Jesús Aranda
“No es muy frecuente”, pero en acciones de emergencia el gobierno mexicano ha permitido que aviones estadunidenses ingresen al espacio aéreo nacional en auxilio de personas, afirma el secretario de Marina, Mariano Francisco Saynez Mendoza.
“Ésta es la razón por la que queremos incrementar nuestra capacidad de respuesta, porque en la medida en que tengamos esas posibilidades ocuparemos los espacios que ellos (los estadunidenses) en ocasiones buscan atender, porque no tenemos esos medios”, informa en entrevista con este diario.
Precisamente por la falta de recursos, la Armada pretende que el equipo bélico que adquiera sea “multipropósito”, es decir, que sea usado en diferentes tareas.
En este contexto, destaca que para mejorar el apoyo a la población civil, el Centro de Estudios Superiores Navales (Cesnav) incluirá en sus “juegos de guerra” aspectos logísticos y escenarios posibles de desastres naturales, para que los marinos tomen las decisiones acertadas.
Saynez Mendoza agrega que la dependencia a su cargo comenzará el año próximo un proyecto de sustitución de buques oceánicos. Se busca renovar 30 por ciento de la flota naval obsoleta, construir en cinco años 60 patrullas interceptoras y cambiar el equipo aéreo para incrementar la capacidad de respuesta ante desafíos como el combate al narcotráfico y la protección de instalaciones estratégicas.
Afirma que la colaboración del gobierno mexicano con Estados Unidos en materia de seguridad y combate al tráfico de estupefacientes se lleva a cabo con estricto respeto a la soberanía y jurisdicción de cada país, y así continuará, dice, si se aprueba la Iniciativa Mérida.
Proyectos de la Marina
Durante la plática –que se desarrolla en sus oficinas– se muestra partidario de que la Armada participe en maniobras navales con otras naciones para desarrollar la capacidad y el adiestramiento de los marinos mexicanos, pero mantiene su reserva de que México participe en misiones de paz en el extranjero.
“Sería tanto como meterse en un conflicto que no es nuestro”, sostiene, aunque inmediatamente añade que la última palabra en este tema la tiene el Congreso.
Como parte del proyecto de trabajo de la Armada, destaca también la intención de participar en la construcción –en astilleros navales– de buques para Petróleos Mexicanos (Pemex) y barcos pesqueros, para lo cual ya sostiene pláticas con las dependencias relacionadas con el tema.
Saynez destacó que como parte del Programa Sectorial Marina 2007-2012, la dependencia a su cargo, está comprometida con la seguridad. “Ésa es la contribución que nosotros haremos para el desarrollo”, indica.
–¿Cuáles son los objetivos en cuanto a naves interceptoras y buques oceánicos?
–Tenemos la patente de la patrulla interceptora de origen sueco, que nos ha dado muy buen resultado en la intercepción de narcotraficantes en altamar. (Ellos usan) embarcaciones rápidas que vienen desde Sudamérica y nosotros tenemos que tener la capacidad para efectuar esa intercepción. Por su parte, las patrullas oceánicas nos darán posibilidad de cubrir con mucha mayor eficiencia algunas partes que tenemos un poco descubiertas, como el Golfo de California, la parte oeste de la península (de Baja California) y toda la extensión del Pacífico. Ahí el narcotráfico pueden desarrollar nuevas rutas.
–¿En cuánto tiempo se logrará la sustitución idónea de buques?
–Es una sustitución en cierta manera permanente, es decir, el promedio de vida de un barco es de aproximadamente 25 años, aunque tenemos barcos mucho más viejos. Necesitamos sustituir buques de diferentes tipos, requerimos que tengan una autonomía de unos 30 días sin abastecerse, con plataforma para helicóptero y espacio para una patrulla interceptora lanzada por popa.
“También tenemos un programa para renovar la flota aérea. En este momento contamos con siete aviones Casa C-212, a los cuales estamos rehabilitando su sistema de detección con equipo moderno. Buscamos, además, adquirir aviones para habilitarlos como patrullas marítimas, tipo Casa C-235, que son los mismos que utiliza el servicio de guardacostas de Estados Unidos.
–Y en los de transporte, ¿cómo andan?
–Los helicópteros de transporte MI-17 tienen capacidad de carga de cuatro toneladas, transportan 30 elementos de infantería y los hemos utilizado mucho para ayudar a la población en casos de desastre. Estamos adquiriendo cocinas móviles, baños portátiles y plantas potabilizadoras. Lo que buscamos es que este equipo podamos transportarlo oportunamente en esos helicópteros.
“Siempre hemos tenido mucha participación en los planes de desastre, pero no lo hemos hecho con los medios adecuados; lo hacemos con lo que tenemos, con lo que podemos, con mucha voluntad, con muchas ganas, pero queremos especializarnos más en ese aspecto. Para ello tenemos previsto que el Cesnav realice planes en simulador, en el juego de guerra, para enfrentar fenómenos hidrometeorológicos.
Campanazos y decomisos
–¿A qué atribuye los campanazos, como el decomiso de 23 toneladas de cocaína en Manzanillo?
–La coordinación que tenemos con la Procuraduría General de la República, Seguridad Pública federal, Ejército, aduanas y Migración reduce la posibilidad de que haya corrupción. Ahora es más difícil que alguna instancia se haga de la vista gorda en algo, porque estamos interactuando cercanamente. A menos de que todo mundo estuviera de acuerdo…
–A partir de que Estados Unidos forma el Comando Norte, de la integración de México a la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN, por sus siglas en inglés) y recientemente la Iniciativa Mérida hay inquietud por saber hasta dónde puede haber colaboración con ese país.
–Es un celo que todo mexicano tiene por nuestro nacionalismo tan arraigado, que a veces lo equivocamos un poco, pero no es nada malo ni es nada nuevo. La cooperación con Estados Unidos, como con otros países, es una realidad; lo único que cuida uno es que la soberanía no sea vulnerada, que cada quien actúe en el ámbito de su responsabilidad, de su jurisdicción y de su competencia. Por lo demás, es una colaboración muy importante, porque hay amenazas comunes.
“Los buques estadunidenses no ingresan a aguas mexicanas sin el consentimiento del gobierno (...) Lo mismo ocurre con sus aviones. Cuando se presenta alguna emergencia, algún rescate y nosotros no tenemos medios (para responder) se autoriza el ingreso al espacio aéreo mexicano.
“Por eso queremos aumentar nuestra capacidad de respuesta en cuestión de combate al narcotráfico y de rescate, pues en la medida en que tengamos esas capacidades vamos a ocupar los espacios que en ocasiones ellos buscan atender.”
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