Laura Poy Solano
El futuro del campo y del país no sólo es desalentador, también “abiertamente regresivo”, pues con la entrada en vigor del capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), nos colocará en una “época negra como la que vivimos hace más de 20 años”, afirmó Rafael Calderón Arozqueta, catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)-Xochimilco y experto en desarrollo rural sustentable.
Agregó que frente a un Estado que mantiene en el poder al “principal responsable de una negociación con altos costos sociales y económicos para millones de campesinos, como Luis Téllez –actual secretario de Comunicaciones y Transportes–, no podemos confiar en que atienda el llamado urgente a detener la apertura total de las fronteras mexicana a maíz, frijol, caña de azúcar y leche producidos con altos subsidios, lo que sin duda nos plantea un escenario muy preocupante”.
En entrevista con La Jornada, destacó que tras la firma del TLCAN en 1994, “tanto el sector campesino como investigadores nos opusimos a las negociaciones, porque era evidente que México no enfrentaba las mismas condiciones de desarrollo y, peor todavía, los hechos nos confirmaron que no sólo seguimos muy rezagados en cuando a inversión agrícola en comparación con los países más ricos, sino que aquí se intensificó el desmantelamiento del aparato agropecuario, lo que nos coloca en una situación aún más vulnerable”.
Calderón Arozqueta recordó que fue Luis Téllez uno de los principales negociadores del capítulo agropecuario del TLCAN, y a pesar de que “todos sus pronósticos se han venido abajo, no le bastó con enterrar al campo mexicano, después siguió con los famosos Pidiregas o proyectos de infraestructura productiva de largo plazo en Petróleos Mexicanos, como secretario de Energía con Vicente Fox, y ahora va por las carreteras”.
Esos funcionarios “deberían ser acusados por traición a la patria”, dice
Afirmó que con un Estado que no sanciona a quienes deberían ser acusados “por traición a la patria, no podemos esperar nada. La única propuesta coherente es organizar a los productores independientes para no ceder ni un ápice más la soberanía alimentaria del país, porque ese es el gran reto a partir del primero de enero de 2008”.
Por ello, alertó que con la entrada en vigor del capítulo agropecuario del acuerdo enfrentaremos no sólo una apertura comercial “en franca desventaja por los enormes subsidios a la agricultura en Estados Unidos y Canadá, también porque este proceso conlleva un creciente abismo entre el campo del norte y el del sur del país, pues los más beneficiados con el TLCAN son los grandes productores del noroeste del país, quienes ya se vieron beneficiados con subsidios y apoyos que les permiten estar en condiciones más competitivas, pues es evidente que en México se piensa más en intereses personales y de grupo, antes que en miles de pequeños productores que viven en condiciones de pobreza”.
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