Última carta
Entrampado en el conteo de los votos de su elección interna del 16 de marzo, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) intenta jugar su última carta: ampliar por lo menos hasta el domingo 30 la presidencia de Leonel Cota Montaño, quien este martes 22 termina su gestión. El coordinador de los senadores perredistas, Carlos Navarrete, asegura que este planteamiento se hará durante el noveno pleno del Sexto Consejo Nacional Extraordinario de este partido, que se realiza este fin de semana. El viernes 18 por la noche Leonel Cota, presidente nacional del PRD, el jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, y los candidatos Alejandro Encinas y Jesús Ortega se reunieron con el propósito de alcanzar un “acuerdo político” que impida la ruptura de ese partido, luego de la renuncia de los miembros de la Comisión Técnica Electoral.
La reunión fue infructuosa.
Sin embargo, alrededor de la medianoche del mismo viernes, en entrevista con Proceso, el coordinador de los senadores perredistas, Carlos Navarrete, declaró que la última carta que tiene su partido es prorrogar el mandato de Cota y del secretario general, Guadalupe Acosta Naranjo, por lo menos hasta el miércoles 30.Esta posibilidad, comenta, fue planteada en “el peor de los mundos”, luego de que el martes 15 los miembros de la Comisión Técnica Electoral, Arturo Núñez y Edmundo Cancino, presentaron su renuncia. Además, dice, “estamos a unos días de que concluya el período de la actual dirigencia nacional”. Incluso, adelanta, es posible que la propuesta se plantee este domingo 20 durante el noveno pleno del Sexto Consejo Nacional Extraordinario perredista. Según Navarrete, quien fue entrevistado al término de una reunión de la corriente Nueva Izquierda, Encinas y Ortega intensificaron sus contactos en la búsqueda de consensos. Pero advierte: “Si las partes no llegan a un acuerdo político sobrevendrá la catástrofe y puede darse el inédito caso de que la principal fuerza política que disputó la Presidencia de la República en 2006 se quede incluso sin Congreso Nacional, sin Consejo nacional y, lo peor, sin dirigentes”.Navarrete sostiene que existe otra opción: nombrar “sustitutos” del presidente nacional y del secretario general, pues es imposible elegir a un presidente interino, toda vez que Cota Montaño y Acosta Naranjo concluyen su mandato este martes 22.Se llegue o no un acuerdo, el proceso de cómputo seguirá su curso, pese a que la Comisión Nacional de Garantías carece de facultades para realizarlo. Ahora, afirma Navarrete, la única instancia facultada para contar las boletas electorales es la Comisión Técnica Electoral (CTE), pero está acéfala tras la renuncia de su presidente, Arturo Núñez.El senador Ricardo Monreal, entrevistado el jueves 17, también considera que la única forma de salvar de la crisis a su partido es lograr el acuerdo político, pues el problema escaló más allá del recuento de votos. Plantea que Encinas y Ortega deben llegar a un consenso; si no ceden, será el Consejo Nacional del PRD el que tome cartas en el asunto. De lo contrario, el partido se quedaría sin órganos de gobierno.“Se requiere de un acuerdo al interior del partido, renunciar a posiciones cerradas. Nadie tiene las terceras partes del CEN para lograr acuerdos. Hay una interpretación muy fuerte de fractura y de ruptura, pero el PRD tiene posibilidades de reencontrar su camino y reencauzar su vida orgánica; para esto se requiere de voluntad política”, indica Monreal.
Los desencuentros
Un mes después de la elección interna, la crisis del PRD llegó a su clímax. Imposibilitados para resolver el diferendo entre Encinas y Ortega, los comisionados electorales Arturo Núñez y Edmundo Cancino tiraron la toalla el martes 15. En un comunicado, ambos explicaron: “Para los integrantes de la Comisión Técnica Electoral está claro que, desde el pasado lunes 7, los procedimientos para concluir el cómputo están agotados para esta instancia. Existen otros organismos del partido que insisten en regresar el cómputo a un espacio donde todos sus elementos legales para hacerlo se encuentran rebasados.”Días antes de tomar esa decisión, Núñez comentó en vista de que los seguidores de Nueva Izquierda e Izquierda Unida “querían un cómputo a modo”, que él no estaba dispuesto a aceptar. Núñez, quien se afilió al PRD apenas el 22 de octubre de 2007 después de militar 37 años en el PRI y con una amplia experiencia en materia electoral, contó que parte fundamental del conflicto electoral fueron las posturas de las corrientes que apoyaron a Encinas y a Ortega.La crisis interna se gestó desde antes del proceso electoral, dice Núñez, cuando el Comité Ejecutivo Nacional perredista decidió repartir a cuatro delegados electorales entre las corrientes orteguista y encinista. Éstos, a la hora de desempeñar sus labores, se convirtieron en representantes de los candidatos y se plegaron a su línea.La polémica, sin embargo, se agudizó la noche de la elección del 16 de marzo, cuando Nueva Izquierda rechazó el conteo rápido de Mitofsky e IMO, que daba el triunfo a Encinas. Ahí comenzó la guerra de descalificaciones.Según Núñez, ante las presiones de los contendientes, el presidente y el secretario general del PRD, Leonel Cota y Guadalupe Acosta, respectivamente, determinaron hacer el conteo de tres tipos de casillas –las que tenían más de mil votos, aquellas en que se habían realizado el 100% de la votación para un candidato y las que no fueron instaladas– en nueve estados donde se detectaron “irregularidades” durante la elección.“De entrada –sostiene– los cómputos comenzaron a ser rehenes de las posiciones de las partes”. Así, mientras los encinistas querían que no se contaran las casillas controvertidas, los orteguistas exigían el recuento de todas las urnas y boletas electorales; después vendrían las impugnaciones ante la Comisión Nacional de Garantías.Y se paró el cómputo, al grado de que el 23 de marzo –una semana después de la contienda– los organizadores no pudieron entregar resultados como lo tenían previsto. El conteo se trabó durante varios días, durante los cuales hubo reuniones y se instalaron mesas políticas. Todo fue en vano. Camilo Valenzuela, presidente de la Mesa Directiva del Consejo Nacional, convocó para la semana siguiente pero no prosperó; hizo un segundo intento a principios de abril pero tampoco tuvo éxito. Espera que en el tercer intento, programado para el viernes 19 y sábado 20 de abril, se logre un acuerdo y se proponga que la dirigencia nacional amplíe su mandato hasta el miércoles 30.En ese período, los perredistas intentarán destrabar el recuento de votos. Por eso intensificaron las reuniones la semana pasada. Sin embargo los candidatos se inconformaron ante Garantías, que ordenó a la CTE seguir contando los votos en 12 estados que estaban en litigio. Avanzaron sólo en tres.Núñez insiste en que renunció porque “no existían condiciones para continuar el cómputo y estábamos regresando a lo mismo”. Cada corriente quería realizar el cómputo a su modo.
No funcionaron las reglas
El jueves 17, la Comisión Nacional de Garantías comenzó la etapa de calificación de la elección del 16 de marzo y anunció su determinación de terminar con 7% del cómputo que falta, pese a carecer de facultades para ello. En conferencia de prensa, los integrantes de esta comisión aseguraron que se tomó una resolución “extraordinaria” debido a que el partido está “en una situación extraordinaria”.Ante este escenario, la presidenta de la Comisión Nacional de Garantías, Ernestina Godoy, comenta que este “esfuerzo” se dio para que el partido no siga “en vilo”; dice que más allá de la calificación del proceso y de los resultados de la elección, lo importante es superar el encono que enfrenta a las corrientes internas.“Se reflejó lo que ha venido pasando desde hace un buen rato en el partido y hay diferencias que se han soslayado. Efectivamente, hay dos visiones de relación con gobierno, actividades parlamentarias y muchas cosas sustanciales”, dice Ernestina Godoy.Sobre las reglas electorales que se crearon en el X Congreso Nacional Extraordinario de agosto de 2007, donde cambiaron estatutos y la línea política del PRD, Arturo Núñez y Ernestina Godoy aseguran que, lejos de alivianar el proceso, lo complicaron. No hay reglas definidas, dicen; en este aspecto el Cofipe es más claro.Desde 1999, luego de que se anuló la elección interna del PRD debido a las irregularidades cometidas durante el proceso electoral de 1997, los militantes de este partido advirtieron que debían mejorar sus órganos, procedimientos y reglas. Entonces se modificaron los estatutos y la línea política partidista; también, la forma de elección de los órganos de dirección interna, y se determinó que el voto universal y directo en el Congreso fuese indirecto. Así mismo, se emitió un resolutivo que posibilitará alianzas coyunturales con el PRI. Variaron las reglas electorales y se transformaron los órganos directamente responsables del proceso electoral: se le quitó la autonomía al Comité Nacional del Servicio Electoral y Membresía CNSEyM, que se transformó en la Comisión Técnica Electoral (CTE) dependiente del Comité Político Nacional (CPN) que supuestamente entró en funciones el 1 de noviembre de 2007.En esos cambios desaparecieron el Registro Nacional de Afiliados, que fue sustituido por una Comisión de Afiliados dependiente del Secretariado Nacional. Además, a la Comisión Nacional de Garantías le quitaron el carácter de vigilancia y las facultades para sancionar. La CTE y Garantías comenzaron a operar el pasado 1 de enero sólo para este proceso electoral (Proceso 1636).Arturo Núñez insiste: “A pesar de las modificaciones seguimos teniendo normas deficientes e insuficientes, contradicciones en las mismas reglas que permiten ser interpretadas de un sentido u otro con facilidad.”
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