Julio Boltvinik
GDF: universalismo social vs gobierno federal: neoliberalismo social
Este miércoles se cumplieron 10 años de gobiernos del PRD en el Distrito Federal. El 5 de diciembre de 1997, al tomar posesión como jefe de Gobierno, Cuauhtémoc Cárdenas (CC) dijo: “La ciudad de México será la ciudad de todos y para todos: segura, productiva, de educación y cultura, de vida digna, solidaria y democrática” (10 años de gobierno de izquierda en el DF, suplemento especial de La Jornada, 05/12/07). AMLO escribe, en el mismo suplemento, que lo más trascendente de su gobierno en el DF fue su política de desarrollo social, e introduce un matiz al universalismo ya más explícito: “Desde el principio sostuvimos que íbamos a atender a todos, pero que la preferencia la iban a tener los más humildes, los desprotegidos de la ciudad. El lema de mi campaña fue ‘Por el bien de todos, primero los pobres’”. Con la pensión a adultos mayores ilustra su concepción de universalismo. Afirma que es un derecho universal y explica lo que esto quiere decir: “Que es para todos, independientemente de la situación económica”. El suplemento también incluye un discurso reciente de Marcelo Ebrard en el cual el universalismo y su contraste con la política federal son más explícitos: “Nosotros nos hemos ido por una línea universalista, el gobierno federal sigue con políticas focalistas”. Ebrard retoma también la idea de desarrollar un Estado de bienestar que AMLO propuso con fuerza en su campaña y donde la idea del universalismo se redondea: “Nuestra estrategia esencial es construir en la ciudad de México un Estado de bienestar en el que todos tengan acceso a salud, educación, vivienda, empleo y recreación”.
Precisemos cuál es la diferencia entre la política social del DF y la federal. Este lunes fue presentado el Programa de Desarrollo Social 2007-2012 del DF (Prodes-DF). Es el primer programa en la materia que intenta ir más allá de lo sectorial (es decir, de las responsabilidades de la Secretaría de Desarrollo Social) y abarcar el desarrollo social (DS) en su conjunto, tanto en el DF como en el país en general, y tendremos mucho que hablar de él en futuras entregas. Por lo pronto, veamos cómo se caracteriza a sí mismo el Prodes-DF y cómo distingue la política de DS del DF de la federal:
“El programa tiene un carácter rector, estratégico, intersectorial, transversal… En él se concreta una concepción de política social sustentada en el ejercicio pleno de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales. El GDF, a diferencia de las políticas federales, asume que la política social tiene por propósito garantizar, reconocer, ampliar, profundizar y hacer exigible el goce de los derechos [vigentes]. No es, por ende, una política de oportunidades, sino de derechos. No es una política de programas focalizados y condicionados de superación de la pobreza extrema, sino de combate a la desigualdad, promoción de la equidad y la inclusión social a través de políticas universalistas… Es una política que adopta criterios universales, combinados con criterios territoriales y con la identificación de grupos sociales específicos que requieren atención prioritaria.” (Prodes-DF, p. 8.)
En agudo contraste, la doctrina neoliberal en la que se han basado los últimos cinco gobiernos federales del PRI y del PAN concibe la libertad y la igualdad de oportunidades como los dos valores centrales. La libertad se maximizaría por conducto del mercado que llevaría al óptimo social. Pero la existencia de pobres extremos que (por desnutridos e ignorantes) no pueden jugar el juego del mercado, nulifica el segundo valor. Por ello en esta doctrina la intervención del Estado sólo se justifica para: proveer bienes públicos (policía, defensa nacional) y para apoyar a los pobres extremos. Las únicas necesidades humanas que se reconocen son las biológicas y la educación básica, y el único derecho social que se acepta es el de no ser pobre extremo para poder jugar el juego del mercado. Por tanto, la política social neoliberal pura debiera consistir sólo en apoyar a los pobres extremos a través de programas focalizados que tienen un enfoque curativo de la pobreza extrema, que no la “previene”.
En agudo contraste con el modelo neoliberal, los modelos de Estado de bienestar que prevalecen en Europa parten del reconocimiento de, al menos, los siguientes elementos: a) Los seres humanos se caracterizan por sus amplias necesidades que rebasan con mucho las biológicas. b) El mercado no lleva al óptimo social, sino a profundas desigualdades y a la insatisfacción de necesidades, lo que supone un daño humano con frecuencia irreparable. c) Se requiere, por ello, la intervención del Estado y la garantía legal de que, independientemente de su fortuna en el mercado (recordemos que los bebés no pueden jugar el juego del mercado), todos los individuos podrán satisfacer sus necesidades básicas, lo que supone un régimen de derechos diversos, múltiples y generosos, que a nivel internacional se expresa en acuerdos y declaraciones internacionales sobre los derechos humanos. El Estado se convierte en garante de tales derechos aplicando políticas universalistas que se pueden interpretar como “prevención de la pobreza”. En vez de la subsidiariedad, se aplica el principio de los derechos universales respaldados por la obligación del Estado.
En México se ha conformado una lucha de modelos sociales de la cual incluso la mayor parte de los militantes de izquierda no son conscientes. Con su modelo social universalista, el DF niega en los hechos, de manera radical, el carácter de modelo social único que los prianistas le han querido dar a su modelo neoliberal focalizado. Esta negación es una de las razones que explica, aunque desde luego no justifica, las múltiples agresiones que el DF ha recibido del gobierno federal y del Congreso de la Unión en estos 10 años de gobiernos de izquierda. La confrontación continuará porque los neoliberales, aunque dicen ser pluralistas, no toleran la diferencia que el GDF les ha venido marcando.
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