Ayer aparecieron dos notas de opinión en La Jornada, una de José Blanco y otra de Pedro Miguel que son muestra elocuente de que el fascismo se cuela hasta en uno de los pocos periódicos progresistas de México.
Ya José Blanco en sus anteriores contribuciones había dado muestra de lo reaccionario de su pensamiento, pero ahora que tras lo sucedido entre Hugo Chávez, Zapatero y el rey, se reeditó una breve síntesis de la historia de América Latina que exhibió las verdaderas posturas de los protagonistas de la escena política y económica que rige en el siglo XXI, este periodista se descubrió abiertamente como un verdadero fascista.
En uno de los párrafos del artículo "El cristal con que se mira" dice: el camorrero venezolano interrumpía una y otra vez a Rodríguez Zapatero, quien intentaba con talante civilizado atemperar los modos de Chávez; ello permite entender, no justificar, la explosión del rey Juan Carlos que le espetó, en el nivel del camorrero, la “pregunta” imperativa que quedará como la noticia principal de esa cumbre: “¿por qué no te callas?” Juan Carlos había perdido la cabeza frente a los navajazos verbales que Chávez propinaba con vileza a un Rodríguez Zapatero que permanecía sereno hasta que Chávez le permitió terminar su frase: “hay una esencia en el diálogo, presidente Chávez, que es el respeto; se puede discrepar y discrepar radicalmente, denunciar las ideas, pero sin caer en la descalificación” (reproducción de memoria). El ruidoso aplauso que rubricó las palabras serenas y firmes del presidente español expresaban al tiempo la reprobación de los modos de callejón de Chávez.
No, señor, lo importante del discurso de Zapatero no era su intento de "atemperar los modos de Chávez" sino defender a un fascista como Aznar que apoyó el golpe de estado de un presidente elegido democráticamente. Eso era lo que Chávez no podía aceptar porque como representante de los latinoamericanos que ya no estamos dispuestos a ser tratados como seres inferiores y que tenemos dignidad tenía que presentar la batalla discursiva. Cuestión más importante que los "modos" y las formas. El calificativo de "camorrero" a un defensor de los derechos soberanos de las naciones latinoamericanas resulta la visión de la derecha cada vez que un pueblo o un luchador social reclama sus derechos.
¿Desde cuándo es "un navajazo vil" denunciar una verdad que atenta contra la soberanía y contra la vida de un pueblo?
Su mención a "la reprobación de los modos de callejón de Chávez", "lo lloriqueos de los presidentes latinoamericanos frente a esos comportamientos (de los españoles) resultan pueriles, cuando no vergonzosos, y rebelan a las claras una enorme falta de entendimiento del funcionamiento de las empresas y del mercado" es la perfecta muestra de la carencia de profundidad y de conocimiento de historia, economía y política, materias esenciales justamente para "el entendimiento del funcionamiento de las empresas y el mercado". No vamos a hacer mayor referencia al texto de este hombre porque no tiene ningún caso, basten estas perlas que lo presentan como un fascista ignorante.
En "Duelo de patanes", Pedro Miguel hace un "Breve recuento de la reunión cumbre iberoamericana que se realizó en Santiago de Chile el fin de semana pasado":
1. Hugo Chávez es un patán que no deja hablar a sus interlocutores, posiblemente porque nadie le enseñó buenas maneras.
Las "buenas maneras" es una frase recurrente de la gente de derecha, quienes creen que la hipocresía debe permear la conducta de los seres humanos, quienes atienden a las apariencias poniéndolas por encima de la verdad. No son capaces de discernir cuando una postura debe mostrarse a como dé lugar porque está representando el sentimiento de millones de latinoamericanos que claman por justicia social y por un trato digno, que no pueden aceptar que los virreyes nos vengan a sermonear sobre nuestro comportamiento cuando lo que se exige es un trato respetuoso y de igual a igual. Eso no es patanería, sólo lo es para un racista.
2. Juan Carlos de Borbón es un patán que calla a gritos a los interlocutores que no le gustan, tal vez porque el encargado de enseñarle modales fue Francisco Franco.
Otra vez con el estribillo de las "buenas maneras", no, aquí no se trata de que Juan Carlos "calla a gritos a los interlocutores que no le gustan" ni porque Franco le enseñó "modales", aquí de lo que se trata es de que Juan Carlos calla cuando le dicen que su país, y probablemente con su aprobación, contribuyó a dar un golpe de estado a un país democrático.
3. El plebeyo Rodríguez Zapatero exhibe mayor pulideza en sociedad que el real zángano de La Zarzuela.
Sigue Moguel preocupado por la "pulideza en sociedad", por la formas.
4. A quien Aznar debería dar las gracias no es a Zapatero ni a Borbón, sino a Chávez, por haberlo vuelto tema relevante del bonito convivio.
5. Lula ha perdido peso; a juzgar por las apariencias, lo ha transferido a partes iguales a Michelle Bachelet y al susodicho Chávez. Si los gobernantes fueran países y los kilos, territorios, Brasil habría cedido a Venezuela buena parte de la Amazonia y Chile, rompiendo la costura de los Andes, se habría desparramado por el occidente de Argentina.
6. Independientemente de lo anterior, la presidenta chilena pide a gritos una modista y Daniel Ortega requiere con urgencia de un peluquero, o bien de una gorra, o bien de una peluca, o bien de un médico que le cambie la quimioterapia; se ve tan mal con esos claros en el cuero cabelludo que hasta se desvaneció el leve parecido físico que tenía con Pervez Musharraf; además, sigue necesitando, al igual que hace 30 años, un curso básico de oratoria.
En los puntos 4, 5 y 6, las apariencias en las que navega Moguel son dignas de un programa de Paty Chapoy. Sus comentarios son frívolos y vergonzantes.
7. Hablando de pelo, o de falta de él, la tal “cohesión social” es una tomadura de. Por principio, es recomendable desconfiar de los eufemismos.
8. A Evo Morales le gusta más el futbol que la política internacional. Lo malo es que para Bolivia la política internacional es más necesaria que el futbol.
¿Desconocimiento total o comentario sumamente tendencioso? Puede que las dos cosas. ¿Cómo es posible que quien tanto navega no sepa leer entre líneas?
9. A Cristina Kirchner le ha sentado bien la victoria.
¿Volvemos a las apariencias? Nomás le falto decir que se veía muy guapa e iba bien vestida.
10. Vicente Fox era capaz de largarse al extranjero a una pachanga de Estado aunque las placas tectónicas estuvieran aplaudiendo entre ellas. Felipe Calderón anda tan necesitado de legitimidad que no puede darse ese lujo y tiene que quedarse a repartir frijoles entre los damnificados de Tabasco, a ver si así consigue alguna.
11. La ausencia (al parecer, definitiva) de Fidel Castro ha causado un grave daño a las funciones anuales del circo iberoamericano. Nada, ni los desfiguros de Chávez ni los gritos del rey patán, devolverán a estos encuentros el encanto mediático que les aportaban las barbas ralas y entrecanas del patriarca cubano.
12. Tabaré Vázquez es la mayor decepción en lo que va del siglo.
¿Será Tabaré Vázquez la mayor decepción en lo que va del siglo, no será por ejemplo, la reelección de Bush por nombrar alguna?
13. Hablando de temas, no los hubo propiamente. Por eso este recuento es tan frívolo como la cumbre que acabó, y de mala manera, el domingo pasado.
No, la frivolidad es de quien lo recuenta, que no ve más allá de lo que un modisto, un peinador o un escenógrafo de Televisa pudo haber visto. En el sentido del humor, como decía Freud, se revelan verdades inconscientes que no son reprimidas por la conciencia porque aparecen como chiste. Quizás en esta Cumbre no fue importante lo que se dijo con "buenas maneras" en otra sesiones, pero lo que sucedió entre Chávez, el rey y Zapatero fue una breve representación que sintetizó con gran elocuencia la historia y la situación económica y política entre dos continentes, un suceso sobre el cual se pueden escribir tomos de análisis. Y no sólo eso, me temo que tendrá importantes repercusiones, sobre todo por la difusión que se le ha dado y porque la gente tuvo una puesta en escena de cómo están las cosas entre los españoles y los latinoamericanos.
14. En términos generales, los iberoamericanos tenemos unos estadistas horrendos. A como van las cosas, bastarán unos dos o tres encuentros más como éste para acabar de raíz con el espíritu de integración del continente idiomático. Tal vez no estaría de más pedirles a los protagonistas que desperdicien, así sea una vez por año, una oportunidad de hacer el oso y que dediquen los dineritos nada despreciables que se gastan en estos convivios en satisfacer necesidades sociales mucho más claras que la utilidad de cumbres como la que se realizó este fin de semana en la capital chilena.
En términos generales, los iberoamericanos tenemos unos periodistas horrendos. Periodistas que se disfrazan de progresistas y avientan frases lapidarias que en el fondo lo que revelan es una posición racista y frívola entreveradas con otras dizque izquierdistas.
La Jornada es de los pocos espacios periodísticos que tenemos para que los pensadores de izquierda den un poco de luz; ya nos tenemos que soplar a Marcos Rascón, Soledad Loaeza y al tal Gilly, que muy bien podrían irse al Reforma, al Universal o al Excélsior, ¿también tenemos que aguantar a Blanco? Y ahora a Pedro Moguel que confieso lo tenía en otro concepto (por cierto, nuestra decepción es mayor con él que con Tabaré), que ahora se echó una navegación en aguas tan turbias que hasta su propia mierda salió a flote.
Ojalá que La Jornada no vaya a seguir los pasos de El País con tal de vender más publicidad.
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