Forum 176
Eduardo López Betancourt
Eduardo López Betancourt
De pronto, el omnímodo y poderoso presidente mexicano designó a un jovenzuelo secretario de Gobernación; se trata de Juan Camilo Mouriño, originario de un pueblo llamado Avión, en Galicia, España.
¿Por qué lo nombró Calderón en la dependencia más poderosa de su gobierno? Es un caso insólito y un inexplicable entreguismo; desde siempre ha habido personajes extranjeros en México con claro y descarado poder; ahí está Rogelio de la Selva, quien siendo centroamericano fue influyente político, allá en los años 50; el ejemplo más reciente fue el de José Cordoba, quien tuvo un sinnúmero de beneficios cuando fue presidente Ernesto Zedillo, se trata de un francesito que hizo cuanto negocio pudo e impunemente fue todo un delincuente que amasó impresionante fortuna.
Lo cierto es que nadie se equipara al asunto Mouriño, no solamente lo ha enriquecido el señor presidente Calderón, sino que ahora lo ubica como sucesor, que tristeza da Calderón ¿Qué lo unirá a Mouriño? Sin duda no es un hombre talentoso, pero eso sí, afirman las damas es muy guapo, sentimos que Calderón no le da por ese lado, sin embargo “caras vemos, corazones no sabemos”.
Mouriño jamás debió ser secretario de Gobernación, nació en España, se educó en Estados Unidos y se asegura que en México, lugar donde la corrupción es evidente, obtuvo un acta de nacimiento falsa de Campeche.
Recientemente el PRD señaló un sinnúmero de inmoralidades de Mouriño, particularmente que se había enriquecido con contratos, siendo asesor y amigo de Calderón cuando fue secretario de Energía; obviamente los hombres del poder exculpan a Mouriño, afirman que es una infamia, pero “cuando el río suena es que agua lleva”, lo cierto es que Mouriño es un hombre rico gracias a negocios sucios en México y los pobres panistas tienen que ver con pena e indignidad que Calderón prefiere al españolito que a algunos de sus correligionarios.
En un acto de cinismo absoluto, Mouriño le pidió a la Procuraduría General de la República y la Secretaría de la Función Pública que lo investigaran, o sea, subalternos de Mouriño dirán en breve tiempo que es una blanca paloma, decente, honrado a carta cabal y que es poseedor de grandes virtudes cívicas; estamos ante un hecho ridículo y absurdo, en la práctica Mouriño es el jefe del procuradorcito sin personalidad y sin talento, de nombre Eduardo Medina-Mora, quien solícito, lo veremos en pocos días, hará alarde de la inocencia de Mouriño; el secretario de la Función Pública hará lo propio, ya que bien sabemos esa dependencia es una carga financiera para el país, sin utilidad ni eficacia.
En un país civilizado, a Mouriño no solamente lo hubieran corrido, sino evidentemente lo hubieran sometido a un proceso penal por sinvergüenza y abusivo; aquí la realidad es de grito tan taurino como cuando llega un espada español, que no hace nada en el ruedo y al que se le grita “se siguen llevando el oro”; estamos absolutamente perdidos, no tenemos alternativa, antes Fox, también un extranjero antipatriota y perverso, y ahora un Mouriño querido por Calderón, pero que constituye una vergüenza y se trata de un auténtico pillo.
Otro aspecto que no debemos dejar de destacar, es que en México desde hace tiempo se ha vuelto un binomio inseparable la política y los negocios sucios, el filibustero Mouriño es un ejemplo claro del cinismo de la política mexicana; Mouriño más bien apetece como un nuevo Maximiliano de Habsburgo, quien es bien amado por los altos círculos del poder, pero que carece del más mínimo principio ético y está dispuesto por ahora a llenarse los bolsillos de oro y dentro de poco, para nada lo dudamos, será ungido por el Partido Acción Nacional como su candidato a la Presidencia.
Para confirmar lo anterior, los diputados, senadores y gobernadores del partido retrógrado le dieron el espaldarazo al españolito Mouriño, el indudablemente consentido del presidente Calderón.
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