Eduardo Ibarra Aguirre
Entre el “campo triunfador” que anuncia la golfista Lorena Ochoa y la declaración del Frente Nacional por el Campo Mexicano de que la lucha contra el Tratado Libre Comercio de América del Norte “es a muerte”, el país se introduce a paso sostenido a un desencuentro social y político de pronóstico reservado.
La nación no acaba de curar las heridas provocadas por los resultados de los comicios del 2 de julio de 2006, cuando ya marcha directo a otra confrontación, sólo porque Felipe de Jesús Calderón Hinojosa y su secretario de Agricultura Alberto Cárdenas Jiménez parecieran dispuestos a demostrar, más el segundo que el primero, que la política no es su fuerte y que ésta no se inventó para resolver institucionalmente el reclamo social y el político.
La torpeza y cerrazón del jalisciense que es dado a mostrar sus manos para presumir que es hombre forjado en el campo, pero que enhorabuena Ochoa lo evidencia, involuntariamente por supuesto, como de campo de golf, llevó las naturales y profundas divergencias que genera la plena entrada en vigor del capítulo agropecuario del TLCAN con la apertura de las fronteras a la importación de maíz, azúcar, leche en polvo y frijol, a niveles que le impiden, como se evidenció el jueves 10, ser interlocutor válido y creíble de las organizaciones de la sociedad rural.
Ciertamente, como diría el nuevo rico Vicente Fox Quesada, el ingeniero electricista y electrónico que se ocupa de dirigir las políticas agropecuarias oficiales, nativo de Zapotlán el Grande, aunque actúe con pequeñez ante los enormes rezagos rurales, sólo aplica los lineamientos de Calderón Hinojosa, quien el primer lunes de 2008 realizó una cerrada defensa del TLCAN porque “ha sido benéfico”, pues significa empleo formal e incluso los salarios mejor pagados para los sectores vinculados, los agricultores mexicanos venden cinco veces más que en 1994, y México se ha convertido en el segundo proveedor de Estados Unidos y el tercero de Canadá.
La respuesta fue inmediata y a cargo de seis organizaciones campesinas: “En 14 años, el TLCAN generó la pérdida de 2 millones de empleos, 70 por ciento de los campesinos viven en la pobreza (datos oficiales reconocen a 9.5 millones en pobreza extrema) y 300 mil emigran cada año, con graves riesgos para sus vidas, a Estados Unidos”. Reconocen que el michoacano tiene razón cuando informa que las exportaciones agropecuarias generan 11 mil millones de dólares anuales, pero oculta que las importaciones representan 13 mil millones de dólares. Las pérdidas anuales para el agro las estiman en 4 mil millones de billetes verdes. Los 204 mil millones de pesos que destinará el gobierno al agro, estiman que “sólo beneficiará al 2 por ciento de los productores y a 30 empresas, la mayoría extranjeras, que son las únicas capaces de competir en el mercado internacional”.
Tan contrapuestas como están las visiones, finalmente será en otro campo donde se dilucidará esta batalla, en el de la opinión pública y publicada, y el de la sociedad. Para ello será indispensable que las partes en disputa rebasen el nivel propagandístico de sus alegatos, particularmente el ofensivo anuncio de la Sagarpa a cargo de la exitosa deportista, y doten de mayores elementos de información y de juicio.
Justo ahora es cuando más falta hacen espacios informativos plurales y de reflexión diversa, como el que hasta hace una semana condujo Carmen Aristegui Flores, porque involucran a la ciudadanía en los temas nacionales y estimulan el debate, mientras que Leonardo Curzio y María Amparo Casar Pérez empeñan en Enfoque sus mejores conocimientos en caricaturizar a los impugnadores del capítulo agropecuario.
Acuse de recibo
“Te felicito por la objetividad, oportunidad y valentía con que escribes”, dice Eloy Caloca Carrasco sobre Ombudsman militar (7-I-08). “Por lo que se refiere a la nueva área de derechos humanos que anunció recientemente la Sedena, te recuerdo que el primer antecedente serio y documentado que existe al respecto, por esa institución, fue una comisión (o misión) de militares que documentaban supuestos excesos que les eran endilgados por ONG zapatistas o la ciudadanía de Chiapas, durante el conflicto en Los Altos y la Selva en los primeros meses del 94…”. Falleció la colega María Victoria Llamas. La traté una sola vez, el 9 diciembre de 1999, cuando compartimos lugares en el desayuno para recibir premios del Club de Periodistas de México, junto a 67 colegas más. “Sólo faltaron los meseros”, me dijo con desenfado. Para el doctor Octavio Rodríguez Araujo “Ella tuvo siempre mi admiración, por perseverante en los temas sociales, muchos de ellos censurados, y por valiente e inteligente”... También partió Irma Salinas Rocha, señora de “actitud abierta, tolerante, incapaz de discriminar a nadie por su condición social o cultural o bien por sus creencias”. Regiomontana de “respuestas valientes y generosas”, como la describe Abraham Nuncio y subraya su “sólido compromiso social y su indeclinable coherencia política”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario