Carlos Fernández-Vega
Cemex, la herida no es mortal
Más rápido que una saeta se movió el gobierno calderonista ante la decisión venezolana de nacionalizar su oligopólica industria cementera. Apenas unos minutos después de tal anuncio, y sin que uno de los directamente afectados por la medida, Cemex, se pronunciara oficialmente al respecto, la Secretaría de Relaciones Exteriores reaccionó, en nombre del inquilino de Los Pinos: “la SRE hará todo lo que esté a su alcance para proteger los intereses legítimos de las empresas mexicanas en el exterior”, al tiempo que informaba sobre la convocatoria al embajador Roy Chaderton.
Más legítimas son las decisiones soberanas, pero quede lo anterior para el registro del otrora nítido expediente de la diplomacia mexicana, porque con tal impulso la SRE corrobora que, para el gobierno calderonista, el “gran defecto” de los cuatro mexicanos asesinados por el ejército colombiano en territorio ecuatoriano y la única sobreviviente, Lucía Moret, fue ser simples nacionales de a pie, pues más de un mes después de la brutal acción de las huestes de Álvaro Uribe en la que murieron los connacionales, sus deudos siguen en espera de que la cancillería mexicana proteste formalmente ante la Casa de Nariño por tan vil acción y “haga todo lo que esté a su alcance para proteger los intereses legítimos” de los mexicanos en el exterior.
Es pedirle peras al olmo, pero en vía de mientras con el anuncio del jueves, dos son los mexicanos marca Forbes que han mordido el polvo por las decisiones soberanas del gobierno venezolano: Carlos Slim y Lorenzo Zambrano, ambos monopólicos e intocables en territorio nacional. Otro más, Eugenio Garza Lagüera, el capo de tutti capi de FEMSA-Coca Cola-Panamco, reporta severos problemas laborales en aquella nación sudamericana. En plena oración debe estar la siempre pía familia Servitje, cuyos tentáculos panaderos también han tocado tierra venezolana.
En el caso de Slim, el gobierno venezolano le tiró al suelo (enero, 2007) su acuerdo con la trasnacional Verizon Communications para adquirir, en partes iguales, 28.5 por ciento de sus acciones en la Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela por un monto total de 676.6 millones de dólares en efectivo, así como su pretensión de comprar el remanente de los títulos en circulación de CANTV de todos los tenedores de las acciones, en una transacción similar a la que el propio Slim armó para quedarse con Telmex en diciembre de 1990. Con lo que el magnate no contaba es que Hugo Chávez nacionalizó “lo que ha sido privatizado” y comenzó por esa empresa de telecomunicaciones.
A lo largo de los pasados 20 años, Lorenzo Zambrano, con su grupo Cementos Mexicanos, se ha dedicado a exportar las ganancias obtenidas en México (no menos de 12 mil millones de dólares). Ha comprado cementeras en cuatro de los cinco continentes, hasta posicionar a Cemex como el monopolio del cemento en México, el mayor productor de América Latina y el Caribe y el tercer consorcio internacional en ese renglón. En Venezuela utilizó la misma técnica, hasta acaparar más de 50 por ciento de la industria, sólo compartida con las trasnacionales Lafarge (Francia) y Holcim (Suiza), con poco menos de 25 por ciento cada una.
En este sentido, el sustento del gobierno venezolano para decretar la nacionalización es sencillo: “las cementeras internacionales que operan en el país han creado un cártel de precios y atienden la exportación antes que el suministro local (que reporta desabasto); estas empresas se ponen de acuerdo para fijar el valor del cemento, y muchas veces trabajan por debajo de su capacidad instalada para no impactar hacia abajo los precios; exportan una gran cantidad de las toneladas métricas que producen anualmente, dejando en algunos casos desabastecido el mercado interno; las reuniones con directivos de Lafarge, Holcim y Cemex estarán dirigidas a la evaluación de los activos con miras al pago de su indemnización y concretar el proceso de nacionalización”, según informó el ministro de Industrias Básicas y Ligeras, Rodolfo Sanz.
Lorenzo Zambrano pertenece al selecto grupo de mexicanos Forbes que entre otras cosas se ha especializado en exportar utilidades obtenidas en México, mientras en el discurso llaman a invertir aquí “en nuestra tierra”. Comparten el galardón, entre otros, Carlos Slim (Telmex, América Móvil y Grupo Carso). Emilio Azcárraga (Televisa), Lorenzo Servitje (Bimbo), Eugenio Garza Lagüera (FEMSA), Roberto González (Maseca), María Asunción Aramburuzabala (Modelo), Eugenio Clariond (IMSA), Ricardo Salinas Pliego (Elektra) y Dionisio Garza Medina (Alfa).
Sin embargo, la Cepal detalla que el grupo de Lorenzo Zambrano “destaca entre las empresas que se han expandido a otras regiones y es en la actualidad la empresa latinoamericana con la mayor proporción de sus activos en el exterior, la principal empresa transnacional de la región”. Sobre la “trasnacionalización de Cemex”, refiere que es el mayor productor de cemento en América Latina y el Caribe, y en el mundo sólo es superado por Lafarge y Holcim, con las que se habría “asociado” en Venezuela para fijar el precio del cemento a conveniencia, sin considerar oferta y demanda.
En 1992 Cemex inició su proceso de trasnacionalización mediante la compra de activos en el exterior. Comenzó con las españolas Valenciana y Sansón. Siguió en Colombia (Cementos Diamante y Samper), Panamá (Cemento Bayano), Venezuela (Vencemos) y República Dominicana (Cementos Nacionales), y más adelante aterrizó en Filipinas, Indonesia, Tailandia, Inglaterra, Estados Unidos, Egipto y Australia, en vía de mientras.
Así, su obligada salida del mercado venezolano no le significa una herida mortal.
Las rebanadas del pastel
Oda al cinismo de los barones del dinero: “los niveles de pobreza y desigualdad nos siguen lastimando” (Enrique Castillo Sánchez Mejorada, presidente de la Asociación de Bancos de –en– México)… Si el “nuevo rostro de la modernidad del magisterio” es el reflejado ayer en la portada jornalera, el mejor consejo para Elba Esther es que demande a su cirujano plástico… Hoy séptima velita en el pastel de México SA.
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