sábado, abril 05, 2008

Sera IGNORANCIA e INEPTITUD no?

Inadecuada comunicación

Jesús Reyes Heroles
Foto: benjamín flores

Acapulco, Gro., 3 de abril (apro).- Vicente Fox, con la reforma fiscal, y Felipe Calderón, con la reforma energética, han puesto en evidencia que a los gobiernos panistas no se les da la operación política y les falla, de manera grave, la manera en que quieren comunicar a la gente soluciones viables a problemas urgentes del país.El primero se quiso ir por la libre y presentó al Congreso, al iniciar su gobierno, una reforma tributaria que incluía IVA en alimentos y medicinas. A la población, decía Fox entonces, se le regresaría, “completito y copeteado”, por la vía de programas sociales, lo que pudiera sustraerles esa reforma fiscal. Pero presentó la iniciativa a la usanza del viejo priísmo; es decir, queriendo imponerla, sin buscar acuerdos previos con las fuerzas políticas, sin buscar consensos en la sociedad, sin capacidad de convencer previamente sobre su necesidad. El único argumento era: el gobierno tiene la razón sobre cómo están las cosas y lo que necesita el país para salir del bache. Fue un fracaso rotundo. No hubo entonces reforma fiscal, que era de mucho mayor alcance que la aprobada el año pasado, ya durante el gobierno de Calderón, no obstante que los diagnósticos eran claros y precisos y las soluciones apuntaban a revertir una situación que tiene en camisa de fuerza a la economía, sin capacidad para impulsar la actividad productiva y la generación de empleos: México es uno de los países con la peor, la más baja, recaudación de impuestos: apenas un 10% del PIB, o menos.Fox se apanicó. La reforma fiscal fue uno de sus tantos “atencos” que lo obligaron a echarse para atrás en proyectos que, en efecto, cambiarían muchas cosas en el país. No pudo con el rechazo social ni con la oposición en el Congreso. Nunca pudo convencer de las bondades de su reforma.Felipe Calderón quiso hacer las cosas de manera distinta, pero igual está en riesgo de que haga agua su pretendida reforma energética que, en el debate público, desordenado, estridente, polarizante y sin dirección, está quedando simplemente como una reforma administrativa a Petróleos Mexicanos, para darle autonomía de gestión previo ajuste a su marco regulatorio. Si es que se da.Nadie duda que, desde el principio, el gobierno tenía clara su propuesta de reforma. Inclusive, antes de que asumiera el poder, desde el periodo de transición, se trabajaba con las ideas de contratos de riesgo, de asociaciones estratégicas con petroleras trasnacionales y los cambios en el gobierno corporativo de Pemex.Pero, igual que Fox, Calderón no supo comunicar las ideas ni operar políticamente sus propuestas. En lugar de presentar el diagnóstico desde un principio, acompañado de lo que, para el gobierno, serían las soluciones idóneas, optó por tratar de convencer a la población, por la vía de espacios publicitarios en radio, televisión, prensa escrita e internet, de las bondades de aliarse con piratas –las trasnacionales petroleras--, que son los que conocen las profundidades y los misterios del mar, para ir en pos del gran tesoro mexicano que hay en aguas profundas.Peor aún, queriendo cambiar las imágenes, insistió en la idea –por medio del director de Pemex, Jesús Reyes Heroles-- de que, para ir a las aguas profundas, la paraestatal no puede sola, que hay que “dejarla acompañarse” de empresas nacionales y extranjeras.Pero la percepción popular es más avispada que los creativos del gobierno. Este, en esa percepción, está hablando de piratas y acompañantes, piratas y escoras, piratas y putas, pues. Pero ni unos ni otras trabajan de a gratis.No necesitaba Calderón presentar una iniciativa de ley. Bastaba con presentar desde un principio el diagnóstico, al Congreso primero y luego a los medios, al país, y decir: señores, las cosas están así de graves y el gobierno propone esto para resolverlas. Discutamos. Pero no. Una comunicación inadecuada y una operación política insuficiente dejaron crecer el rechazo, popular y legislativo, a la reforma. Ahora el gobierno presenta el diagnóstico dramático de la situación de Pemex y la industria petrolera, pero lo hace tarde, y el presidente se echa para atrás y decide no presentar iniciativa alguna. Que serán los legisladores de su partido los que lo hagan. No pudo el presidente resolver el affaire Mouriño ni enfrentar exitosamente el factor López Obrador. El presidente, pues, se ve lento, falto de reflejos. Las pruebas: la decisión de no presentar iniciativa alguna –que es echarle la bola al Congreso-- y de asumir una actitud reactiva ante la oposición a la reforma, particularmente frente a López Obrador.Lastimosamente, el presidente va siempre atrás, en la oferta de argumentos –por válidos que sean-- y aun en materia discursiva. El lunes pasado hizo una penosa y tibia crítica al excandidato presidencial del PRD, el principal impugnador de la reforma energética. Dijo en Guadalajara, durante una gira de trabajo por Jalisco.“Un hijo muy ilustre de esta tierra, Juan José Arreola, dijo que México necesita que ya no haya líderes importantes ni dirigentes de multitudes, sino que cada hombre sea capaz de conducirse por sí mismo”.Dicho que Calderón interpretó así: “A través de estas palabras, el maestro Arreola manifestaba su anhelo de no ver más en la patria actitudes paternalistas que buscan manipular conciencias y lucrar con las necesidades de las personas, y expresaba así, al mismo tiempo, sus deseos de ver un México conformado por ciudadanos libres, conscientes de nuestros retos como nación y capaces de salir adelante por su propio esfuerzo, por su propio trabajo. Este es el México justo, próspero y triunfador que debemos construir con el apoyo de todos, y estoy seguro alcanzaremos si actuamos unidos como mexicanos”.
En realidad eran, son, los anhelos y deseos de Calderón.
Luego, dos días después, en Los Pinos, en un acto con los integrantes del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, también lastimosamente usó ejes temáticos del discurso de López Obrador para abogar por la reforma energética. Si AMLO dice “La patria no se vende; la patria se defiende”, Felipe Calderón dijo: “La soberanía de la patria se defiende fortaleciendo a Pemex, para que sea una empresa más fuerte, más competitiva y más próspera; una empresa orgullosamente mexicana que nos permita aprovechar cabalmente nuestros recursos petroleros y una empresa, por supuesto, 100 por ciento propiedad de los mexicanos y del gobierno”.Para el jueves, al inaugurar la 71 Convención Bancaria Nacional, el presidente sólo insistió en la urgencia de hacer cambios en PEMEX, repitió datos del diagnóstico presentado por Energía y Pemex –la declinación de las reservas, la caída en la producción--, pero deslizó una idea que más bien deja entrever que si no se hace la reforma, a su gobierno nada le pasará. Hay reservas para nueve años, en el sexenio podrá sortearse la situación económica. “A mí no me va a estallar el asunto”, dijo ante la comunidad financiera del país, congregada en Acapulco.Claro, no dejó de emprenderla contra López Obrador: este tema, la reforma energética, “es oportunidad para el abuso y la distorsión de la información”.Pero cada paso que da Calderón tiene como respuesta un rechazo cada vez más argumentado, dando pie, además, a sospechas de que la urgente reforma a la industria petrolera atiende más a intereses externos que a los nacionales.Decepcionante, por decir lo menos, ha sido el manejo que Felipe Calderón le ha dado al tema de la reforma energética. Comentarios: cgacosta@proceso.com.mx

sondeo

¿Qué pretende el diagnóstico sobre la situación de Pemex?

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6.81 % 60 votos
b) Alarmar a la gente
93.19 % 821 votos


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