Beltrones olvida que es oposición
“El PRI requiere una actitud de reclamo, de rechazo, de ultimátum para defender a Pemex”. Así lo sostiene el exsenador Manuel Bartlett Díaz, quien insiste en que, a pesar del fracaso mostrado hasta ahora, el propósito del gobierno federal es privatizar Pemex.Opositor tenaz a esa apertura al capital privado en los sectores eléctrico y energético, Bartlett viene criticando la estrategia de colaboración de los coordinadores parlamentarios priistas desde el sexenio pasado en el Congreso. “El PRI, como partido de oposición, no puede aceptar un acuerdo ante el desastre en materia energética creado por los gobiernos del PAN. No es el momento para llegar a acuerdos”, sentencia.Y se pregunta: “¿Cómo es posible que Manlio Fabio Beltrones hable de llegar a un acuerdo, cuando están presentando un diagnóstico de desastre?”.Para el exsecretario de Gobernación está claro que desde el inicio de su sexenio Felipe Calderón estableció un acuerdo con Manlio Fabio Beltrones, coordinador de los senadores priistas, y con Francisco Labastida, presidente de la Comisión de Energía en el Senado, para avanzar en un proyecto privatizador.Recuerda que publicaciones especializadas como The Wall Street Journal y The Economist, “con información privilegiada”, publicaron desde finales de 2007 que en abril estaría lista la reforma energética “porque el PRI estaba de acuerdo y esto se haría a través de leyes secundarias, como se hizo en electricidad”.No obstante, dice, al gobierno “ya se le pasó el tiempo para sacar fast track la reforma energética. Ya empezaron a caerse los argumentos, a debilitarse la posición a favor de la privatización. Las campañas de convencimiento y de manipulación de la opinión pública no han funcionado”.Bartlett prevé que el riesgo más importante ahora radicará en impulsar reformas para lograr la “autonomía de gestión”, con un modelo similar al que permitió la privatización de Petrobras, la empresa petrolera de Brasil.“Hay toda una estrategia diseñada por los grandes intereses para privatizar a través de la autonomía de gestión y convertir la empresa paraestatal en empresa pública, con consejeros independientes, que pueda cotizar en la bolsa. Es el método de Petrobras. Ya es público que el gobierno de Calderón mandó a especialistas a estudiar cuál fue el método de privatización de Brasil”.
–La autonomía de gestión es defendida por los críticos también de la privatización. ¿No es un término ambiguo?
–Hay que apoyar la autonomía de gestión para liberar a Pemex de la codicia de la Secretaría de Hacienda, pero siempre y cuando siga siendo una empresa descentralizada del Estado, supervisada por la Auditoría Superior de la Federación.Bartlett asegura que esta discusión se presentó desde la Legislatura pasada, durante el gobierno de Vicente Fox. Y recuerda que cuando en el Senado se discutió el término de autonomía de gestión “apareció la idea de bursatilizar acciones y meter consejeros independientes”.En entrevista con Proceso, Bartlett realiza un balance de los últimos acontecimientos y declaraciones en torno a la reforma energética. Ubica el escándalo en torno al secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, acusado de mantener un conflicto de interés por sus contratos con Pemex Refinación, y las movilizaciones del excandidato presidencial Andrés Manuel López Obrador como los dos factores políticos que impidieron aprobar después del período vacacional de marzo una reforma energética por la vía rápida.“No podemos descartar el factor López Obrador. La movilización en contra, aunada al rechazo social a la privatización ha hecho que muchos priistas duden”, insiste.
El “acuerdo”
En medio de esta crisis, el senador Beltrones hizo varias declaraciones a los medios de comunicación y pagó un desplegado que fue publicado el pasado 28 de marzo. Su propósito era reclamar al gobierno de Calderón su falta de decisión, incluso le reprochó los errores de su estrategia y le advirtió que si no presenta su iniciativa, los priistas darán a conocer la suya, pero también defendió la política de colaboración entre el PRI y el PAN.“Da la impresión de que Beltrones está cambiando. No es así. Al contrario, en sus declaraciones está yendo al meollo del asunto. Está diciendo que la reforma debe definir qué es lo que Pemex puede hacer por sí sólo y qué es lo que no puede hacer solo. ¡Eso es lo que plantea el diagnóstico de la Secretaría de Energía!”, interpreta Bartlett.Y subraya: “Cuando dice que si el gobierno no presenta una reforma el PRI presentará la suya, sin contratos de riesgo, sin reforma al 27 constitucional, pero sí con autonomía de gestión, está perfilando los alcances de la privatización.”Viejo rival político de Francisco Labastida, con quien contendió por la nominación del PRI en el 2000, y de Manlio Fabio Beltrones, a quien le critica la política de acuerdos con el gobierno de Calderón, Bartlett sentencia: “Es obvio que existe un acuerdo entre Beltrones, el presidente de la República y Labastida” para sacar adelante la reforma energética.
–¿Por qué entonces el reclamo reciente de Beltrones hacia la presidencia? –se le cuestiona.
–Porque habiendo un acuerdo, Beltrones considera que Calderón está fallando a este acuerdo. En sus distintas entrevistas y declaraciones, Beltrones expresa reclamos muy severos, pero siempre reconociendo que el presidente no busca la privatización.
–¿Es un golpe simulado?
–Es un reclamo por no haber presentado la iniciativa. Es un reclamo porque dejan al PRI en una dinámica de desgaste, de preocupación creciente, de aparición de dudas importantes, de toda una serie de discusiones públicas en las que se han destruido todos los argumentos a favor de una privatización.“Se ha debilitado la estrategia de Calderón. Y en esta voluntad de llegar a acuerdos, expresada por Beltrones, éste se queda esperando y ahí comienzan las críticas por el mal manejo del presidente, incluso entre comunicadores afines a Los Pinos. Reclaman: qué pasó, dónde está la iniciativa. Se está descomponiendo el asunto.Bartlett asegura que “lo que Beltrones mantiene como línea de reforma son asuntos que comparte con el presidente”. Cita el extenso desplegado que a nombre del Grupo Parlamentario del PRI en el Senado se publicó el 28 de marzo y un día antes fue leído por Beltrones, acompañado por el secretario general del PRI, Jesús Murillo Karam.Además de las críticas al gobierno por su ineficaz manejo de la reforma, el desplegado también lanza críticas al movimiento de resistencia de López Obrador por pretender sumir al país “en un ambiente de crispación y polarización política en donde no importa la razón, sino el descrédito y destrucción del adversario”.En una de sus partes medulares, el pronunciamiento reitera que el PRI en el Senado “manifiesta que el diálogo y la construcción de acuerdos son la mejor vía para garantizar la unidad del país y el funcionamiento de las instituciones que le dan rumbo y gobernabilidad a México, condición fundamental para lograr el bienestar de los mexicanos, en un marco de convivencia democrática”.Bartlett condena esta línea de acuerdos y colaboración porque constituyen un error. “¡No puede el PRI, como partido de oposición, aceptar un acuerdo ante el desastre del gobierno del PAN!”, exclama el exsenador.
–Quienes defienden esta posición señalan que el PRI será una oposición constructiva, no destructiva. ¿Usted qué opina?
–Eso es lo que está mal. El PRI es oposición. Punto.Se para de su asiento, da vueltas en torno a la mesa y advierte: “Volver a insistir en una línea de que el PRI tiene como función llegar a acuerdos y no ser oposición a un gobierno de derecha, hace que el PRI no exista. Hace que sus coordinadores estén colaborando con la derecha. El PRI en su declaración de principios establece la no privatización, la no inversión extranjera en el sector de energéticos”.
–A usted lo acusan de estar más cerca de López Obrador que del PRI…
–Es un intento de desacreditar. Hay que estar muy alertas porque la situación sigue siendo peligrosa. l
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