Sin incentivos para coaligarnos, el frente va unido al movimiento de AMLO: Chanona
El nuevo Cofipe conducirá a PRD, PT y Convergencia a luchas intestinas, advierte el coordinador parlamentario
Nadie quiere asumir la “factura” de que se disuelva la alianza
Roberto Garduño
Alejandro Chanona, coordinador de la fracción de Convergencia en la Cámara de Diputados, durante la discusión de la reforma electoral en San Lázaro Foto: José Carlo González
Sin incentivos para coaligarse en materia electoral y a la espera de saber quién será el nuevo dirigente nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), el Frente Amplio Progresista (FAP) dará un golpe de timón para sumarse al movimiento social que confronte la privatización de Petróleos Mexicanos (Pemex), la indiscriminada apertura agrícola sustentada en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y el creciente desempleo, pobreza y desigualdad, sostiene el coordinador del grupo parlamentario de Convergencia en la Cámara de Diputados, Alejandro Chanona Burguete.
Refiere que la aprobación legislativa del nuevo Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) golpeó la estructura del frente al impedirle evolucionar como alternativa real para la toma del poder político, pues conducirá a quienes lo integran a un escenario de lucha intestina donde medirán fuerzas arrebatándose electorado afín.
“Con este Cofipe tan cuestionado, el FAP no podrá evolucionar a un frenteamplismo electoral. Es obvio que ya no hay incentivos para coaligarnos, porque están sepultando las alianzas; por eso hay que valorar el rumbo del FAP, que va ligado a un concepto de nación y a las luchas que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Ahora vamos a tener que definir el liderazgo que empuje hacia la lucha social y que destierre la idea de que el frente tiene futuro electoral.”
No se convenció a la ciudadanía de que el propósito no es electoral
–Se apuesta ya por la ruptura desde la oposición al frente.
–No me atrevería a asumir que deba haber una visión de ruptura o de división, porque a ninguno de los tres partidos que integran el frente –PRD, Convergencia y del Trabajo (PT)– corresponde decidir qué tanto debe ser vigoroso el FAP o qué tanto debemos dar por terminada su dirigencia formal. Debemos tener una sola vocería, porque en los tres partidos opinamos distinto del FAP y ninguno asume la factura de definir que se disuelva la sociedad y cada quien se vaya por su cuenta. Está a prueba el frente porque no hemos podido convencer a la ciudadanía de que su propósito no es electoral. Estoy hablando de la lucha donde ya se deterioró el futuro comicial.
–¿Qué tan determinante resultó el impulso del PRD a la reforma del Cofipe?
–Fue fundamental. Este es un asunto de codependencia y sensibilidad, porque cuando tienes tres partidos con plataformas e ideologías comunes y uno se ve afectado, éste trastoca a los demás, porque se disloca la interdependencia política. En el seno de su debate interno, el PRD planteó dos opciones: mantener vivas las coaliciones o las candidaturas comunes, y quien manejó este último argumento, que no comparto, nos dijo: ‘son muy caros los partidos pequeños, minoritarios o emergentes, porque son una carga’, y esa fue la tesis que prevaleció, la de Nueva Izquierda; no los culpo, a pesar de que les demostramos que nosotros ganamos candidaturas de mayoría relativa tanto de diputados como de senadores.
Movilización respetuosa
“El PRD afecta el espíritu del FAP, y por eso vamos a mover el frente a otro tipo de estrategia que se encaminará en la movilización respetuosa, las luchas civil y pacífica, pero en el terreno social.”
–¿El FAP se mantiene como alternativa política con todo y la postura del PRD en torno al Cofipe?
–Es muy difícil, porque ese es un discurso autocomplaciente. Quien plantea la tesis de que se está en condiciones de luchar con las viejas estructuras del Partido Acción Nacional (PAN) y con las del PRI no considera el riesgo de que los gobernadores de esos partidos no tienen las manos amarradas, lo que implica un peligro notable, pues se equivoca quien cree que el multipartidismo es soportar a minorías caras para favorecer el tripartidismo. Si nos dejamos, en un futuro inmediato eso puede llevar al bipartidismo.
Unidad de toda la izquierda
“La unidad de la izquierda se basaba en ir evolucionando hacia una sola estructura institucional, vía el FAP, para que en el futuro contendiéramos todos, y ahora, en un mea culpa, de manera improvisada deciden proponer que mejor nos fusionáramos, ¡como si eso fuera enchílame tres gordas! No, eso es un asunto que requiere de formas, fondo, foros, de trabajo fino y profundo. Primero cuidar a los partidos minoritarios, porque qué riesgo correríamos si formáramos una tribu, porque en el PRD son tribus mayores y menores. Yo no me meto, porque esa es la vida interna del PRD (…)”
–Pero está bajo el escrutinio público –se le dijo.
–Es público, pero en mi caso estoy marcado por la visión de algunas corrientes de que queremos quedarnos con el movimiento y que estamos apegados al movimiento de Andrés Manuel; yo estoy muy señalado, y Dante Delgado tres veces más que yo, pero nosotros no somos rupturistas. Y sí afecta la vida interna de los partidos lo que suceda en el FAP.
A nadie conviene la división en el partido del sol azteca
–¿Ya observa un fenómeno de disgregación entre las fuerzas que integran el frente?
–Tendríamos que hacer un balance, porque no habría un ganador, sino que todos saldríamos perdiendo. Creo que tendríamos que ver qué pasa en marzo con la elección del nuevo presidente del PRD, porque sería ingenuo no reconocer que esa elección va a marcar el futuro del sol azteca. El PRD debe valorar que a nadie conviene que se parta; debe ser un partido vector, líder, rompehielos, y si no se une, nos afecta a todos, porque no puedo dejar de reconocer que es el partido de izquierda que tiene más diputados y senadores, tiene gobernadores, y si ellos se ven afectados, también nosotros, y habrá quien se sobe la manos en el espectro del centro a la derecha, y que diga: a río revuelto, ganancia de pescadores. Ya divididos, en 2009 el PRI y el PAN van a recuperar la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y a mantenerse en el poder en 2012.
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