viernes, febrero 29, 2008

ASPAN: la cesión de la soberanía

Indice político

Francisco Rodríguez

Hace un año, en marzo, George W. Bush y Felipe Calderón se reunieron en Yucatán, justo cuando en el país daba inicio una creciente militarización, so pretexto de una “guerra” en contra del narcotráfico. Tema principal de su agenda fue la seguridad, además del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la reforma migratoria. Este encuentro tuvo algunas connotaciones interesantes: justo un mes después, el 20 de abril, la Comisión de Defensa Nacional de la Cámara de Diputados, de mayoría panista, aprobó un dictamen para la derogación de la llamada “ley de neutralidad”.

Luego, en mayo de 2008, se anunció la implementación del Plan México, a semejanza del “Plan Colombia”, que incluye un presupuesto de entre 700 y mil 200 millones de dólares, tecnología para espionajes, así como asesoría y entrenamiento estadounidense militar y policial.

Apenas hace unas horas fue aprobada una reforma judicial de corte punitivo-policiaco, aún con la eliminación de la violación domiciliaria, pues ha constitucionalizado al arraigo, entre otras linduras.

Evidentemente, no son hechos aislados. Todos van encaminados a un mismo fin: la consolidación de aquella meta expuesta en la llamada Doctrina Monroe en 1823, sintetizada en la frase “América para los americanos” y que hoy se disfraza bajo la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), que tiene como una de sus principales finalidades garantizar la seguridad de Estados Unidos a costa de los pueblos de otros países.

Esta ASPAN tiene como primer elemento la seguridad. Con el pretexto de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el gobierno de Bush comenzó a ampliar su perímetro de seguridad, es decir, amplió su frontera Norte hacia Canadá y la Sur hacia México. Ello ha implicado varias cosas: en primer lugar, la militarización de los tres países y de sus fronteras; en segundo lugar, que México está presionado para imponer leyes que sean adecuadas a la legislación norteamericana para implementar esta seguridad; en tercer lugar, implica el establecimiento del proyecto “Fronteras Inteligentes”, utilizando tecnología de última generación para controlar el flujo de personas y acelerar el flujo de mercancías.

La militarización de las fronteras implica que México renuncie a su defensa soberana en el terreno militar, porque ya es considerado dentro del comando Norte del ejército de los Estados Unidos. También que oficiales del ejército mexicano sean capacitados en técnicas de contrainsurgencia por el ejército de EU.

La Alianza para la Seguridad y Prosperidad para América del Norte además de favorecer los negocios y la circulación de mercancías, involucra también la llamada integración energética. Estados Unidos es el principal consumidor de energía en el mundo y para mantener su seguridad y a flote su economía, necesita de la energía que se produce en México y en Canadá. Buscan entonces apoderarse de esas fuentes, por lo que presionan para la privatización de empresas como PEMEX y la Comisión Federal de Electricidad…

La ASPAN, en pocas palabras, “es un peligro para México” y para los mexicanos.

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