Luis Javier Garrido
El gobierno de facto de Felipe Calderón no tiene la fuerza política ni la autoridad moral para privatizar el petróleo mexicano, y ante las presiones que recibe del extranjero está recurriendo por todos los medios a intensificar la campaña permanente de corte fascistoide que lleva a cabo con recursos de la nación contra Andrés Manuel López Obrador y el movimiento popular, estrategia que lo único que ha logrado es generarle un mayor descrédito.
1. El mitin convocado por Andrés Manuel López Obrador el domingo 24 frente a la torre de Pemex en defensa de los recursos estratégicos de la nación fue un éxito, tanto por la participación entusiasta de miles de mexicanos como por la definición de un amplio plan de resistencia nacional para oponerse a cualquier intento privatizador, así como por la presentación de evidencias de la connivencia del gobierno calderonista con consorcios extranjeros y, en particular, de los actos de corrupción de Juan Camilo Mouriño, el multimillonario hombre de negocios gallego que funge como titular de Gobernación.
2. La respuesta oficial no se hizo, sin embargo, esperar, y ha sido una campaña fascistoide orquestada desde Bucareli por el propio Mouriño, en la que han participado los Chuchos perredistas y hasta el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, y en la que lejos de discutir las tesis planteadas en el mitin todos han pretendido presentar a algunos partidarios de López Obrador como violentos por el solo hecho de que varios abuchearon a dos participantes en el acto, el diputado Javier González y el senador Carlos Navarrete, señalados por traicionar los principios del partido, lo cual es un derecho legítimo de cualquier militante en cualquier partido, que no se puede ni se debe coartar.
3. Los integrantes de la corriente de los Chuchos pretendiendo descalificar por “violentos” a militantes de base del partido han logrado, sin embargo, lo contrario, al dar muestras de una violencia y una intolerancia inauditas, pues ahora preconizan que no deben existir muestras de disidencia al interior de un partido, hablan de expulsiones, y Navarrete se ha lanzado hasta contra los dibujantes de La Jornada y de El Chamuco (La Jornada, 27 de febrero).
4. La realidad de las cosas es que a pesar de todo el gobierno espurio de Calderón no ha podido presentar su iniciativa de contrarreforma para modificar los artículos 27 y 28 de la Constitución en materia energética, necesaria para la entrega de los recursos estratégicos de México a las trasnacionales, y ello por la sencilla razón de que: a) no tiene la mayoría calificada de dos tercios que se requiere en las cámaras federales y de que tampoco ha obtenido el respaldo a su felonía de parte de la mayoría de las legislaturas locales, pero sobre todo de que: b) carece del respaldo social necesario para poder ultimar este atentado contra la nación.
5. El empresario español Juan Camilo Mouriño, enriquecido por el tráfico ilícito de influencias precisamente en Pemex, como se documentó ayer al ser publicados los documentos esclarecedores en El Universal (28 de febrero), ha logrado desde la Secretaría de Gobernación organizar un cártel de opositores y enemigos de Andrés Manuel López Obrador, con la mira de poder imponer a Jesús Ortega en la presidencia del PRD, dentro del proyecto oficial para frenar la fuerza del lopezobradorismo y conseguir el respaldo de un sector del perredismo a la privatización disfrazada de los recursos energéticos, pero hasta ahora no ha logrado más que evidenciar aún más el entreguismo de Calderón y de sus colaboradores y hacer ver a los perredistas de Nueva Izquierda como un grupo afín al calderonismo.
6. El grupo de los Chuchos, integrado por Jesús Ortega, Carlos Navarrete, Jesús Zambrano, José Guadalupe Acosta, Ruth Zavaleta, René Arce, Graco Ramírez y otros políticos de poca monta, la mayoría de los cuales son ex militantes del paraestatal PST, luego PFCRN, de Rafael Aguilar Talamantes, que tuvo registro durante varios años (1978-1991), no parecen tener más proyecto que hacer del PRD un partido paraestatal sumiso al panismo calderonista, y para eso pretenden presentarse como políticos “modernos” cuando en realidad son la expresión más anacrónica de la política del pasado.
7. Lo que acontece al interior del PRD es de enorme importancia para el gobierno calderonista y eso no puede ya ocultarse. La función de un partido de oposición es precisamente la de defender sus programas y tesis y oponerse al gobierno, como se hace en los regímenes europeos, pero aquí el pasado mes de octubre, en una entrevista a Milenio Diario, el senador Carlos Navarrete delineaba lo contrario, declarando que la función de un partido de oposición es contribuir a forjarle “una mayoría” al gobierno.
8. El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, quien aparece uncido al lado de los Chuchos en la estrategia oficial contra López Obrador, le decía por su parte a Mari Carmen Cortés durante la emisión de Alebrijes en Televisa del pasado día 25 que ya existe una coincidencia de amplios sectores sobre la propuesta oficial (que hasta hace unos días negaba existiese), lo cual es falso, sobre todo porque no se oculta que se trata de una propuesta para privatizar de manera disfrazada el petróleo mexicano, pero a pesar de ello se mostró dispuesto a encontrar “un esquema” de inversiones, parecido al de los contratos-riesgo, para propiciar la entrada, ahora ya de manera “legal”, de las trasnacionales petroleras, en las tareas de exploración, perforación, explotación y control estratégico del petróleo de México.
9. Las preguntas de fondo no las puede, sin embargo, responder el gobierno de facto, y una de ellas es clave para responder al problema: ¿dónde están los 42 mil 886 millones de dólares que por concepto de petróleo ingresaron en 2007 a México?
10. El pueblo tiene en todo momento el derecho inalienable de defender los recursos de la nación por todos los medios, y la campaña oficial de descalificación de la resistencia civil que lleva a cabo el gobierno no tiene, por ello, ningún futuro.
viernes, febrero 29, 2008
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