Lorenzo Gonzalo
El establecimiento de una política represiva dentro de EU, a partir del incidente de las Torres Gemelas, ahondando en el espionaje y la sospecha aplicados sin muchas explicaciones, coloca al ciudadano estadounidense en condiciones de indefensión.
Cuando sumamos a lo anterior el sentido religioso subyacente en la agresión a Irak y la visión divulgada por los medios sobre el mundo islámico, debemos concluir que la escalada de violencia ha alcanzado un peligro jamás enfrentado por la humanidad.
Este peligro estaría sustentado materialmente en el letal poderío militar desarrollado por el ser humano, mayoritariamente, en manos de EU. De esa sustentación forman parte también el desarrollo armamentista alcanzado por Rusia, luego que la adquisición de tecnología se agilizó con el derrumbe de la Unión Soviética. Además debemos agregar el nivel tecnológico que ha estado desarrollando China, amén de otros países con elites de poder más reducidas y poblaciones menos educadas. El otro aspecto que acelera la inminencia de ese peligro, apoyado en innegables bases materiales como las señaladas, es el fanatismo que se pretende inyectar a una política que de por sí es el resultado de una distorsión de las realidades productivas existente en un inmenso territorio como el de los EU. Esta distorsión se profundiza por el crecimiento asimétrico creado por las grandes potencias y por el total dominio que el sector económico improductivo, es decir las finanzas, ejercen sobre los criterios de producción. La gravedad de este control ha conducido a distorsionar la función misma de la oferta y la demanda, falsamente consideradas como los pilares del capitalismo, cuando en realidad, más allá de las necesarias reestructuraciones distributivas, esa función juega un papel de primera importancia en el orden económico de estos tiempos que nos han tocado vivir, incluyendo cualquier sistema de transición a otras formas utópicas de mayor socialización.
Para entender hasta dónde los criterios de fanatismos van rigiendo los controles y la política estadounidense, podemos señalar el caso del especialista del Ejército de EU, Jeremy Hall. Este soldado fue cuestionado en una reunión por sus ideas ateas y de libre pensamiento. Habiendo considerado esos cuestionamientos una injusticia decidió ver a un oficial, junto a otros jóvenes soldados de igual pensamiento, y el oficial les dijo textualmente: “Gente como Uds. no defienden la Constitución y están actuando en contra de lo que querían nuestros padres fundadores, quienes eran cristianos, para América”.
Luego de este incidente el especialista Jeremy Hall comenzó a recibir amenazas de sus supuestos compañeros de armas y tuvo que ser enviado en noviembre del 2007 a su casa. En el mes de marzo presentó una demanda, junto con una organización llamada Fundación para la Libertad Religiosa Militar, en la corte de Kansas.
Esto se suma a incidentes anteriores en la Fuerza Aérea donde cadetes se quejaron de la agresividad proselitista de Cristianos Evangélicos.
Este movimiento de Evangélicos Cristianos, inunda Washington y penetra en lugares tan sensibles como el ejército y los organismos de inteligencia. Entre los indicativos de este movimiento y hasta donde la información pública ha podido conocer, han habido incidentes como el ocurrido en el 2006, donde cuatro generales aparecieron de uniforme recolectando fondos en la Embajada Cristiana. Todo esto añade nuevos peligros a la situación de EU y el mundo porque no se trata de defender el país de las agresiones o el sistema político, sino aceptar una creencia que, aunque supone ser particular, el ambiente de desastre creado en Washington, sutilmente pretende universalizarlo.
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