lunes, abril 21, 2008

EZLN y EPR, sin futuro: Fundadores de la Liga 23 de Septiembre
Los grupos insurgentes que operan actualmente en el país carecen de perspectivas favorables

Colima, Col., 21 de abril (apro).- Dos fundadores de la Liga Comunista 23 de Septiembre reconocen debilidades y errores de los movimientos armados de los sesenta y setenta en México y consideran que los grupos insurgentes que operan actualmente en el país carecen de perspectivas favorables.“La enseñanza que nosotros rescatamos de nuestra experiencia en la lucha armada es que mientras no haya una participación masiva del pueblo en un movimiento insurreccional, no hay futuro”, sostiene el exguerrillero Antonio Orozco Michel, director del Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos Sociales “Rubén Jaramillo Ménez”.Miguel Topete, otro de los jóvenes que a principios de los setenta dieron vida en Guadalajara al Frente Estudiantil Revolucionario (FER) y posteriormente participó en la fundación de la Liga Comunista 23 de Septiembre, coincidió:“Los movimientos revolucionarios los hacen los pueblos, ese fue uno de los grandes errores de nosotros en aquel tiempo; mientras esos grupos no abanderen las causas del pueblo y no sean la cabeza de un movimiento de grandes masas, no les veo muchas perspectivas de triunfo”.Orozco y Topete estuvieron de paso en Colima el miércoles 9 de abril para presentar los libros La fuga de Oblatos: una historia de la Liga Comunista 23 de Septiembre y La rosa nómada.El primero, es un testimonio del escape de seis guerrilleros del penal tapatío en enero de 1976, y, el segundo, un poemario inspirado en las vivencias de su autor en el movimiento armado.En entrevista, Antonio Orozco dice que si bien los impulsores de la Liga Comunista provenían de movimientos sociales, su debilidad fundamental consistió en que, al entrar a la dinámica de la lucha armada, se aislaron del movimiento de masas y no lograron influenciar a una parte de la sociedad.
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“Consideramos que con el solo desarrollo de acciones militares, llamamientos y convocatorias a la insurrección, el pueblo iba a ir tras de nosotros a participar en el movimiento revolucionario, y eso no fue cierto”.Sostiene, así mismo, que las expresiones guerrilleras que existen en México actualmente, como el Ejército Popular Revolucionario (EPR), el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), siguen siendo pequeños grupos y no movimientos importantes, con un peso político nacional.A 35 años de haberse involucrado en la guerrilla, Orozco Michel menciona que el uso de las armas no es la única vía ni la fundamental para una transformación revolucionaria.“Nosotros aprendimos que ese no es el principal camino, que la alternativa está en la conformación de una fuerza popular organizada, de conciencia de nuestro pueblo acerca de la realidad que vive y la disposición a participar en la transformación; esa es la que nosotros consideramos una vía realista y prometedora, con futuro hacia un cambio”.En todo caso, agrega, “el carácter violento o pacífico, como históricamente ha quedado demostrado, no depende de las luchas que emprenda el pueblo, sino de las respuestas que den los que tienen el control del poder; si eso se violenta o no se violenta, no lo vamos a determinar nosotros, porque no son los individuos o los grupos, sino son los procesos sociales que se van desarrollando de manera dialéctica”.
Zapatismo, “medio dormido”
Miguel Topete, por su parte, sostiene que en los setenta la oposición vivió una cerrazón política. Recuerda que todos los movimientos políticos de aquel tiempo fueron reprimidos. “En aquel tiempo no había cauces para el desarrollo político de los jóvenes. Eso fue lo que propició que muchos de nosotros cayéramos en la desesperación y decidiéramos irnos a la guerrilla”.En la actualidad, admite, “hay un poco más de libertad en ese sentido, pero eso es hasta cierto punto, porque ya vimos lo que pasó en Oaxaca, lo que pasó con los mineros, en Atenco… pienso que es cuestión de grados, nada más”.Topete se resiste a hablar de los grupos armados activos del país, como el EPR, el ERPI y el EZLN, porque, confiesa, que conoce poco de ellos.Sin embargo, advierte que se trata de grupos “que están un poco aislados y esa problemática es difícil de superar”.Aclara, no obstante, que “respeto su lucha, pues su esfuerzo es admirable, pero no creo que vayan más allá; si no van con el pueblo, no”.El caso del EZLN, a su juicio, es diferente porque “es la punta de lanza de una base social y tiene razones y posiciones muy claras en su lucha”.Sostiene, sin embargo, que le parece “limitado que nada más promueva al grupo que representa” y que haya dejado pasar su momento cúspide. “Actualmente está medio dormido”.Topete indica que se han generado puntos de tensión muy fuertes en el país, debido al afán del gobierno por privatizar las industrias paraestatales. “Ya lo hicieron con Telmex y ahora quieren irse a los sectores estratégicos, como el petróleo y la electricidad”.
--¿Cómo ha visto la actitud del gobierno federal ante los movimientos guerrilleros? --se le pregunta a Antonio Orozco.“Ha sido la de siempre: una cerrazón y descalificación a lo que representan los movimientos armados, a seguirlos considerando como grupos de delincuentes, de terroristas que no tienen ninguna vinculación con las condiciones sociales en las que vive el pueblo.“En el caso de la miseria extrema, no se reconoce que existe; se habla de una situación de bonanza y desarrollo, nos hablan de un México que está en la mente de ellos nada más; ellos están en una situación excelente, el país para ellos está en una situación de progreso económico, y la realidad es otra. No hay perspectivas que de parte de arriba vengan reales esfuerzos por transformar la desigualdad social y atender las necesidades más apremiantes de los sectores más golpeados de nuestro pueblo”.Según Miguel Topete, la cercanía geográfica con Estados Unidos influye en el hecho de que la izquierda mexicana no haya podido hasta ahora llegar a la Presidencia de la República.“Voy a decir algo que a lo mejor va a doler, pero si nos fijamos en México, dos veces ha ganado la izquierda y no ha arribado al poder. No soy demócrata, pienso que la democracia es la dictadura de la burguesía y no creo que en México por la vía democrática se llegue al poder”.Remata: “La historia es terca, ya lo demostró dos veces. En Bolivia, Chile, Argentina o Uruguay sí les ha resultado porque se han respetado las elecciones, y acá no. Pienso que esto tiene que ver con la proximidad con Estados Unidos, somos su traspatio”.

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