Partidarios de López Obrador entran al templo para denunciar boicot al encuentro
El recinto, cerrado hasta que sea posible “ejercer la libertad de culto”, anuncia la curia
Debería cerrarse hasta que dejen de violar a los niños y a proteger a los perversos sexuales.
Gabriel León, Alma E. Muñoz y Enrique Méndez
Justo cuando se realizaba en el Zócalo la tercera asamblea de la Convención Nacional Democrática (CND), encabezada por Andrés Manuel López Obrador, de manera inusual las campanas de la Catedral Metropolitana repicaron durante más de 12 minutos, lo que provocó la ira de decenas de simpatizantes del perredista que irrumpieron en el templo, donde acusaron al cardenal Norberto Rivera Carrera de pretender boicotear el acto.
A un costado del altar mayor del recinto se suscitó un agrio intercambio verbal entre los fieles congregados para la misa del mediodía y los asistentes a la asamblea. Mientras los primeros exigían respeto, los segundos coreaban: “¡Obrador! ¡Obrador!”
En respuesta a lo ocurrido, por la noche la Arquidiócesis de México anunció el cierre de la Catedral “hasta que los gobiernos federal y local garanticen condiciones para el ejercicio de la libertad de culto”.
Antes de la acostumbrada misa dominical del mediodía –sin la presencia del arzobispo Rivera, quien se encuentra en Roma–, las campanas fueron hechas sonar una sola vez, cuando regularmente se hace en tres ocasiones.
Según el vocero de la arquidiócesis, Hugo Valdemar, la duración de cada llamado es de tres a cinco minutos; el primero se realiza media hora antes de la celebración litúrgica, el segundo 15 minutos más tarde y el tercero cinco minutos antes de la ceremonia, con la posibilidad de prolongarse el doble de tiempo. Este último coincide con el ángelus, que marca el inicio de la misa.
Pero ayer sólo repicaron las campanas una vez –al 10 para las 12–, por alrededor de 12 minutos, lo que para los asistentes a la CND fue “un acto de provocación”.
Desde el templete instalado en el Zócalo, la senadora Rosario Ibarra de Piedra –quien en esos momentos había tomado la palabra para hacer un análisis sobre la situación de los derechos humanos en el país– destacó el hecho.
“¿Será que las campanas saludan a esta convención, o querrán hacer que callen las voces del pueblo? Hay que indagarlo”, sugirió Rosario Ibarra.
Al mismo tiempo, un grupo de simpatizantes de López Obrador entró por sorpresa en el recinto, por espacio de 10 minutos, sin dar tiempo a los elementos de seguridad de cerrar las puertas, como en ocasiones anteriores han hecho tras las interrupciones a homilías del cardenal, en protesta por sus posiciones políticas.
Los hechos fueron calificados por el deán de la catedral, Rubén Ávila, de “acto terrorista”, y anunció que se interpondrá una denuncia de hechos contra quien resulte responsable.
A su vez, Hugo Valdemar anunció en entrevista posterior que se imputarán delitos por daños en propiedad de la nación y agresiones a los fieles.
A punto de liarse a golpes con feligreses, los inconformes exigían a la arquidiócesis, a un costado del altar mayor de la Catedral, una explicación por el repicar las campanas cuando se desarrollaba la tercera asamblea de la CND.
En cuestión de segundos ocuparon uno de los pasillos laterales del templo, lo que propició el retraso de la misa por unos 15 minutos y la huida del deán Ávila, quien iba a oficiar, hacia la sacristía.
Los activistas se enfrascaron en un intercambio de insultos con laicos, fieles, personal de seguridad y religiosos.
En respuesta, algunos fieles les recriminaban su actuar, pedían a Dios que los perdonara por “rijosos y rateros” e intentaban tomarles fotografías, lo que enardeció aún más a los manifestantes.
Transcurridos 10 minutos, los inconformes de la CND iniciaron su retirada, coreando: “¡El pueblo unido jamás será vencido!”, y con gritos en favor de López Obrador. Abundaron las mentadas de madre de uno y otro lados.
A su paso, los fieles les gritaron: “ya lárguense”, “respeten, respeten”, y los despidieron con señas obscenas.
Representantes de medios de comunicación preguntaron insistentemente a los manifestantes si habían sido enviados por el ex candidato presidencial o por el PRD, lo cual rechazaron.
Cuando todo concluyó, apareció la policía capitalina. Su tardía presencia sólo sirvió para regular la salida semiordenada de los asistentes a la asamblea de la CND. Adentro, el deán se preparó para iniciar la misa, y luego calificó de “acto terrorista” lo realizado por, aseguró, unas 150 personas.
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