Marta Harnecker
Rebelión
Luego de unos resultados inciertos, los dos bandos en pugna se atribuyen el triunfo en relación con el referendo sobre el Estatuto Autonómico realizado en el Departamento de Santa Cruz el pasado domingo 4 de mayo.
¿Cómo determinar quién tiene la razón?
Para poder juzgar o medir los resultados de una acción es fundamental tener en cuenta cuál era el objetivo que cada actor buscaba con ella.
La oligarquía cruceña perseguía lograr una asistencia masiva a las urnas: era la única manera de quitarle fuerza al argumento de peso del gobierno acerca de la ilegalidad del proceso; si conseguía ese objetivo podría entonces argumentar que aunque no fuese un proceso legal era un proceso legítimo, la gente masivamente habría expresado su sentir respecto al Estatuto Autonómico y el gobierno tendría que tomar en cuenta ese sentir popular.
Por su parte, el gobierno, el MAS y los movimientos sociales se propusieron lograr la mayor abstención posible para quitarle peso a los resultados que se dieran en las urnas, donde se pronosticaba un amplio apoyo al SÍ.
A esta consigna de la abstención propiciada por la propaganda oficial se agregó luego la consigna de votar NO, consigna que lanzaron algunos sectores pensando en las presiones que estaba usando la oposición para obligar a la población a asistir a votar.
Aunque las cifras de que se disponen no son cifras oficiales y probablemente no lo serán nunca, porque no hubo una instancia neutral que observara el proceso además de descubrirse papeletas marcadas previamente con el SI, si tomamos las ultimas cifras de los medios de comunicación y usadas por el gobierno puede decirse que la abstención fue mayor que la esperada: en Santa Cruz la abstención fue del 17% en el referéndum autonómico de 2006 y ahora se alcanzó la cifra de un 39% y esta cifra, sumada a los votos por el NO y a los votos nulos, llegó a representar un poco menos de la mitad del electorado, un 48.3%. De cada 10 personas que debían votar, alrededor de 4 no asistieron o no pudieron asistir a las urnas y 1 votó NO o anuló su voto.
A partir de este análisis el gobierno y sus seguidores pueden darse por satisfechos. Sin embargo, habrá que preguntarse si se puede hablar de triunfo cuando un poco más de la mitad de la población electoral cruceña se expresó contra el proyecto de país que representa Evo Morales y apoyó conscientemente o bajo manipulación a los grandes grupos oligárquicos que dominan económica, ideológica y políticamente la región.
Y también habría que preguntarse si se podrá atribuir este fruto solamente a la maquiavélica acción de la oligarquía local apoyada por el imperialismo.
Parece más probable que aquí hayan jugado también errores y debilidades del propio gobierno y del MAS, su instrumento político fundamental.[1] ¿Acaso Evo Morales no llamó a votar NO por las autonomías en el referéndum autonómico de 2006, realizado en el mismo momento en que se elegía a las personas que conformarían la Asamblea Constituyente, dejando la bandera de la autonomía en manos de la reacción (algo que los propio dirigentes del MAS luego han reconocido)? ¿Acaso no se ha aplicado al oriente del país esquemas organizativos y criterios que chocan con la idiosincrasia propia de esas tierras bajas? ¿No se ha tendido a catalogar de oligarcas secesionistas a todos aquellos que, siguiendo un sentir que viene de generaciones, se han manifestado a favor de la autonomía, ignorando las contradicciones que existen entre los grandes oligarcas pro imperialistas y una parte importante de los sectores medios urbanos blancos que —aunque críticos a determinadas políticas y acciones del actual gobierno— en las líneas gruesas lo apoyan porque representa por fin la dignificación los pueblos indígenas y la afirmación de la soberanía de la patria?
Pero si bien se puede debatir acerca de quien triunfó electoralmente y cada bando con distintos argumentos puede atribuirse la victoria, lo que es indiscutible es que el proyecto de país encabezado por Evo Morales salió reforzado. La mayoría de los sectores populares de Bolivia, especialmente los movimientos campesinos indígenas y los trabajadores de las ciudades, logró entender qué estaba en juego detrás de ese proyecto de la oligarquía cruceña que usa demagógicamente la bandera de la autonomía. Y también reaccionaron en este mismo sentido importantes sectores de profesionales y técnicos. Especialmente significativo fue el grupo “Santa Cruz Somos Todos” que en plenas entrañas del monstruo y arriesgando su integridad física y la de su familia elevaron su voz discrepante y llamaron a votar NO.
Lo que esa oligarquía buscaba y sigue buscando es derrocar al primer presidente indígena América Latina para volver a controlar las inmensas riquezas que encierra la región y que han comenzado a ser controladas por el estado ratificándose el Primero de Mayo la decisión del gobierno de avanzar en ese sentido con los anuncios de la recuperación del control mayoritario de cuatro transnacionales petroleras y la nacionalización de ENTEL, la compañía de telecomunicaciones. Una oligarquía que nunca comprendió el llamado a realizar una verdadera reforma agraria y a distribuir más equitativamente la riqueza en América Latina que hiciera, hace casi medio siglo, el Presidente de los Estados Unidos, John Kennedy. Hay que tener presente que quien hacía ese llamado era un liberal burgués que jamás podría ser catalogado de comunista y lo hacía para detener el avance de la revolución en nuestra América.
Pero ese pueblo no sólo comprendió qué estaba en juego sino que sintió la necesidad de articular sus luchas para golpear con un solo puño a la pequeña élite, que apoyada por el gobierno de los Estados Unidos, busca revertir el proceso de Revolución Democrática y Cultural que vive el país. Desde que triunfó Evo Morales fue el primer 1 de mayo en que el movimiento obrero representado por la legendaria Central Obrera Boliviana presidida por su secretario general, el dirigente minero Pedro Montes, participaba en una misma movilización con los movimientos campesinos indígenas, y todo hace pensar que este gesto unitario que implica poner por encima de las naturales diferencias y contradicciones entre los diferentes grupos, el interés de la Patria boliviana llegó para quedarse.
Las organizaciones populares bolivianas parecen haber entendido que la unidad de todos los sectores que defienden el proyecto de país humanista y solidario, respetuoso de las diferencias y respetuoso de la naturaleza que representa el Presidente Evo Morales, es lo único que lo hará irreversible.
Y hablando de la unidad quisiera recordar las siguientes palabras de Fidel, el gran artífice de la unidad del pueblo cubano:
“Yo también pertenecí a una organización. Pero las glorias de esa organización son las glorias de Cuba, son las glorias del pueblo, son las glorias de todos. Y yo un día —agrega— dejé de pertenecer a aquella organización. ¿Qué día fue? El día [en] que nosotros habíamos hecho una revolución más grande que nuestra organización [...] Y al marchar a través de pueblos y ciudades, vi muchos hombres y muchas mujeres; cientos, miles de hombres y mujeres tenían sus uniformes rojo y negro del Movimiento 26 de Julio; pero más y más miles tenían uniformes que no eran rojos ni negros, sino camisas de trabajadores y de campesinos y de hombres humildes del pueblo. Y desde aquel día, sinceramente, en lo más profundo de mi corazón me pasé, de aquel movimiento al que queríamos, bajo cuyas banderas lucharon los compañeros, me pasé al pueblo; pertenecí al pueblo, a la revolución, porque realmente habíamos hecho algo superior a nosotros mismos.”[2]
[1]. Sobre esta organización política “sui géneris” aparecerá muy pronto el libro testimonio MAS IPSP de Bolivia. Partido que se construye desde los movimientos sociales, de Marta Harnecker y Federico Fuentes en esta página web.
[2]. Fidel Castro, Discurso del 26 de mayo de 1962, en Obra revolucionaria Nº11, 27 marzo, 1962, pp.36—37. Texto citado en Marta Harnecker, La estrategia política de Fidel . Del Moncada a la victoria, varias ediciones en América latina, ver www.rebelión.org, autores, Harnecker.
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