martes, noviembre 20, 2007

Repicar de campanas que anuncian la necesidad de regreso al Estado laico

Por María Teresa Jardí

Triste aniversario de la Revolución Mexicana, borrada de la historia, como parte acordada de la entrega de México a capitales extranjeros, por traidores a la patria con el apoyo de las jerarquías eclesiásticas, empresarios favorecidos, telecracia ensoberbecida y la vomitiva prensa vendida. La información en los noticieros y las ocho columnas de los diarios a modo del sistema, mentirosos aliados del dinero, venga de donde venga y llegue de quien llegue, el caso es ser ricos, no importa que renunciado a la dignidad ni menos aún que convirtiéndose en canallas, versa sobre el affair de la Catedral, sin decir, que la provocación la montó el porro provocador, acusado de proteger curas pederastas, que funge como Cardenal de la Ciudad de México.

Y, más allá del ocultamiento de datos, por aquello de que cuando se vende la conciencia se cierran los ojos a la objetividad que hace que la información merezca la pena, algunos, como Carlos Marín, director de Milenio, vieron 200 donde los noticieros y el video subido por Reforma, no pudieron exhibir más de 20 personas.

Y, claro, otros, a los ríos de gente, que codo a codo, desde el metro, con la complicidad que da el saber que se forma parte de la misma causa, fuimos llegando por las diversas arterias que conducen al Zócalo y a los que ya no pudieron entrar y se quedaron invadiendo 20 de Noviembre, Madero, Cinco de Mayo, etc., nos convirtieron "en menos", como Ciro Gómez Leyva, sin atreverse a señalar que éramos cuatro acarreados, como les habría gustado poder hacer con los cientos de miles que otra vez, una vez más, convocados por AMLO, nos comprometimos a defender los bienes que a la nación propiedad del pueblo mexicano y a luchar contra la represión y la militarización y la entrada en vigor del TLC en la parte relativa a la importación de maíz (transgénico, además) y frijol (igual de manipulado que el anterior) concientes de que "Sin Maíz no hay país y sin frijol tampoco". Y ni qué decir de Héctor de Mauleón que en el Universal olímpicamente asegura, "que la "euforia no prendió" y quien vio a un Andrés Manuel López Obrador "endurecido y malhumorado", aunque tiene razón al decir "que la pobreza uniforma ropas y ojos de la gente".

Hay que ver lo que les ha dolido ver a AMLO, vivo, bien vivo, tan vivo. Más de un millón ochocientos mil afiliados, ya, a la Presidencia legítima, son mucho afiliados. La película de Madoki los exhibe a todos como mentirosos y cómplices de un fraude que es otro atraco (como el Fobaproa) a la nación mexicana. Y, sorry, otra vez, pero, hasta en Bosques de las Lomas, donde la vieron un hermano, mi sobrina y mi cuñada, al terminar la exhibición aplaudieron los presentes en la sala.

Incluso puede ser que los que entraron a la Catedral hayan sido contratados por el impresentable Norberto Rivera, un sujeto malvado, como el que más, que le da el quién vive a la Gordillo y puede ser que en maldad gane Rivera, orquestador de la provocación con los diez minutos de toque de campanas mientras hablaba Rosario Ibarra, lo que al menos sí consigna De Mauleón correctamente.

Diez minutos sin parar de toque de campanas a pesar de los gritos de la multitud volteada hacia la Catedral gritando: Obrador, Obrador, Obrador, primero y, ante la necedad: pederasta, pederasta, pederasta, después. Lo que también olvidan mencionar los a modo del sistema. Campanas tocadas con la mala leche que caracteriza a Rivera, luego de que empezaran a pasar por la pantalla algunas tomas de la película de Mandoki, incluida en la que aparece Rivera bendiciendo la usurpación.

Repicar de campanas que anuncia que la Iglesia Católica es un peligro para México. Repicar de campanas que demuestra las bondades de la separación del Estado y la Iglesia. Repicar de campanas que hace necesario el regreso al Estado laico.

En mi calidad de católica exijo que la Catedral realmente se cierre e incluso se podría convertir en un museo. Es una vergüenza que un cura acusado de proteger pederastas, provocador y porro de corazón, sea el Cardenal de ese recinto. No se necesitaría crucificar a Jesús, Cristo moriría de vergüenza al ver el tamaño de cínicos desvergonzados, tan malditos y fachos, que encabezan su Iglesia. Inconcebible es, incluso porque en Argentina se juzga ya al canalla sacerdote que avaló la dictadura y la tortura, que un cura con alzacuello a través de la Telebasura mexicana, exija que se encarcele a seres humanos. Vomitiva es hoy la Iglesia Católica mexicana y es un gran peligro para el pueblo de México.

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