Que el fraude electoral jamás se olvide
Gerardo Fernández Casanova
Ni tiempo tuvimos para formular los consabidos buenos propósitos de año nuevo, la terca realidad nos despertó con sus horrendos campanazos para recordarnos el decreto que prohibe soñar. Voy a comentar algunos de tales campanazos:
1.- Reforma electoral. Muy poco nos duró el gusto por la noticia de que el Congreso había dispuesto modificaciones importantes para evitar que los medios masivos de comunicación electrónica, particularmente sus dueños, interviniesen con los dados cargados en los procesos electorales, cuando nos enteramos que, en la legislación secundaria, las penalidades por infringir las prohibiciones se reducían a meros cacahuates. Me acordé del cuento de aquel ciudadano que le preguntó al juez a cuánto ascendía la multa por faltas a la autoridad, el que le contestó que la multa era de diez pesos; el ciudadano sacó de su cartera un billete de cien pesos y mandó al juez a que tiznara a su madre diez veces. Ahora Televisa y TV Azteca simplemente agregarán el costo de la multa a la factura de publicidad política y podrán mandar a la democracia a tiznar a su madre cuantas veces quieran. Si a esto agregamos el endurecimiento de las posibilidades para la participación de fuerzas emergentes o diferentes a los grandes partidos y el agandalle en la designación de los consejeros del Instituto Federal Electoral, nos encontramos que en la realidad las cosas están peor que antes.
2.- Libertad de expresión. Se confirma que la libertad de expresión es un derecho exclusivo de los dueños de los medios de comunicación. Una voz independiente y abierta a las disidencias, inteligente como la de Carmen Aristegui, fue silenciada con la simple cancelación del programa que dirigía. Con ello, y sin más consideración, un importante tramo de la realidad se enmudeció. Ni modo, libertad de comercio mata libertad de información. Seguiremos viviendo en los humos del opio, aceptando las mentiras de Calderón y comprando la chatarra que se anuncia. Mi solidaridad con la Aristegui pero, principalmente, con su amplia audiencia.
3.- Tratado de Libre Comercio. Vencieron los plazos de gracia contemplados en el TLC para la desgravación de las importaciones de maíz, frijol, azúcar y leche en polvo. No fue noticia. Tampoco fue noticia la negativa del régimen a renegociarlo. Lo que es inconcebible es la muy escuálida respuesta social ante el agravio; en un país decente sería motivo para el paro nacional y la protesta airada y solidaria de la población. Es claro el lema "Sin maíz no hay país", pero la respuesta es que cada quien se rasque con sus uñas, hasta que se nos acaben los dedos. Entre tanto, el espurio se regodea declarando que el TLC ha sido benéfico para el país, sin aclarar de que país habla; seguramente se ha de referir al de su Tío Sam.
4.- Reforma energética. Petróleos Mexicanos anunció que contrató los servicios de una empresa texana para el mantenimiento y seguridad del sistema de oleoductos y gasoductos de la empresa estatal. ¿Qué tanto es tantito? Tampoco pasa nada. PEMEX seguirá siendo estatal, aunque sólo sirva para firmar contratos con los particulares para que operen de manera independiente. Ya lo aprendieron con las concesiones en materia de gas y de electricidad, no hace falta modificar la Constitución, sólo adaptar las formas elegantes de violarla. Se anuncia que el Senado tiene lista la fórmula para la reforma y, quienes esperamos noticias dramáticas, nos llevaremos un chasco con las sutilezas de adaptaciones, aparentemente intrascendentes, respecto de las cuales se diluye el agravio. Sin duda el negocio petrolero será para los particulares, principalmente extranjeros, la responsabilidad fiscal y crediticia seguirá siendo de la paraestatal, incluyendo las pérdidas.
5.- Costo de la vida. Con el consabido "qué tanto es tantito" los precios de la canasta básica siguen aumentando y los salarios deprimiéndose. El de por sí muy deteriorado salario mínimo, mereció un incremento de dos pinchurrientos pesos, equivalentes a un 4%, cuando el costo de la vida para el trabajador registró un incremento de más de 35%. Con el gasolinazo y los nuevos impuestos, agregados a los factores externos de aumento, los precios ya registraron una nueva escalada al comenzar el año. Pero no pasa nada. El movimiento obrero, que debiera enarbolar y encabezar la protesta, está desmantelado. Con el desempleo que prevalece la prioridad es conservar la chamba. Ni modo.
6.- La izquierda. Perdida en sus tradicionales devaneos, la izquierda brilla por su ausencia ante la catástrofe. Solamente queda la voz de Andrés Manuel clamando en el desierto de un país de sordos y de ciegos. No dudo que es importante su esfuerzo de recorrer el país para movilizarlo y organizarlo desde la base, pero creo que requerimos que su liderazgo convoque a las organizaciones existentes para parar al país, comenzando con los sindicatos independientes. No es cosa de nuevas o viejas izquierdas: es cosa de que la derecha está desmantelando criminalmente al país, sin que pase nada.
¡Ya basta!
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