera, también, que las dos mil 732 –corregimos el dato publicado hace un par de días– oficinas del PAN-gobierno que no han pagado por el servicio de agua, no son responsabilidad de los azules, porque así se las dejó el PRI. Eso hubiera sido el colmo.
Es curioso, eso sí, que el Aeropuerto de la Ciudad de México adeude 20 millones de pesos; que el Estado Mayor Presidencial, no haya pagado por el servicio de agua potable ocho millones; que Pemex esté endeudado con 25 millones y que hasta la Secretaría de la Función Pública deba 700 mil pesos.
Así que no hay remedio: los grandes y los pequeños deudores tienen que pagar, en eso estamos de acuerdo con el señor Luege, ¿verdad?
De Pasadita
El apoyo que recibió públicamente Alejandro Encinas de parte de Marcelo Ebrard, para conseguir la máxima cartera de su partido, fue la señal inequívoca de que una buena parte del PRD se juega todo en las próximas elecciones internas.
Para Ebrard no debe haber sido fácil tomar la decisión de cargar con la responsabilidad de enfrentar abiertamente a la tribu más poderosa, supuestamente, del PRD, pero sabía, inclusive antes de tomar posesión como jefe de Gobierno, que dejar en manos de los chuchos el destino de ese organismo, era perder la orientación de un proyecto en el que él se inscribió, y que difiere sustancialmente del que propone el reformismo chuchista.
Esta vez, quizá como ninguna otra, habrá de definirse el rumbo del PRD, aún bajo la posibilidad de que Nueva Izquierda se vaya del partido en caso de perder las elecciones, costo muy alto para ese organismo, pero tal vez necesario, para evitar que continúen las terribles diferencias internas que confunden a la militancia.
Y así, el desacuerdo abrió una zanja profunda y amplia entre el reformismo chuchista, como ya habíamos dicho, y Andrés Manuel López Obrador, cabeza del proyecto en el que Ebrard y Encinas son piezas fundamentales; pero además, como se ven las cosas en este momento, no hay puentes que alcancen para unir las dos orillas que hoy parecen tan lejanas.
Marcelo Ebrard ya inició su trabajo, ahora falta saber hasta donde se comprometerá Alejandro Encinas, que en su momento trató de llamar a los jesuses al terreno del borrón y cuenta nueva, pero como era previsible, fracasó. Ahora, se dice entre la tribu de Jesús Ortega: la guerra está declarada. Las campañas –la de Ortega y la de Encinas– deberán arrancar públicamente al final de esta misma semana, así que en poco tiempo empezaremos a mirar los ataques de un lado y otro, y aquí, en este espacio, seguramente les tendremos el parte.
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