Michel Balivo
(No hay fronteras para la solidaridad)
Hace tiempo ya que los amigos me piden que escriba sobre el nacimiento del Partido Socialista Unido de Venezuela, (PSUV), anunciado por el presidente Chávez luego de su reelección del 3D del 2006. El origen o nacimiento de algo, así como sus cambios, transformismos y/o mutaciones nos resulta hasta ahora bastante incierto y difícil de fijar.
En mi opinión así continuará siendo hasta que aceptemos la total estructuralidad de la conciencia humana, con los objetos y mundos que concibe y organiza con la información de sus sentidos, así como la trascendencia de su intencionalidad de tales objetos y mundos.
Como yo lo veo la conciencia humana ha navegado en un intangible pero sentido fluir al cual llama tiempo, entre ensueños e ideales que la han conducido generalmente a circunstancias opuestas a las deseadas. Hablo de la conciencia y no de sociedades, porque por mucho que me he esforzado aún no logro ver una entidad social, solo veo cuerpos, organismos.
De ese modo soñando, persiguiendo e intentando la fusión y la felicidad eterna entre cuerpos de diferente género sexual, hemos llegado a la lucha de géneros, al movimiento de liberación femenina. Los ideales de libertad, justicia y paz, nos han hecho transitar por todas las guerras imaginables desembocando en la mayor esclavitud conocida, a las puertas de la barbarie.
No se si el ser humano es gregario o libertario por naturaleza, no se si nos reunimos en familias y clanes, en ciudades y sociedades por el imperio de la necesidad. Pero lo que si resulta obvio es que persiguiendo ensueños e ideales hemos forzado de tal modo las relaciones, que todos esos grupos humanos se han atomizado, desmembrado en personas solitarias, alienadas de su hábitat natural y social.
No se de nadie que haya nacido solitario ni veo a la soledad por ninguna parte, ya sea que haya un solo cuerpo o muchos reunidos en el campo o en la ciudad. Por lo cual no me queda más que concluir que la tal soledad ha de ser un sentimiento de alienación resultante de nuestras concepciones y conductas acumulativas. Dicho de otro modo, hemos concebido y construido desapercibidamente, hábitos y creencias, personalidades que nos abisman del entorno.
Fracasados los sueños e ideales felicitarios sociales y de pareja, no nos queda sino soñar realizaciones o felicidades personales. En pos de ese sueño personal, la acumulación de bienes y capitales ha llegado a tal punto que causa la infelicidad o sufrimiento de las grandes mayorías alienadas.
No me queda claro como la acumulación de bienes o capitales pueden convertirse en felicidad, porque no se pueden comer ni hacer el amor con ellos, tampoco se pueden intercambiar por experiencias y conocimientos en el libre mercado. Pero en todo caso los medios de comunicación se encargan de sustituir lo sustancial por lo virtual.
Tampoco tengo claro como es que la conciencia al llegar a ciertos umbrales de tensión y ensimismamiento cambia su sensibilidad, y como si nada comienza a soñar nuevamente con ideales de hermandad, igualdad, solidaridad, socialismo, etc.
Pero en todo caso a mi modo de ver, es en ese sueño de la conciencia colectiva que se origina la irrupción de la revolución bolivariana, impulsando la creatividad para visualizar nuevos paisajes sociales alternativos y la voluntad necesaria para concretarlos. Solo ese cambio de sensibilidad justifica que esos nuevos paisajes alternativos encuentren resonancia nacional y mundial, cuando hasta ese entonces no habían podido abrirse camino más allá de las ideologías y los enfrentamientos bélicos locales o internacionales.
A mi modo de ver así se configuran dos de las características esenciales de esta inédita revolución democrática y pacífica. Iniciar la dirección de complementación de esas diferencias personales y colectivas alienadas de su hábitat natural y social, y desactivar los mecanismos institucionales violentos, represivos, instaurados para mantener ese orden de cosas.
A partir de allí el pueblo deja de estar dividido en sociedad civil que trabaja y militar que reprimiendo sostiene el orden establecido, para sumarse en los hechos a la construcción de un nuevo modelo alternativo. Los bienes y el capital comienzan a fluir indiscriminadamente desde los centros de poder hacia las bases de la sociedad alienada y empobrecida. Con lo cual comienzan a romperse también las intangibles diferencias o barreras de clase y de género.
Pero ese fluir no se detiene tampoco en abstractas barreras limítrofes nacionales, sino que se expande a las naciones vecinas sin que el espacio ni el tiempo constituyan obstáculos insalvables. ¿De qué servirá entonces que los centros administrativos de poder intenten impedirlo fracturando las geografías como en Kosovo, Bolivia o Venezuela?
Si la solidaridad y la generosidad se convierten en conductas vinculantes, en modos de relación predominantes, del mismo modo que los afectos mantienen una familia unida pese a las distancias, o que sus culturas han mantenido unidos a los indígenas americanos, no habrá fronteras que puedan separar a una sensibilidad que ya no desea ni acepta separaciones.
El hecho de que caigamos en cuenta, de que se active la conciencia al punto de reconocer que navegamos entre ensueños e ideologías que nos llevan hacia las circunstancias opuestas a las deseadas e intentadas. El que podamos ver que nuestra sensibilidad se frustra al estrellarse contra los casilleros de personalidad abismada o alienada que construimos y cultivamos persiguiendo esos sueños, ya es otra cosa. Depende de que reconozcamos y erradiquemos la violencia acumulada y enraizada en nuestros cuerpos y conciencias.
Pero por ahora enfilamos la proa de nuestra nave de sueños colectivos hacia el mar de la solidaridad y la complementación de diferencias o asimetrías, y cada obstáculo que se interpone solo estimula más la creatividad y la voluntad para avanzar en esa dirección. Así lo demuestra la última reunión de la OEA tanto como la derrota de la Exxon a favor de PDVSA.
Poco importa establecer si son el enlentecimiento de la economía americana y los fracasos de sus desesperados intentos bélicos para volverla a poner en marcha, los que favorecen y posibilitan estos cambios. Porque así como persiguiendo ensueños felicitarios construimos desapercibidamente la maquinaria de un estado representativo y su aparato represor para mantener la continuidad de un sistema de intereses.
Del mismo modo al cambiar la sensibilidad cuyos hábitos y creencias lo posibilitaban, ya no hay nada que lo sostenga ni le de continuidad. Por tanto en la medida que configuremos nuevas formas más participativas e igualitarias de relación, las anteriores se irán desmoronando inevitablemente al no haber atención ni conductas que las realimenten.
¿De que serviría el debilitamiento del dominio imperialista, que no es sino el ganador de turno que supo aprovechar mejor las reglas del juego, si no diera lugar sino a otras relaciones injustas camino de una nueva concentración gradual o acelerada de poder?
Dentro de estas circunstancias y sensibilidad colectiva nace o viene a configurarse como una necesidad el PSUV. No se trata de discutir ideologías tanto como de delinear herramientas que permitan seguir concretando esa sensibilidad en los hechos. No se trata de una maquinaria electoral, pues el Movimiento Quinta República ya había ganado 9 elecciones seguidas.
Se trata más bien de corregir el tropismo burocrático y corrupto de una mentalidad agotada de perseguir inútilmente ensueños, alejándose cada vez más de sus objetivos, cada vez más alienada y sintiendo que el tiempo se termina y se acerca el fin.
Se trata del partido necesario a un gobierno socialista, que se ha mantenido por nueve años logrando grandes avances tanto en lo económico como en lo sociopolítico, enfrentando embates mediáticos, golpes de estado, boicot petrolero. Y ahora está infiltrado en las fronteras y los barrios por paramilitares colombianos que secuestran, asesinan, venden drogas y armas.
De ese modo producen planificadamente elevados índices de inseguridad además de desabastecer el mercado de alimentos y medicamentos cuya producción y distribución controlan. Ya todos sabemos de los acontecimientos en la frontera entre Colombia y Ecuador que son parte de la creciente desestabilización de América Latina, para impedir o fastidiar al menos sus intenciones de integración continental.
En respuesta a ello Brasil ha propuesto un Consejo de Seguridad Sudamericano, para tratar y resolver todas estas circunstancias que es evidente que no solo no han de detenerse sino que se intensificarán. Y en la medida de las fuerzas que intentan alterar el curso que va decidiendo darse el continente, está el reto al que el PSUV y cualquier herramienta política ha de dar respuesta, nacional e internacionalmente.
Si tomamos en cuenta que aún somos colonias que no solo mantienen sus divisiones geográficas y políticas inalteradas por quinientos años, sino que además tienen diferendos fronterizos incitados desde los centros de poder que generalmente conducen a guerras.
Con el objetivo de vender armas obsoletas para mantener sus industrias bélicas, que nada cambie en su patio trasero, apropiarse de las materias primas y servicios públicos, mantener a las ovejas de cada redil nacional encerradas, aisladas, creyéndose y tratándose como enemigas con quien hay que competir preventivamente para que no nos aventajen ni dominen.
De todo lo cual por supuesto acusan virtualmente a la nación que menos se avenga a sus imposiciones, como sucede ahora con los benditos documentos que sacan de maravillosas computadoras resistentes a las bombas, secuestradas de la masacre a las tenebrosas, terroristas, asesinas, narcotraficantes FARC, donde cada cual puede escribir lo que le plazca.
Tendremos entonces un esbozo rudimentario del escenario mundial y continental al cual ha de dar respuesta el PSUV. No está demás recordar que se inscribieron más de 5 millones de aspirantes, de los cuales se configuraron unos 1600 batallones de 50 a 100 integrantes por localidades. Un millón y medio asistieron a las reuniones preliminares, entre ellos se eligieron voceros y estos eligieron delegados al congreso fundacional.
En el congreso se discutieron y decidieron los principios y fundamentos del Partido para luego elegir entre 69 candidatos su dirigencia, 9 del sexo masculino y 6 del femenino. El voto cruzado de las bases dio resultados inesperados para los politiqueros que siempre desean seguir controlando y manteniendo privilegios. Hugo Chávez fue elegido por consenso presidente del Partido, con la venia de los participantes nombró 9 vicepresidentes que se ocuparán de las distintas zonas geográficas del país, para equilibrar las deprimidas con las más desarrolladas.
Se decidió asimismo que cada batallón forme siete comités que participarán en las funciones prioritarias como la inseguridad y el abastecimiento por ejemplo. Ahora la dirigencia hará públicas las herramientas decididas para elegir los candidatos para gobernadores y alcaldes en noviembre, desde las bases. Los voceros y delegados, como su nombre lo indica, tienen la función de comunicar a las bases todo lo discutido en las mesas de debate así como hacer saber a la dirigencia del Partido las decisiones de su batallón.
En esta época de acelerados hechos que exigen igual velocidad de respuesta para el logro de la dirección de acción elegida. Que son influidas y resuenan además poderosamente en el continente y en el mundo completo, hacen falta mentalidades y personalidades más informadas y concientes, así como instituciones internacionales cuyas decisiones sean verdaderamente vinculantes. Hace falta activar y acelerar la masa crítica necesaria a todo cambio
¿Como haremos para lograr todo esto partiendo de una mentalidad colonial que aún mira hacia el norte? ¿Cómo lograremos que personalidades pasivas, como resultado del ejercicio de un modelo de organización representativa que las alienó de su entorno natural y humano, se incorporen y participen activamente de todas las funciones de sus comunidades?
¿De qué herramientas sicológicas disponemos para que una conciencia disociada en su ejercicio de competir con el vecino y hasta con su pareja e hijos, que solo entiende de relaciones jerárquicas de dominio e imposición, donde uno manda y el otro se calla y obedece debiendo además agradecer; reconozca ahora los ensueños compensatorios que la han guiado en medio del inevitable sufrimiento y violencia que tal práctica ha dejado por saldo?
Todas estas son las respuestas, no solo teóricas, sino sobre todo prácticas, que el gobierno y su partido político, social y económico, como brazos ejecutivos del cuerpo social que han de ser, tienen que facilitar en este ejercicio de reconocimiento y superación de los hábitos y creencias que nos han traído hasta estas circunstancias que ahora deseamos superar.
Como yo lo veo y experimento no se trata tanto de izquierdas o derechas, de socialismos o imperialismos, sino de modelos de organización que violentan o propician la sensibilidad esencial humana. Es decir, direcciones de pensamiento y acción que propician o dificultan relaciones pacíficas, solidarias, alegres, que impulsan a complementar las diferencias.
O que estimulan la creciente diferenciación y enfrentamiento entre las partes, focalizando en ellas la atención, Si observamos el pensamiento de nuestra época, notaremos que toda la intencionalidad está puesta en reconciliar y reunir las partes. Eso es inevitable, porque en todo organismo las partes son dependientes de la totalidad.
Es el cuerpo el que manifiesta sus funciones y miembros y los sostiene, les da unidad, integridad. Por tanto el focalizar la atención en las partes solo puede llevarnos al sufrimiento y la violencia de sentirnos solos e incompletos, soñando compensatoriamente reconciliaciones, reuniones y fusiones. No otra cosa significa religión, re-ligare, volver a unir.
Nuestra época de problemas globales que exigen respuestas globales, hace imprescindible una mirada, un pensamiento abarcante e incluyente. Quien abarca e incluye no puede evitar reconocer que el ecosistema completo es un sistema de relaciones interdependiente, por lo cual todo lo que afecta una función afectará más temprano que tarde al organismo completo.
Del mismo modo que todo cuerpo lo hace, el ecosistema ha de dar respuestas globales si es que ha de mantener su integridad, es decir la vida sicobiológica. Por ello aunque nos resulte totalmente extraño ya que consideramos el planeta una cosa externa, ajena e insensible a la conciencia, sería más apropiado decir que el espacio, el planeta o el universo florece, emana minerales, animales, reproduce seres humanos y todo tipo de formas y entidades, manteniendo siempre un equilibrio dinámico, viviente, entre todas sus manifestaciones.
Por ajena y extraña que nos resulte esta concepción, habremos de admitir que todo modelo de pensamiento, todo paradigma de conocimiento ha sido una respuesta interactiva a las experiencias a que la especie ha estado sujeta, un intento en consecuencia de interpretar para prevenir, para adaptarse del mejor modo posible a las circunstancias inevitables de su medio.
Los presentes acontecimientos desbordan en amplitud, velocidad y complejidad nuestros conocimientos haciéndolos inoperantes, ya sea que los veamos como hábitos y creencias personales o instituciones sociales, culturales y religiosas. Por tanto, incredulidad y extrañeza mediante, a gusto o disgusto, habremos de reconcebirnos en relación con el mundo. Tendremos que reconocer la inercia de los hábitos y creencias ya inútiles para la continuad y enriquecimiento de la vida, sopesándolos sobre todo desde la violencia y sufrimiento mental que las prácticas discriminatorias y excluyentes de todo tipo nos originan, desde el entendimiento que a esta velocidad e intensidad ya no hay aislamientos ni impunidades posibles.
En consecuencia, la esenciales batallas que hemos de dar y que todo partido ha de propiciar, sobre todo con su ejemplo, son las de posibilitar la creciente manifestación de esa nueva sensibilidad que va dando señal, ir poniendo en evidencia y quitando todo aquello que la obstaculiza y desvía. Estimulando la creatividad y voluntad necesaria para visibilizar nuevas alternativas concretas.
Mucho se habla sobre cual ha de ser la función de los nuevos medios alternativos que reintegren el poder de comunicación alienado y concentrado en pocas manos, para inducir conductas estimulando violencia, sufrimiento y consumismo compensatorio virtualmente. Ciertamente es necesario advertir de todos estos trucos mentales.
Pero no al punto de hipnotizarnos y permitir que sean las viejas mañas que intentamos superar, las que manejen nuestra agenda. Como yo lo veo la prioridad ha de estar en visibilizar para todos las nuevas alternativas que vamos concretando. Si logramos establecer comunidades pilotos, por pequeñas que sean, que comiencen a vivir ya modalidades más gratas de relación.
Entonces tendremos ejemplos demostrativos de futuros posibles a que todos aspiramos, así como caminos, herramientas prácticas para acceder a ellos. Si no disponemos de esos ejemplos, si solo podemos hablar de los peligros que nos acechan, es decir estimular también nosotros temores que solo generan discusiones y enfrentamientos en búsqueda de culpables de nuestra frustración e impotencia, ¿para qué queremos entonces eso medios?
Es necesario unificar fuerzas en dirección del logro de alternativas concretas, superadoras del modelo que ya no deseamos y solo reproduce violencia sin importar lo que digamos y hagamos. Esos ejemplos o modelos demostrativos abrirán todas las puertas de la creatividad para esa sensibilidad colectiva que ya resuena y se hace sentir. Ya lo están haciendo.
Esa sensibilidad creativa, generosa y solidaria, será la que al expandirse chocará con todos los límites que hasta ahora la han imposibilitado, desviado, violentado, haciéndolos evidentes, no dejando ya zonas oscuras de conciencia en que puedan esconderse. Entonces podremos reconocerlos y desecharlos como hojas muertas, quedando abiertos los nuevos caminos. Sintetizando y hablando en criollo, es necesario dejar de traducir nuestra sensibilidad a angelitos en las nubes, a pajaritos preñados. Dejar atrás deslumbrantes ensueños y discusiones ideológicas impotentes que no conducen a ninguna parte, que no son sino arrastre e inercia paralizante de nuestros viejos hábitos y creencias. Para decidir qué y cómo queremos vivir, reuniendo nuestras fuerzas y capacidades para concretarlo aquí y ahora.
Ha nacido el PSUV. ¡Viva! ¡Larga y productiva vida a PSUV! ¡Feliz y relajada muerte también cuando llegue la hora de otro nuevo nacimiento!
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