Mientras investigan el asesinato de 17 iraquíes por la empresa de mercenarios, EEUU renueva su contrato un año más
Juana Carrasco Martín
Juventud Rebelde
Mientras el FBI todavía «investiga» el incidente en que guardias de seguridad de la firma privada estadounidense Blackwater Worldwide asesinaron a 17 iraquíes el 16 de septiembre de 2007, la compañía sigue siendo la apadrinada de la administración de George W. Bush. El Departamento de Estado informó que le ha extendido por un año más el contrato para proteger a sus diplomáticos en Bagdad.
La información la dio el secretario asistente Gregory Starr, quien dijo a los reporteros en Washington: «He requerido y he recibido la aprobación para una orden de tarea renovada por la cual Blackwater tiene que proveer servicios de protección personal en Bagdad por un año».
Como era de esperarse, los iraquíes recibieron airados la noticia, este sábado, porque ellos sí que prevén la posibilidad de que sucesos semejantes vuelvan a ocurrir en sus ensangrentadas calles, ya que la impunidad acompaña a estos contratistas que van de la mano de las tropas ocupantes, pero estas también tienen sus crímenes particulares.
Quienes sufren en carne propia la consentida conducta criminal, no admiten las falacias, ni del Departamento que dirige la señorita Condoleezza Rice, cuando dicen que las tácticas de Blackwater han cambiado para prevenir incidentes como el de septiembre pasado en un punto de control, ni las del gobierno iraquí que asegura haber sido tomado en consideración y que la compañía que «cometió un error» seguirá las leyes del país.
Sin embargo, un consejero del gobierno de Nuri al Maliki le dijo a la CNN que «personalmente» no estaba feliz con el anuncio que calificó de «malas noticias» porque «ellos han cometido actos de agresión, asesinado a iraquíes, y esto no ha sido todavía resuelto positivamente para las familias de las víctimas».
Citado por Reuters, Naseer Kahdim, un soldado que chequea los carros a pocos cientos de la masacre, fue más preciso: «Estas compañías debían ser eliminadas del país. Ellas no merecen permanecer aquí ni un momento. Ellos cometieron masacres y asesinaron a personas inocentes».
Con cuartel general en Moyock, Carolina del Norte, Blackwater fue contratada inicialmente por cinco años y según Eagle Eye, una compañía investigadora que monitorea los gastos en contratos del gobierno estadounidense, la empresa de seguridad ha recibido más de mil millones de dólares de sus negocios federales desde el año 2000, justo cuando asumió el control de la Casa Blanca el equipo bushiano.
En mayo expiraría ese acuerdo de negocios y ahora se benefician de un año más, pues no es cosa de dejar sin protección a quienes se aventuran fuera de la Zona Verde de Bagdad.
Blackwater Worldwide no es la única en el lucrativo y peligroso negocio. Hay más de 160 000 contratistas prestando servicio en Iraq y unos 36 000 en Afganistán, aproximadamente el mismo número que las tropas militares en esos escenarios bélicos.
Además de las controversiales tareas mercenarias, que esconden bajo la nomenclatura de proveer seguridad armada y recolectar información de inteligencia, también se dedican a construir bases militares y proveer agua y alimentación a los efectivos militares. por cierto, una de las empresas dedicadas a estos servicios logísticos es la KBR, que fuera filial de la Halliburton del vicepresidente Dick Cheney, y que tiene en su expediente más de una acusación por suministros en mal estado y a precios inflados, pero que con gusto paga el Pentágono, con los dineros de los esquilmados bolsillos de los contribuyentes estadoundienses.
Pero no es el tema de la corrupción el que pongo ahora sobre el tapete, sino el del padrinazgo y la impunidad para matar. Ni las leyes de Iraq, ni las de Estados Unidos pueden juzgar a estos criminales, que siguen manteniendo su «derecho» a matar.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario