Por Alvaro Cepeda Neri
Conjeturas
El saqueo de las ganancias petroleras de al menos 60 años, el abuso para gastarlas en pago de funcionarios y otros excesos (Fox lo hizo para provecho de su grupo y vaya usted lector a saber si también para "matanga dijo la changa" incluyendo a sus hijastros) tienen a PEMEX en desgracia. Y en esa traición a mi general Lázaro Cárdenas, los derechosos panistas (desde el zedillismo) han sitiado a la empresa para privatizarla a manos españolas, estadounidenses y hasta chinas, diseñando el asalto final desde Los Pinos.
Calderón está preparando, tras la toma del PAN sacando a Espino, el relevo en la dirección general de PEMEX. Lleva el mismo lapso de los calderonistas en los cargos del presidencialismo, la conspiración para deshacerse de Jesús Reyes-Heroles González de la Garza a quien nunca vieron con simpatía. Y cuyo nombramiento coyuntural (para despistar a quienes pensamos que PEMEX debe permanecer como patrimonio paraestatal) garantizaría que no se privatizaría.
Sólo que Calderón y el PAN (el calderonista y El Yunque, que en eso sí coinciden), sostienen que PEMEX debe venderse. Cuando Calderón fue secretario de Energía, Juan Camilo Mouriño (millonario gallego naturalizado mexicano) era su segundo de a bordo, por lo cual dicen conocer a fondo la situación de PEMEX. Y aunque la mezcla mexicana tiene un precio inferior en el mercado, llega ya a los 70 y 75 dólares por barril. Y sus ganancias han permitido un presupuesto holgado para el gasto federal de los tres Poderes.
Los calderonistas apuestan a que Mouriño sea el relevo de Reyes-Heroles, y los síntomas para el nombramiento, aparte de filtraciones y rumores son: Mouriño, sin tener nada que ver, se metió a declarar sobre asuntos del petróleo y uno de sus derivados: la gasolina. También sobre la falta de refinerías. Lo hizo acompañado de un subsecretario de Energía (Jordy Herrera). Y el columnista Salvador García Soto, reflexiona de cómo Mouriño está metido en PEMEX hasta el cuello (El Universal: 13 y 15/XI/07).
Lo que está en cuestión es la diferencia de puntos de vista sobre el destino inmediato de PEMEX, en las cuales Mouriño, hombre de confianza y mismos intereses de Calderón, insiste en privatizarla (pues la familia Mouriño tiene no menos de 30 concesiones de gas y gasolina). Mientras Reyes-Heroles sostiene que bien manejada la paraestatal no tiene porqué venderse.
Mouriño quiere celebrar el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución deshaciéndose de PEMEX y con la probabilidad de que los Mouriño y firmas españolas, le entren a la subasta petrolera. Reyes-Heroles se opone y con él el PRI, el PRD y el sindicato petrolero. Y Calderón no es el fiel de ese choque de fuerzas. Calderón y el PAN calderonista están con Mouriño. Y Mouriño encabeza a los empresarios y capitalistas que quieren lo que resta de las reservas petroleras. La Nación, los mexicanos, en su mayoría, están esperando a los neoporfiristas que se preparan a festejar los centenarios, desmantelando la independencia y apuntalando la contrarrevolución.
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