Posible "Comercio" de Nuevos Afiliados al PRD
En Querétaro, punto de gran significado histórico, en nombre de AMLO y con el pretexto del apoyo a Alejandro Encinas, el PRD sufre el arribismo acomodaticio de fuerzas que pueden perpetuar la influencia "negociadora" de Los Chuchos, si no los paran a tiempo.
Aprovechando la falta de malicia política de la mayoría de ciudadanos que apoyaron y siguen apoyando el Proyecto Alternativo de Nación de Andrés Manuel López Obrador, algunos arribistas a las Redes Ciudadanas tratan de sacar botín e integrar sus propias "corrientes" para afiliarlas al PRD, en vísperas de la próxima elección de nuevo presidente de su Comité Ejecutivo Nacional.
El juego parece perversamente "grillesco": captar solicitudes de afiliación al PRD, supuestamente para impedir que el "aparato burocrático" del partido, dominado por Los Chuchos, se apropie de tales nuevas afiliaciones originadas en las simpatías hacia Alejandro Encinas, y lleven al molino "chuchesco" esa numerosa masa de nuevos perredistas, que puedan ser integrados en una nueva tribu o corriente dentro del partido o ser sumados a "la mayoritaria", como los voceros del gobierno promueven a Los Chuchos.
Los antecedentes acomodaticios de algunos nuevos "promotores" de Encinas, hacen sospechar la posible "comercialización" al mejor postor, de tales marejadas de ciudadanos (que exigen y esperan un cambio), desvirtuando el verdadero deseo de estos prospectos de militantes.
Caso ilustrativo es Querétaro, donde dos ex-candidatos a senadores por el PRD (uno de hace años, Agustín López Guerra; el otro reciente, Gustavo Buenrostro) unen fuerzas y esfuerzos para "promover" la candidatura de Alejandro Encinas en el ámbito nacional y la captación de nuevos prosélitos para el PRD, aunque en el camino pueda atravesarse alguna "negociación" de unidad en torno al presupuesto oficial.
Ambos personajes tratan de captar a lopezobradoristas desprevenidos, recomendándoles que sólo se inscriban con ellos, dizque para evadir a la corrupta y desprestigiada "dirigencia" estatal perredista encabezada por los hermanos Pablo y Carmen Consolación González Loyola, quienes trataron de aprovechar el movimiento de las Redes Ciudadanas para "inflar" su militancia y presionar al gobierno de Francisco Garrido Patrón para que les otorgara mayores canonjías.
La realidad es que la creciente corriente de simpatía hacia Encinas (más que nada por la identificación con el verdadero líder reconocido y aceptado, llamado Andrés Manuel López Obrador), no encuentra cauce hacia el PRD, porque la dirigencia local arrastra una pesada imagen de corrupción y arreglos con el gobierno, y porque los neo-encinistas no han "prendido" entre los ciudadanos por sus antecedentes acomodaticios.
Ciudadanos de la Resistencia Civil Pacífica que siguen leales a AMLO, a pesar de los malos deseos y anuncios de "abandonos" hechos por analistas y columnistas institucionales, se intercambian correos electrónicos, llamadas telefónicas y visitas, para preguntar sobre la conveniencia de inscribirse y acordar una acción conjunta que rescate al PRD de la burocracia negociadoras de Los Chuchos, para darle al partido un papel más dinámico y bien trazado, de apoyo irrestricto al Peje. Eso los empuja a respaldar a Alejandro Encinas, pero la desconfianza hacia sus presuntos "representantes" los detiene en su inscripción al PRD. No creen que estos neo-encinistas les garanticen rectitud contra todas las presiones (e invitaciones al Presupuesto) del gobierno queretano. Y no les falta razón, dado el historial político de ambos, con serios cuestionamientos en cuanto a convicciones.
En Querétaro (punto de gran significado histórico donde levantamos este reporte ilustrativo del arribismo acomodaticio en nombre de AMLO y ahora de Alejandro Encinas), los diversos grupos ciudadanos —en apariencia desperdigados, pero unidos en su apoyo absoluto a López Obrador— parecen decididos a reforzar el apoyo al Peje "limpiando" la imagen y actuación del PRD estatal, hoy dominado y manejado al antojo por una trinca local de "padrinos" (Enrique Becerra, Martín Mendoza Villa y Pablo González Loyola —con su hermana Carmen Consolación—) que se turnan puestos y componendas.
Ese trío (casi cuarteto) maneja a conveniencia a la mayoría de los actuales consejeros del PRD estatal, quienes fueron puestos por ellos y siempre se pliegan a sus indicaciones, por lo que han rechazado hasta ahora, los intentos moralizantes que en diversos momentos han emprendido destacados perredistas locales. Valga la anotación de que en el PRD de Querétaro, como en el de prácticamente todo el país, la cola larga parece requisito para ser directivo o legislador, capaz de "negociar" con las instituciones. Y con ese trío de "padrinos" han negociado y pueden seguir "negociando" los neo-encinistas que piden afiliaciones exclusivas, tal vez con miras a la también inminente renovación del Comité Directivo Estatal.
En ese panorama surgen grupos en lucha por tomar la estafeta (por no decir los "cochupos") que heredará González Loyola, quien desde luego ya perfila sus piezas para seguir disfrutando sus típicas "negociaciones", impidiendo que verdaderos amloístas puedan empezar a limpiar la mala imagen del partido y en verdad lo conviertan en un puntal de López Obrador y del Proyecto Alternativo de Nación.
Así se barajan los nombres de Horlando Caballero Núñez —ex diputado local, proclive a la mafia perrredista de Querétaro y al chuchismo oficial—, de Luis Guerrero Dávila —impulsado por Carmen Consolación González Loyola— y Ulises Gómez de la Rosa —de fuertes ligas con el ex líder priísta y hoy factótum del partido Convergencia en Querétaro, Marco Antonio León—, ante lo cual grupos de ciudadanos de la RCP que se quieren afiliar al PRD, empezaron a unirse en torno a Fernando Tapia, un discreto y pausado psicólogo, reconocido y respetado por su austeridad y firmeza de convicciones, como el candidato idóneo para impulsar el proyecto obradorista.
Tapia es un ex-director de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Querétaro, cuyo activismo sin concesiones le valió su "destierro" de Querétaro cuando por órdenes del gobernador Camacho Guzmán y Mariano Palacios Alcocer (entonces rector de la UAQ) le quitaron el puesto y le cerraron todas las puertas laborales, para conducirlo a su total sometimiento a los dictados oficiales. Como no transigió, debió "emigrar" para salvar y sostener a su familia.
Los resistentes quieren que acompañe a Fernando Tapia una mujer combativa, inteligente y tremendamente obradorista como Alicia Colchado, quien fuera candidata a diputada federal a pesar de la trinca chuchista. Entre los dos le darían nueva cara al PRD de Querétaro.
Frente a la imagen "institucional" de Caballero, Guerrero o Gómez de la Rosa, Tapia resulta la antítesis, por su sobriedad en el actuar y vestir. Pero su punto fuerte (inadmisible para la esfera oficial, como en el caso del Peje) es que no tiene cola que le pisen, ni las uñas largas.
Desde luego que como todo ser humano, Tapia debe tener algún defecto, pero en cuanto a proceder político, hasta ahora no hay quien pueda señalarlo y sus hechos hablan de él como un profesional que no vive de la política, aunque la practica sin concesiones, en favor de la mayoría.
Con otros nombres, pero igual codicia, el ejemplo de Querétaro aquí planteado se repite en otros comités directivos del PRD en la república.
Ojalá que --para bien del partido que tantas esperanzas despertó desde su fundación y al que le han matado cientos de militantes, pero no han logrado aniquilar su esencia-- nuevos grupos sin ataduras ni compromisos con el gobierno, logren llegar a las dirigencias formales del partido en las entidades para, desde ahí, emprender el cambio de imagen que le urge, empezando por limpiar su liderazgo.
Aprovechando la falta de malicia política de la mayoría de ciudadanos que apoyaron y siguen apoyando el Proyecto Alternativo de Nación de Andrés Manuel López Obrador, algunos arribistas a las Redes Ciudadanas tratan de sacar botín e integrar sus propias "corrientes" para afiliarlas al PRD, en vísperas de la próxima elección de nuevo presidente de su Comité Ejecutivo Nacional.
El juego parece perversamente "grillesco": captar solicitudes de afiliación al PRD, supuestamente para impedir que el "aparato burocrático" del partido, dominado por Los Chuchos, se apropie de tales nuevas afiliaciones originadas en las simpatías hacia Alejandro Encinas, y lleven al molino "chuchesco" esa numerosa masa de nuevos perredistas, que puedan ser integrados en una nueva tribu o corriente dentro del partido o ser sumados a "la mayoritaria", como los voceros del gobierno promueven a Los Chuchos.
Los antecedentes acomodaticios de algunos nuevos "promotores" de Encinas, hacen sospechar la posible "comercialización" al mejor postor, de tales marejadas de ciudadanos (que exigen y esperan un cambio), desvirtuando el verdadero deseo de estos prospectos de militantes.
Caso ilustrativo es Querétaro, donde dos ex-candidatos a senadores por el PRD (uno de hace años, Agustín López Guerra; el otro reciente, Gustavo Buenrostro) unen fuerzas y esfuerzos para "promover" la candidatura de Alejandro Encinas en el ámbito nacional y la captación de nuevos prosélitos para el PRD, aunque en el camino pueda atravesarse alguna "negociación" de unidad en torno al presupuesto oficial.
Ambos personajes tratan de captar a lopezobradoristas desprevenidos, recomendándoles que sólo se inscriban con ellos, dizque para evadir a la corrupta y desprestigiada "dirigencia" estatal perredista encabezada por los hermanos Pablo y Carmen Consolación González Loyola, quienes trataron de aprovechar el movimiento de las Redes Ciudadanas para "inflar" su militancia y presionar al gobierno de Francisco Garrido Patrón para que les otorgara mayores canonjías.
La realidad es que la creciente corriente de simpatía hacia Encinas (más que nada por la identificación con el verdadero líder reconocido y aceptado, llamado Andrés Manuel López Obrador), no encuentra cauce hacia el PRD, porque la dirigencia local arrastra una pesada imagen de corrupción y arreglos con el gobierno, y porque los neo-encinistas no han "prendido" entre los ciudadanos por sus antecedentes acomodaticios.
Ciudadanos de la Resistencia Civil Pacífica que siguen leales a AMLO, a pesar de los malos deseos y anuncios de "abandonos" hechos por analistas y columnistas institucionales, se intercambian correos electrónicos, llamadas telefónicas y visitas, para preguntar sobre la conveniencia de inscribirse y acordar una acción conjunta que rescate al PRD de la burocracia negociadoras de Los Chuchos, para darle al partido un papel más dinámico y bien trazado, de apoyo irrestricto al Peje. Eso los empuja a respaldar a Alejandro Encinas, pero la desconfianza hacia sus presuntos "representantes" los detiene en su inscripción al PRD. No creen que estos neo-encinistas les garanticen rectitud contra todas las presiones (e invitaciones al Presupuesto) del gobierno queretano. Y no les falta razón, dado el historial político de ambos, con serios cuestionamientos en cuanto a convicciones.
En Querétaro (punto de gran significado histórico donde levantamos este reporte ilustrativo del arribismo acomodaticio en nombre de AMLO y ahora de Alejandro Encinas), los diversos grupos ciudadanos —en apariencia desperdigados, pero unidos en su apoyo absoluto a López Obrador— parecen decididos a reforzar el apoyo al Peje "limpiando" la imagen y actuación del PRD estatal, hoy dominado y manejado al antojo por una trinca local de "padrinos" (Enrique Becerra, Martín Mendoza Villa y Pablo González Loyola —con su hermana Carmen Consolación—) que se turnan puestos y componendas.
Ese trío (casi cuarteto) maneja a conveniencia a la mayoría de los actuales consejeros del PRD estatal, quienes fueron puestos por ellos y siempre se pliegan a sus indicaciones, por lo que han rechazado hasta ahora, los intentos moralizantes que en diversos momentos han emprendido destacados perredistas locales. Valga la anotación de que en el PRD de Querétaro, como en el de prácticamente todo el país, la cola larga parece requisito para ser directivo o legislador, capaz de "negociar" con las instituciones. Y con ese trío de "padrinos" han negociado y pueden seguir "negociando" los neo-encinistas que piden afiliaciones exclusivas, tal vez con miras a la también inminente renovación del Comité Directivo Estatal.
En ese panorama surgen grupos en lucha por tomar la estafeta (por no decir los "cochupos") que heredará González Loyola, quien desde luego ya perfila sus piezas para seguir disfrutando sus típicas "negociaciones", impidiendo que verdaderos amloístas puedan empezar a limpiar la mala imagen del partido y en verdad lo conviertan en un puntal de López Obrador y del Proyecto Alternativo de Nación.
Así se barajan los nombres de Horlando Caballero Núñez —ex diputado local, proclive a la mafia perrredista de Querétaro y al chuchismo oficial—, de Luis Guerrero Dávila —impulsado por Carmen Consolación González Loyola— y Ulises Gómez de la Rosa —de fuertes ligas con el ex líder priísta y hoy factótum del partido Convergencia en Querétaro, Marco Antonio León—, ante lo cual grupos de ciudadanos de la RCP que se quieren afiliar al PRD, empezaron a unirse en torno a Fernando Tapia, un discreto y pausado psicólogo, reconocido y respetado por su austeridad y firmeza de convicciones, como el candidato idóneo para impulsar el proyecto obradorista.
Tapia es un ex-director de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Querétaro, cuyo activismo sin concesiones le valió su "destierro" de Querétaro cuando por órdenes del gobernador Camacho Guzmán y Mariano Palacios Alcocer (entonces rector de la UAQ) le quitaron el puesto y le cerraron todas las puertas laborales, para conducirlo a su total sometimiento a los dictados oficiales. Como no transigió, debió "emigrar" para salvar y sostener a su familia.
Los resistentes quieren que acompañe a Fernando Tapia una mujer combativa, inteligente y tremendamente obradorista como Alicia Colchado, quien fuera candidata a diputada federal a pesar de la trinca chuchista. Entre los dos le darían nueva cara al PRD de Querétaro.
Frente a la imagen "institucional" de Caballero, Guerrero o Gómez de la Rosa, Tapia resulta la antítesis, por su sobriedad en el actuar y vestir. Pero su punto fuerte (inadmisible para la esfera oficial, como en el caso del Peje) es que no tiene cola que le pisen, ni las uñas largas.
Desde luego que como todo ser humano, Tapia debe tener algún defecto, pero en cuanto a proceder político, hasta ahora no hay quien pueda señalarlo y sus hechos hablan de él como un profesional que no vive de la política, aunque la practica sin concesiones, en favor de la mayoría.
Con otros nombres, pero igual codicia, el ejemplo de Querétaro aquí planteado se repite en otros comités directivos del PRD en la república.
Ojalá que --para bien del partido que tantas esperanzas despertó desde su fundación y al que le han matado cientos de militantes, pero no han logrado aniquilar su esencia-- nuevos grupos sin ataduras ni compromisos con el gobierno, logren llegar a las dirigencias formales del partido en las entidades para, desde ahí, emprender el cambio de imagen que le urge, empezando por limpiar su liderazgo.
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