Tijuana: Engaño de un sindicato fantasma (Primera de dos partes)
México, D.F., 9 de noviembre (apro-cimac).- El 20 de octubre de 2006, el sindicato “fantasma” de Trabajadores de la Industria, el Comercio, la Maquila, Conexos y Similares “Guadalupe Victoria”, afiliado a la Confederación Revolucionaria Obrero Campesina (CROC) impuso una huelga a 900 trabajadores de la fábrica Muebles Fino Buenos. Hasta ese día, los trabajadores desconocían que estuvieran afiliados a algún sindicato, pues nunca se les descontaron cuotas sindicales, muchos menos conocían a sus líderes. Sólo entonces lo empleados conocieron a César Soto, quien les anunció que era su secretario general.Soto les dijo a los 900 empleados de la fábrica que la empresa pensaba huir y no pagarle a nadie sus liquidaciones, por lo que era necesario que declararan la huelga y pelear por una indemnización del 100 por ciento.Fue así como el sindicato “fantasma” forzó a la huelga y cerró la compañía; pero tiempo después los trabajadores se dieron cuenta de que Soto defendía los intereses de los patrones y no de sus agremiados del sindicato.En septiembre del 2006, la empresa Muebles Fino Buenos, que operaba en Tijuana desde hacía 15 años produciendo recámaras de madera para las compañías estadunidenses Good Companies y Finegood Holding’s Inc., comenzó a decaer por malos manejos administrativos. Los gerentes comenzaron entonces a manipular el recorte de salarios, de acuerdo con un boletín emitido por Centro de Información para Trabajadoras y Trabajadores, Asociación Civil (CITTAC).Inicialmente, la gerencia adelantó vacaciones y despidió de manera temporal a los trabajadores. Sin embargo, continuaron los problemas financieros de la empresa, que tenía unos 900 empleados de línea, y contrajo deudas con sus proveedores, con la Secretaría de Hacienda y con el Seguro Social. La matriz estadunidense enviaba cerca de 50 mil dólares mensuales para las operaciones en Tijuana, cuya producción era enviada a California.Las condiciones con las que la empresa mantenía a sus empleados antes de la huelgan no eran nada favorables. El estrés de las condiciones en las que se laboraba provocó que los trabajadores sufrieran accidentes en la planta: una persona perdió una mano, y hay mujeres y hombres con los dedos dañados por la pérdida de tendones y nervios, y por las cortadas, explica el CITTAC. A pesar de estas condiciones, no fue sino hasta que la empresa se encontraba casi en la bancarrota cuando apareció el sindicato. La empresa “manipuló las leyes para estafar a sus trabajadores y acreedores provocando una huelga de protección apoyada en el sindicato fantasma”, afirma el CITTAC.No obstante, los trabajadores desconocían la existencia de dicho sindicato y, por lo tanto, de sus dirigentes, pues nunca hubo asambleas, elecciones, ni vida sindical alguna. Tampoco se pagaban cuotas sindicales, aun cuando Muebles Fino Buenos contrató al sindicato hace 15 años y le pagaba mensualmente una suma de dinero para realizar actividades deportivas y culturales con los trabajadores.Sindicatos “fantasma”Los sindicatos “fantasma” operan hasta que los patrones tienen algún problema, aun cuando nadie sabe de su existencia. Y si los empleados protestan, “la empresa llama al líder sindical ‘fantasma’ para que aplaque al personal”.Esto es posible porque el líder es el “representante legal” de los trabajadores, aunque se enteran en el momento en que se hace necesaria su aparición.Los sindicatos “fantasma” también son utilizados cuando la empresa tiene fuertes deudas y corren peligro de ser embargadas por sus proveedores y acreedores. En ese sentido, la Ley Federal del Trabajo (LFT) señala que un acreedor no puede embargar a una compañía deudora si los trabajadores están en huelga.De esa forma, la LFT protege el derecho de huelga de trabajadoras y trabajadores. Sin embargo, cuando el sindicato es controlado por el patrón, éste puede usar al primero para provocar una huelga de protección en favor de la empresa y no de los empleados.Aun así, en Tijuana, los sindicatos “fantasma” suelen ser comunes en las maquiladoras, en los establecimientos transnacionales de comida rápida como McDonald’s y en los negocios del empresario Ricardo Salinas Pliego, propietario de Televisión Azteca, como las tiendas Electra, denuncia CITTAC.Fue así como el sindicato “fantasma” forzó a la huelga y cerró la compañía. Sólo entonces los empleados conocieron a César Soto, líder del sindicato.De acuerdo con CITTAC, Soto se presentó como secretario general del sindicato diciéndoles que la empresa pensaba huir y no pagarle a nadie, por lo que era necesario que estallara la huelga y pelear por una indemnización del 100 por ciento. Los trabajadores organizaron guardias para cuidar los bienes de la empresa y desde entonces vigilan que no saquen las mercancías y los equipos de la fábrica. Además, señala el boletín, cada domingo se reúnen en asamblea.Poco tiempo después de iniciada la huelga, se percataron de que el sindicato defendía a la empresa. Y aunque la ley especifica que nadie puede entrar a una fábrica cuando hay huelga, personal de Muebles Fino Buenos ha ingresado para sacar equipo, computadoras y registros contables, y ha llevado inversionistas para que vean lo que hay adentro de la fábrica. Lo anterior, avalado por el sindicato que, se supone, debe proteger a los trabajadores, a quienes se Soto les dice que deben dejar entrar a los inversionistas para que haya dinero puedan cobrar su dinero.“Millones de pesos están en juego. Para la empresa, el objetivo de la huelga es claro: frenar cualquier embargo y ahorrase la indemnización de los trabajadores. Sin huelga, la empresa tendría que declararse en bancarrota y sus bienes serían confiscados y rematados”, indica CITTAC.
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