Ricardo Andrade Jardí
Las desatinadas declaraciones del "rey" de España, intentando callar al presidente democráticamente electo y refrendado de la República Bolivariana de Venezuela y la inútil defensa del Jefe del Gobierno (monárquico que no democrático) español, de su asesino antecesor, el fascista José María Aznar, lacayo de Bush, el cual ha estado en los últimos meses en abierta campaña intervencionista desacreditando a gobernantes legítimamente electos y candidatos de izquierda, ponen de manifiesto la hipócrita y nula vocación democrática de la España Monárquica, que en su discurso habla de tolerancia, diálogo y entendimiento, pero desacredita y arremete sistemáticamente contra la legítima voluntad popular de los pueblos latinoamericanos que poco tienen que agradecerle a la monarquía impuesta por Francisco Franco y avalada por las "maduras izquierdas españolas", las que en un incomprensible actuar rápidamente han entrado en el confort de una desmemoriada monarquía canallesca, olvidando el infinito agravio de la voluntad popular que en 1933 decidió convertir a España en una República que, el conservadurismo español junto con el fascismo europeo, ahogaron en la barbarie de la guerra para implantar una largísima, terrible y oscurantista dictadura, de la que hoy apenas estamos conociendo el altísimo costo en vidas humanas, que lo único que le heredó a España, es una monarquía de risa loca y del 10% de ganancia por empresa española que se establece al costo (de corrupción e impunidad) que sea en el saqueado tercer mundo.
El desquiciado "rey" que intento callar a Chávez, en un intento de volver a ser foco de atención de la opinión pública, no puso más que de manifiesto la pobrísima visión global que la monarquía española tiene con las naciones que han hecho que España sea en Europa algo más que su patio trasero. Chávez puede estar equivocado, pero la agresión contra Latinoamérica la inició el asesino ex presidente Español José M¦ Aznar, con la venia del "rey" Juan Carlos I. El ex presidente español ha iniciado, a petición de Bush, una serie de agresiones contra varios presidentes electos por sus pueblos, mientras Rodríguez Zapatero guardaba un cómplice silencio o intentaba justificar las intromisiones de Aznar como parte de la vida política de las naciones democráticas, fue la España de Zapatero la que nos ha dado a los latinoamericanos el derecho de llamar asesino al fascista Aznar, al tiempo que él califica de peligrosos los gobiernos "populistas" de Argentina, Bolivia, Brasil, Nicaragua, Ecuador y Venezuela, y arremeta impulsando una "santa campaña" contra la "marea populista" (es probable que el sujeto que invadió Irak junto con Bush no se haya enterado que el partido que lo postuló es justamente el autodenominado "Popular"), no deja de ser curioso lo rápido que los "socialistas" españoles se olvidan de las cosas, ya sea por mala memoria u omisión, conviene recordar que el sujeto que ostentaba el cargo de jefe del gobierno de la impuesta monarquía española en el 2003, y que invadió Irak a lado del criminal terrorista de G.W. Bush, es el mismo que hace rato impulsa en América Latina una peligrosa y golpista campaña de difamación y agresión contra los gobiernos REPUBLICANOS del continente, los que han decidido dar un giro radical con relación a una criminal economía que por supuesto tiene grandes beneficios para la imperialista política empresarial de la vieja España y que durante siglos ha arrojado hambre y miseria a nuestro continente.
No señores, los únicos aquí que tienen la obligación de callar son los monarcas a los que ni Dios ni sus pueblos han elegido, pero mucho menos los latinoamericanos. Si Zapatero quiere respeto para sus colegas antecesores, tendrá que empezar por exigirle al asesino fascista de Aznar que guarde silencio y que respete la voluntad popular de los pueblos del mundo y muy especialmente de los pueblos de América.
Y en mi condición de latinoamericano y de español le exijo al "rey" Juan Carlos I, producto de una criminal dictadura "que se calle"... y deje a los pueblos de América alcanzar la esperanza de otro mundo, que los REPUBLICANOS españoles nos enseñaron, con creces, es posible.
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