Cereso-Colima: Sobrepoblación asfixiante
A pesar de que es uno de los estados más pequeños y con menos habitantes en el país, la entidad cuenta con una de las poblaciones más grandes en sus penalesColima, Col., 7 de enero (apro).- El Centro de Readaptación Social (Cereso) de esta ciudad es un retrato de las condiciones que prevalecen en la mayoría de las cárceles del país: sobrepoblación, venta de drogas y alcohol, carencia de talleres, ausencia de programas destinados a la rehabilitación de los internos.En entrevista con Apro, el director de Prevención y Readaptación Social del gobierno del estado, Roberto Pizano Camberos, confirma que el Cereso ya rebasó el límite de su capacidad. Afirma que al cierre de 2007 la población penitenciaria registró un crecimiento exponencial de casi 100% al llegar a 3,152 internos, cuando la capacidad instalada es de 1,600 lugares.Explica que debido a esa situación el penal atraviesa ya por graves problemas de hacinamiento. Admite, por ejemplo, que actualmente tienen que recluir hasta 10 personas en una misma celda, cuando la norma indica que en éstas sólo deben tener cabida cuatro personas. “Algunos tienen que dormir en el piso, cerca del inodoro, en condiciones no sólo inadecuadas, sino inhumanas”, concede el funcionario.En 2003, el Cereso de Colima se encontraba en el lugar número 21 en el mapa nacional de sobrepoblación penitenciaria, con 105 presos por cada cien lugares disponibles.Sin embargo, en los siguientes cuatro años el Cereso de esta entidad apareció en el lugar número 9, con 144 presos por cada cien espacios. En ese mismo periodo, el primer lugar fue para Sonora, seguido por los estados de México, Baja California Sur y Baja California.Pizano Camberos indica que si bien Colima es uno de los estados con menor población del país, el número de internos es elevado, pues supera al de entidades más grandes y pobladas, como Nayarit, Querétaro o Guanajuato.Ante tales circunstancias, el gobierno estatal analiza dos proyectos, según anunció el secretario general de Gobierno, Héctor Michel Camarena: la inversión de 100 millones de pesos para ampliar las actuales instalaciones del Cereso de Colima, y la construcción de un nuevo centro penitenciario, con capacidad para cinco mil internos. Pero el director de Prevención y Readaptación Social menciona que eso sólo resolvería el problema de la capacidad.Afirma que aparejado con el problema de la sobrepoblación, debería atenderse también el de la ocupación de los internos. Dice que actualmente sólo 70% de ellos ejerce alguna actividad, pero ésta apenas les deja “ganancias simbólicas”, insuficientes para mantener a sus familias.Cuenta, por ejemplo, que los internos “privilegiados” trabajan en una pequeña fábrica de precolados y producción de ladrillos, y por esa tarea perciben 42 pesos diarios. En contraste, los internos que se encuentran en la panadería o la cocina perciben de 40 a 100 pesos a la semana.“Algunos realizan artesanías, lavan ropa ajena, reciben dinero de familiares y ponen un pequeño negocio dentro del penal; de esa manera se las ingenian para tener algún ingreso, tanto hombres como mujeres”, dice Pizano.El funcionario considera que hace falta que el gobierno estatal y que los sectores privado y social de Colima “tiendan la mano”, y den una respuesta mayor para que todo mundo tenga una ocupación debidamente remunerada.Cuenta que sólo un empresario se ha acercado con él para proponerle la instalación de un taller de costura en el área femenil para que las internas confeccionen prendas de vestir para mujer.El funcionario está en pláticas también con el secretario de Desarrollo Rural, Carlos Salazar Preciado, para que un grupo de preliberados se encargue de la operación de una granja porcina y avícola en el área de exposiciones de la Feria de Colima.“Otro proyecto es el relativo al aprovechamiento de áreas de cultivo que actualmente no están debidamente utilizadas, se habla de cultivar jamaica, de volver a cultivar hortalizas, que en años anteriores nos habían dado buen resultado”, dice.--¿Cómo se encuentra el problema de la circulación de drogas dentro del Cereso?--Lamentablemente, hay que afirmarlo, tenemos narcomenudeo dentro de la prisión.Indica que personal de seguridad ha decomisado desde resistol hasta heroína dentro de la prisión.El funcionario explica que el ingreso de droga al penal está directamente relacionado con el endeble sistema de revisión en la cárcel de Colima, y en las de Tecomán y Manzanillo.“Necesitamos que el gobierno federal instale en las prisiones de Colima maquinaria sofisticada para realizar una revisión, suave pero eficaz; y de esa manera captar la presencia de alguna droga o metal. Esa máquina cuesta 3 millones de pesos en Estados Unidos”, menciona.El director de Prevención y Readaptación Social de la entidad comenta que a raíz de que la Comisión Nacional de Derechos Humanos envió al gobierno del estado una recomendación para evitar que personal de vigilancia incurriera en abusos con los visitantes –los desnudaban antes de la recomendación--, el Ejecutivo estatal “dio indicaciones de que nunca más se revisara de esa manera a las personas: desnudándolas, haciéndolas caminar en cuclillas, hacer patitos para expulsar alguna cosa que trajeran en cavidades naturales, y ese tipo de revisión era tanto al entrar como al salir de la prisión”.Sin embargo, el propio Pizano reconoce que esa práctica es casi imposible y confiesa que en el Cereso de Colima la revisión a los visitantes incluye tocamientos “que no rayen en lo obsceno”.Describe: “Aquí el visitante entra a un cubículo y es revisado. Si la persona incurre en una actitud sospechosa, se llama a una persona del área médica y se le traslada a otro cuarto, donde la revisión es más exhaustiva.“Ese tipo de revisión estricta se realiza cuando de plano sabemos que el familiar de esa persona está incurriendo en una actitud indebida y, por lo mismo, se le sujeta a una revisión más estricta. Lo normal va a ser palpar el cuerpo de las personas, pedirle que suba su blusa y que ella misma mueva el brasier con sus manos, para que la custodia aprecie si cayó algo o no. Lo mismo ocurre en el aparato reproductor: se hace un manejo ligero, se palpa para detectar si se quiere meter un objeto prohibido”, cuenta Pizano Camberos.
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