lunes, abril 21, 2008

La semiprivatización calderonista

Alvaro Cepeda Neri

Los panistas más calderonistas, que se mueven más hacia el centro que a la derecha, si bien no querían una reforma petrolera como la presentada, tuvieron que ceder a las presiones tanto de la oposición (más del perredismo lopezobradorista que del priísmo que hace las veces de partido bisagra para las transacciones en el Congreso que posibilita la gobernabilidad) como también de lo que Morelos (el ídolo de Calderón) denominó Los Sentimientos de la Nación y que, en gran medida, son ahora la mezcla de nacionalismo y patriotismo. En estos dos factores se sustenta, en gran medida, el populismo de AMLO que lo mantiene beligerante como presidente “legítimo” pero ilegal frente al Presidente legal pero “ilegítimo” de Calderón.
La disputa del tabasqueño y el michoacano, cuestión personal e ideológica, ha impedido la convivencia (cohabitación, un término francés para el arreglo poselectoral entre izquierda y derecha, sea una o la otra la que esté en el poder) entre Calderón y el PAN con López Obrador y su facción de un PRD pulverizado, que a la mejor negociando mutuamente la nación saldría más beneficiada.
Pero, la realidad es todo lo contrario y una oposición radical, que se ha mantenido leal a la Constitución y con todo transitando pacíficamente, ha servido para que los calderonistas tengan que ceder para mantener el equilibrio.
En sus términos, las reformas de Calderón para su discusión y negociación en el Congreso (que los panistas Larios, Germán Martínez y Creel llaman Parlamento, equivocadamente) fueron sintetizadas leyendo los mensajes del lopezobradorismo, dándoles nueva presentación y dejando de lado la privatización de Pemex y que el PAN quería a toda costa en su ingenuidad de ignorar los poderes reales (¡oh, Lasalle!). Lo que presentó Calderón es una semiprivatización de lo que fue, históricamente, la Expropiación de 1938, cuando mi General Lázaro Cárdenas, apoyado por el pueblo, como pocas veces en nuestra historia, realizaron la hazaña. Y, en segundo término: una semiprivatización del carácter público de la empresa y el petróleo.
Así Calderón no pudo ejecutar, con sus aliados (el apoyo del PAN y la negociación con el PRI) una contra-expropiación, como lo había concebido. La oposición perredista y el nacionalismo fueron pesos y contrapesos, para relativizar la reforma calderonista y quedar como una semiprivatización. Ya se verá si prospera o todavía le imponen candados que disminuyan esa semiprivatización. Ésta, así, no dejó sin armas a la crítica opositora, pero le limó el filo. El debate no bajará la guardia. Ni debe. Y es que el petróleo y su explotación, víctimas de la corrupción y el abuso presidencial (desde Ávila Camacho hasta ahora con Calderón) es la única riqueza no renovable que tiene la Nación y debe defenderse como cuando la Expropiación de hace 70 años.
cepedaneri@prodigy.net.mx

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