Las narcolimosnas
Carlos Aguilar Retes
arturo rodríguez garcía
Saltillo, Coah. 21 de abril (apro).- El pasado 5 de abril, en la clausura de las 85 Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM), el obispo de Texcoco, Carlos Aguiar Retes, reabrió un viejo debate que atañe directamente a la iglesia católica: las narcolimosnas.Y es que Retes exaltó la generosidad de algunos narcotraficantes y fue más lejos todavía: manifestó que en México debería aprobarse una ley que permita a los delincuentes arrepentirse de sus actos y reintegrarse a la sociedad.Abundó el también presidente de la CEM: “Los narcotraficantes hacen obras muy significativas para la comunidad: meten luz y se encargan de financiar la construcción de caminos. También construyen iglesias y capillas. Eso ocurre en algunos pueblos muy remotos de la sierra, donde el gobierno no tiene recursos para actuar”.Las reacciones a lo dicho por el obispo de Texcoco no cayeron bien a la jerarquía católica. El secretario general de la CEM, José Leopoldo López, matizó las declaraciones formuladas por Aguiar Retes al comentar que éste no se refería a narcotraficantes, sino a delincuentes menores que no podían retirarse del hampa por estar amenazados.La CEM también fijó su posición en relación con el tema. En un comunicado, dijo: “Nos extraña que militantes de algunos partidos políticos, de organismos sociales y de la misma clase intelectual, que, sin conocer el contexto de las declaraciones hechas por monseñor Aguiar, hagan comentarios sobre un tema tan delicado como es el llamado a un cambio de vida”.Días después, el pasado 12 de abril, el órgano oficial de la Arquidiócesis Primada de México, Desde la fe, publicó un artículo, en el que subraya que la iglesia católica condena las actividades ilícitas del narcotráfico. Y asegura que las declaraciones del obispo Aguiar Retes fueron sacadas de contexto.Entrevistado al respecto, el obispo Raúl Vera, una de las voces independientes dentro de la iglesia católica, comenta que el presidente de la CEM habló a título personal porque ese tema no fue objeto de discusión en la Asamblea.Sin embargo, reprueba que la iglesia católica acepte narcolimosnas porque, en su opinión, éstas no representan ningún gesto de generosidad de los donantes, sino que forman parte de una estrategia del crimen organizado para lavar dinero.Es más, sostiene que debe castigarse a los sacerdotes que reciben narcolimosnas, con pleno conocimiento de causa porque lo que están haciendo, en realidad, es lavar dinero del narcotráfico.El obispo de Saltillo, considera que hay una falsa premisa en la iglesia de que el dinero malo se hace bueno porque se invierte en cosas buenas.Expone: “El problema grave del narco es que se trata de un pecado social. Un negocio que tiene por objetivo afectar la vida de las personas, al poner a su alcance un veneno que, luego, desbarata familias y, en consecuencia, la estructura social.Según Vera, los mecanismos que tiene el negocio del narcotráfico implican una estela de corrupción por donde quiera que se le vea. Además, desde el punto de vista moral, es imposible decir que se limpia el dinero, sólo porque se pone carpeta al pavimento, un jardín a un pueblo o se arregla una capilla. Por todo el conjunto de acciones, es un pecado social”.Sobre lo dicho por Aguilar Retes en el sentido de que sólo Dios puede juzgar y perdonar a los narcos., el obispo de Saltillo, responde:“Eso es delicado y grave: La Iglesia no puede prestarse, conscientemente, a recibir un donativo que viene del narco. Y no sólo de eso, sino del dinero que proviene de trata de blancas, de humanos, de las armas. Hay pecado social en el que la iglesia no puede formar parte, en el orden de una institución que tiene que ayudar a la verdad y la justicia.Redondea la idea:“Si un sacerdote se presta al lavado de dinero, entramos al terreno criminal y eso es fatal. Si un Obispo se entera de que el padrecito está recibiendo dinero, no se puede quedar, porque estaría entrando también al manejo criminal”.Vera afirma que la Iglesia no puede proteger a los narcotraficantes.“Aquí hablamos del crimen organizado, de ninguna manera en el caso de nosotros como sacerdotes, podemos erigirnos en colaboradores del Ministerio Público, pero tampoco podemos ser protectores del crimen organizado ¡nomás eso faltaba! “Jamás. La Iglesia no va a ayudar al Ministerio Público, eso sería absurdo; pero tiene sus obligaciones en la persecución de un delito, que es punible y que tiene y ha llegado a alterar el orden público, bajo ninguna circunstancia se puede erigir en protectora de criminales”.
arturo rodríguez garcía
Saltillo, Coah. 21 de abril (apro).- El pasado 5 de abril, en la clausura de las 85 Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM), el obispo de Texcoco, Carlos Aguiar Retes, reabrió un viejo debate que atañe directamente a la iglesia católica: las narcolimosnas.Y es que Retes exaltó la generosidad de algunos narcotraficantes y fue más lejos todavía: manifestó que en México debería aprobarse una ley que permita a los delincuentes arrepentirse de sus actos y reintegrarse a la sociedad.Abundó el también presidente de la CEM: “Los narcotraficantes hacen obras muy significativas para la comunidad: meten luz y se encargan de financiar la construcción de caminos. También construyen iglesias y capillas. Eso ocurre en algunos pueblos muy remotos de la sierra, donde el gobierno no tiene recursos para actuar”.Las reacciones a lo dicho por el obispo de Texcoco no cayeron bien a la jerarquía católica. El secretario general de la CEM, José Leopoldo López, matizó las declaraciones formuladas por Aguiar Retes al comentar que éste no se refería a narcotraficantes, sino a delincuentes menores que no podían retirarse del hampa por estar amenazados.La CEM también fijó su posición en relación con el tema. En un comunicado, dijo: “Nos extraña que militantes de algunos partidos políticos, de organismos sociales y de la misma clase intelectual, que, sin conocer el contexto de las declaraciones hechas por monseñor Aguiar, hagan comentarios sobre un tema tan delicado como es el llamado a un cambio de vida”.Días después, el pasado 12 de abril, el órgano oficial de la Arquidiócesis Primada de México, Desde la fe, publicó un artículo, en el que subraya que la iglesia católica condena las actividades ilícitas del narcotráfico. Y asegura que las declaraciones del obispo Aguiar Retes fueron sacadas de contexto.Entrevistado al respecto, el obispo Raúl Vera, una de las voces independientes dentro de la iglesia católica, comenta que el presidente de la CEM habló a título personal porque ese tema no fue objeto de discusión en la Asamblea.Sin embargo, reprueba que la iglesia católica acepte narcolimosnas porque, en su opinión, éstas no representan ningún gesto de generosidad de los donantes, sino que forman parte de una estrategia del crimen organizado para lavar dinero.Es más, sostiene que debe castigarse a los sacerdotes que reciben narcolimosnas, con pleno conocimiento de causa porque lo que están haciendo, en realidad, es lavar dinero del narcotráfico.El obispo de Saltillo, considera que hay una falsa premisa en la iglesia de que el dinero malo se hace bueno porque se invierte en cosas buenas.Expone: “El problema grave del narco es que se trata de un pecado social. Un negocio que tiene por objetivo afectar la vida de las personas, al poner a su alcance un veneno que, luego, desbarata familias y, en consecuencia, la estructura social.Según Vera, los mecanismos que tiene el negocio del narcotráfico implican una estela de corrupción por donde quiera que se le vea. Además, desde el punto de vista moral, es imposible decir que se limpia el dinero, sólo porque se pone carpeta al pavimento, un jardín a un pueblo o se arregla una capilla. Por todo el conjunto de acciones, es un pecado social”.Sobre lo dicho por Aguilar Retes en el sentido de que sólo Dios puede juzgar y perdonar a los narcos., el obispo de Saltillo, responde:“Eso es delicado y grave: La Iglesia no puede prestarse, conscientemente, a recibir un donativo que viene del narco. Y no sólo de eso, sino del dinero que proviene de trata de blancas, de humanos, de las armas. Hay pecado social en el que la iglesia no puede formar parte, en el orden de una institución que tiene que ayudar a la verdad y la justicia.Redondea la idea:“Si un sacerdote se presta al lavado de dinero, entramos al terreno criminal y eso es fatal. Si un Obispo se entera de que el padrecito está recibiendo dinero, no se puede quedar, porque estaría entrando también al manejo criminal”.Vera afirma que la Iglesia no puede proteger a los narcotraficantes.“Aquí hablamos del crimen organizado, de ninguna manera en el caso de nosotros como sacerdotes, podemos erigirnos en colaboradores del Ministerio Público, pero tampoco podemos ser protectores del crimen organizado ¡nomás eso faltaba! “Jamás. La Iglesia no va a ayudar al Ministerio Público, eso sería absurdo; pero tiene sus obligaciones en la persecución de un delito, que es punible y que tiene y ha llegado a alterar el orden público, bajo ninguna circunstancia se puede erigir en protectora de criminales”.
Perdón de la deuda
Relacionarse y aceptar ayuda del narcotráfico, tiene dos rutas desde la perspectiva de Raúl Vera: la primera y la más importante es, dice, la cuestión moral y religiosa. Y, la segunda, es ante la justicia terrena.“Para que alguien involucrado se zafe delante de Dios es muy difícil, porque es mucha violencia sobre la sociedad”.
El obispo se explaya:“Si una persona quiere obtener los frutos de la revolución cristiana, tiene que reparar el daño”. Con base en ese precepto, considera que un narcotraficante que dejó huérfanos y viudas y que provocó daño en vida, debe repararlo, no directamente, pero debe reparar el daño social, deben pagar la deuda social que tiene.
Transparentar la limosna
Para terminar con ese debate, Vera López propone que se transparenten los ingresos de la iglesia.
--¿Hay alguna propuesta para identificar financiamientos ilícitos?, se le pregunta.El representante de la iglesia responde: “Que yo sepa, una propuesta como tal no. Pero creo que no es difícil saber, normalmente andamos a las alcanzadas. Siempre veo a los padres todos amolados. Si los padres recibieran dineros descomunales sería notorio.
--¿Es viable transparentar los recursos de la Iglesia?Vera dice que no sólo es viable, sino que es recomendable. “Hay diócesis mas disciplinadas que otras y párrocos más disciplinados que otros. Los sacerdotes siempre están realizando obras y el dinero que reciben. Los donativos son un asunto muy delicado, tenemos que tener mucha pulcritud.
Y remata: “el dinero sucio no se limpia”.
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